La camarista de Lila Avilés solo tuvo la oportunidad de estar en cartelera unos días, y fueron los previos a que el confinamiento nos dejara a todos en casa, por eso poco se pudo disfrutar en salas. Ahora en Filmin está disponible el primer largometraje de ficción de la joven directora mexicana.
En 2018 en los Premios Ariel obtuvo el premio a Mejor ópera prima. La camarista bien se podría tratar de un documental, de esa vida simple a la vista y dura a lo físico de una persona que parece un número pero nada más en un sistema y en una empresa.
Eve es camarista en uno de los hoteles de más prestigio de México. Tiene un hijo de cuatro años al que no puede cuidar, debido a sus largas jornadas, pero cree que alcanzando un ascenso a la planta 42 todo cambiará y podrá estar junto a él.
Los colores son algo que son muy reveladores en La camarista, son tonos neutros suaves, pero al mismo tiempo distantes. La protagonista juega con sus grises, que son su uniforme, pero que al mismo tiempo refleja su vida y su interior. Y está rodeada de blanco, esas toallas, las sábanas, que están marcando una escala social, la distancia entre los colores marca la que existe entre ella y lo que le rodea. Ese hotel que está lleno de huéspedes a otro nivel, hasta llegar al 42.
Durante todo el metraje hay una pregunta constante el 42 y el vestido rojo. Ese piso al que quiere llegar a limpiar, pues es una escala superior y ese vestido rojo que será una recompensa, cuando llega lo rojo ya no combina con su sonrisa, ya no hay esperanza se ha perdido e incluso desentona.
Tan presentes como ausentes son esos familiares que están tras el teléfono, esa fuerza que da a Eve el seguir adelante con su vida y su trabajo, por tener una meta y poder llegar. Su hijo de cuatro años, es protagonista sin estar presente, es su meta, su aliado, al menos es lo que entendemos en esas conversaciones cortas, con las prisas típicas de llamadas realizadas a escondidas en un lugar donde ella está en los peldaños de abajo, donde mirar es el único privilegio.
Cada día de la película parece que va a ser igual, pero no Lila Avilés ha impuesto en ese comienzo de cada día, un nuevo reto para la protagonista, un nuevo obstáculo que ha de superar. Ante todo destacar la manera de plasmar la rivalidad no solo de clases si no entre los propios compañeros, una lucha que la inocencia no sabe de ella, pero la sufre.