Hacer un resumen o una idea escrita de una obra cinematográfica que supera los 800 minutos es algo complicado. La flor de Mariano Llinás es todo un reto para el espectador al igual que sería para él.

La flor contiene todo tipo de géneros, desde la comedia más irónica y disparatada, hasta el drama envuelto en papel de thriller, con cine de espias cual matahari, sin dejar la historia de lado o el propio surrealismo que relata todos los años de grabación, diez concretamente.

Seis capítulos de mayor o menor duración donde la voz en off suele jugar un papel importante, excepto en las dos últimas historias, que son otro cantar sin voz.

Si Mariano Llinás comienza con un guion donde una momia es la protagonista, donde las historias de ancestros y de mitos cobran su importancia, nos adentraremos en una parte muy importante de la zona que se refleja y donde está rodada, donde el pasado es algo importante a recalcar y aquí cada una de las protagonistas encara una situación emocional y una personalidad totalmente dispares.

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Ya en la segunda, posiblemente la más convencional, no es ni más ni menos que una historia de amor al uso, de desengaño, de desamor y de desafío entre esos amantes que se desean pero se odian, donde las narraciones varían dependiendo desde la óptica que se mire, él o ella, tan melancólica una como la otra versión, tan telenovelesca como lo queramos ver.

Ya en la tercera es cuando la extensión del metraje da para mucho, para engranar por parte del director y guionistas guiones dentro de guiones, subhistorias que completarán las principales y por momentos que nos harán desprendernos de la parte anterior del visionado, pero sin olvidar el nexo de unión que son esas mujeres, las protagonistas, diferentes, opuestas pero con un denominador común, féminas, con anhelos y desvelos, y con una individualidad apabullante que está insertada en cada mirada.

Aquí la que contiene el guion más elaborado y llevado a cabo visualmente, donde el mundo del espionaje cobra nombre de mujer protagonista, y donde las idas y venidas a un referente como es aquella persona que capta, como, cúando y donde, es otra pieza principal de un puzle que se comienza a casar cuando ya están contadas cada trama de las cuatro chicas que se funden en una, puesto que en conclusión todas están en el mismo barco y con el mismo destino, ahuyentar la más absoluta soledad.

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He de decir que la cuarta parte será surrealista, pero entusiasma, nada clásica con un guion que parece improvisado, que contiene el carisma y la ironía suficiente para enganchar desde el primer instante, esa narración del director como si de su cuaderno de bitácoras de una grabación de su película y de sus dificultades se tratase, tanto a nivel creativo, de inspiración y de financiación, hace que uno siga ese viaje suyo de una manera divertida sin pensar si realmente lo que nos está contando es una ficción total o contiene parte de verdad, es solo una película a destacar y a reivindicar en todo su conjunto y que completa las anteriores con un protagonista clave Casanova.

Partie de campagne de Jean Renoir – basada en un relato de Guy de Maupassant- es la inspiración para el quinto capítulo, donde lo clásico es lo que se remarca, donde la imagen es todo uno, 40 minutos de cine mudo, pero que

El sexto capítulo es pura naturaleza, puro lanzamiento a la figura de la mujer, y en cierta forma a la maternidad, al igual que el anterior juega un apartado muy importante la imagen, que se une con los títulos de crédito, casi 38 minutos, donde todo es pura óptica y donde cuál cuaderno de bitácoras, unido a esos cuadernos que el director ha ido mostrando en todos los capítulos, cierran en cierta forma cual colofón de agradecimientos a cada uno de los integrantes del equipo, pero al mismo tiempo al cine y a sus distintas formas de enfocarlo y tratarlo.

Al final la flor, la araña, el amor, Casterman, Casanova, los amantes, los pétalos que se deshojan para saber si la felicidad y el amor llegará a cada una de los cuatro puntos cardinales de la flor es todo uno, y no es otro que las protagonistas, esas mujeres que bajo cada disfraz, bajo cada nombre tienen de apellido la palabra libertad al lado de nombre mujer.

Si queréis escuchar una entrevista del director con de Samuel Alarcón en este enlace podéis disfrutarla y conocer de la mano -voz- del propio director, que además es una clave y enlace principal en su película. Y si alguien quiere leer un artículo mucha más meticuloso que el mio y con muchas más referencias Miguel Martín lo hace aquí.

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Título: La flor País: Argentina Duración: 808 minutos Dirección: Mariano Llinás Imágenes: Agustín Mendilaharzu Montaje Agustín Rolandelli y Alejo Moguillansky Sonido: Rodrigo Sánchez Mariño Música: Gabriel Chwojnik Arte Laura Caligiuri Vestuario: Carolina Sosa Loyola y Flora Caligiuri Asistentes de Dirección: Agustín Gagliardi y Felicitas Soldi Producción: Laura Citarella Intérpretes: Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa, Laura Paredes Producida por El Pampero Cine – Piel de Lava Con el apoyo de Hubert Bals Fund – Visions Sud Est – Turner International – Universidad del Cine Mecenazgo Cultural Alianza con Florencia Juri – Argentina Cine – Proa

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