Hay una edad que parece a veces estar desamparada en la cultura, es esa edad casi llegada a la adolescencia, entre los 10 y 12 años, que no están ya para ver las típicas películas de Disney o similar, pero tampoco encajan en otro cine, música o literatura.
Binti aborda muchos temas que en el paso de la infancia a la adolescencia suelen incluso resultar más difíciles de asumir o comprender. ¿Cómo se le explica a una niña de doce años que no es aceptada en un país que no es el suyo? ¿Cómo puede un niño comprender que sus padres no estarán ya juntos, aunque para él sean su familia, y ahora tendrá dos?
La dulce etapa de creer en la felicidad por encima de todo, cuando uno no tiene más obligaciones que estudiar y ir creciendo internamente poco a poco, suele estar llena de trabas, de zancadillas que la sociedad impone y que nosotros mismos nos empeñamos en reforzar, y aquí está todo insertado en la historia de esos dos niños dispares, a años luz de parecerse pero que en el fondo tienen una meta y es su felicidad y la de sus padres.
Binti y su padre Jovial viven en Bélgica aunque son del Congo. La vida para ellos no es fácil, no tienen sus papeles en regla y a veces tienen que estar huyendo por las redadas. Binti esconde su miedo detrás de su pasión de ser youtuber, como su ídolo, Tatiana. Ahora tras escapar de la policía coinciden con Elías y su madre Christine, separada y con un hijo que se aferra a que su vida vuelva a ser la que era antes del divorcio y al Club de los Okapi que tiene, un club en el que solo está él. La alegría de Binti invadirá esa casa en todos los sentidos.
La directora Frederike Migom ha incluido la política social dentro de una historia de adolescentes buscando su lugar. Los dos protagonistas Binti y Elías tienen una lucha entre la razón y el corazón, conociendo a base de golpes que la vida no es todo aquello que se ve detrás de una pantalla, o de lo que se cuenta.
Al mismo tiempo la naturaleza irrumpe en un guion que parece que meramente se fijaría en los personajes y sus historias, pero el hecho del club de Elías entorno a un animal en peligro de extinción como el okapi, hace que la cinta se vuelva incluso reivindicativa ya no solo a nivel sociopolítico si no también en cuanto al respeto de la ecología y los animales. Buena parte del metraje de los niños está en ese refugio que es un bosque, y brinda un homenaje a la naturaleza y a saber disfrutar de ella.
Es verdad que el guion posee varios tópicos que uno se ve venir, pero se puede ver como una moraleja en cuanto a toda la temática social que abarca y cómo una sociedad, en este caso la belga, se enfrenta a la inmigración y a los distintos niveles económicos, al clasismo y a las etiquetas que nos imponen.
Binti de Frederike Migom está dentro de la sección infantil de Mostra Internacional Films de Dones de Barcelona con una actividad virtual mañana día 13 a las 12 de la mañana Hacer vídeos para cambiar el mundo:
Taller-tutorial para aprender a hacer vídeos transformadores, como los que la protagonista de Binti. Una youtuber sin fronteras y su amigo Elias llevan a cabo para apoyar a los okapis en la película de Frederike Migom. Aprenderemos trucos creativos que darán dinamismo a nuestros vídeos como juegos con la cámara o técnicas de animación fáciles de implementar en casa, mientras nos divertimos con las ideas delirantes de Eva Ortega.
Un taller desarrollado con Pack Màgic y Construir mirades.