En la mayoría de los festivales que se realizan hoy en día, actualmente online dado la situación socio sanitaria existente, hay una retrospectiva de cineastas que a veces no conocemos tanto, pero que no por ello no posean una filmografía digna de reseñar, incluso a veces es lo más interesante del festival en sí.

Este es el caso de la retrospectiva o monográfico de la directora colombiana Marta Rodríguez, de quien nos presentan cinco de sus obras. y que están disponibles hasta mañana día 14 en Filmin dentro de la Muestra Internacional de Films de Mujeres de Barcelona dentro del Proyecto Archipiélago que durante todo el año tiene más eventos llevándonos al mundo cinematográfico de más directoras.

Los trabajos de Marta Rodríguez que se han incluido en la Muestra poseen una mirada limpia a la realidad de años atrás, pero que lamentablemente no nos quedan tan lejanos. Esas denuncias de los latifundios, de la necesidad del trabajo explotado desde la infancia para sobrevivir, de las pésimas condiciones laborales y sus efectos secundarios, la expropiación de tierras y de falta de una vivienda y trabajo digno, o el respeto por la cultura y la tierra en sí.

Un cine documental con la cámara captando la mirada y los hechos, mucho más allá de las palabras, que se combinan con las declaraciones de los protagonistas, de unas voces en off que narran las imágenes y todo lo que sucedía en cada momento.

Pensar que todo lo que Marta Rodríguez cuenta, plasma y quiere mostrar al mundo con su obra ha pasado, sería faltar a la verdad, esa que está tan implícita en cada fotograma, captando la esencia de la marginación y la opresión de la superioridad del poder años atrás y que hoy en día sigue vigente aunque esté dibujado y estructurado de otra manera.

Casi todo la carrera de la directora está realizada junto a su marido Jorge Silva, dirección junto con ella y a cargo de la fotografía. Casi todos los trabajos mediometrajes los que se exhiben excepto Nuestra voz de tierra, memoria y futuro, siendo la cinta una obra restaurada de Copia restaurada por el Arsenal Institut für film und videokunst (Berlín).

Chircales nos lleva por ese trabajo cinematográfico sencillo, sin florituras como toda su trayectoria, donde la imagen es totalmente protagonista en un blanco y negro que destaca la dureza de las imágenes, aunque lo que veamos apriori es el lanzamiento de un trabajo para los campesinos que tuvieron que dedicarse a la fabricación de ladrillos cuando fueron a ganarse la vida a Bogotá en un barrio llamado “Tunjuelito”. Aún así Chircales plasma la búsqueda de la normalidad, deseo de vivir y celebrar las tradiciones por parte del pueblo, dentro de sus posibilidades

Campesinos y Chircales tienen en común el denunciar visualmente la explotación por parte de las grandes haciendan se arrendaban para una trabajo en concreto. Campesinos era para trabajar la tierra, pero si uno ve lo que podían hacer, parece que meramente podrían sembrar para sobrevivir, nada de café que para ello ya estaban las explotaciones de los grandes latifundios y si no cumplían sus normas ahí estaban los castigos, cuál esclavos. Una de las partes más duras de la cinta.

Aunque todas las películas que se exhiben son dignas de reseñar me quedo con Nacer de nuevo, donde la mujer, en esencia es la protagonista de subsistir frente los avatares no del destino, si no de los daños medioambientales como es en este caso de la erupción del volcán Nevado del Ruiz en noviembre de 1985 que se llevó las pertenencias y sustento de muchas persona y cómo sobreviven después del suceso, la protagonista una mujer que no decae pese a las adversidades.

Y por supuesto Amor, mujeres y flores donde los testimonios de las trabajadoras del cultivo de flores en la Sabana y sus consecuencias en los efectos causados en su salud por los pesticidas, refleja lo que ahora se viene reivindicando y denunciando pero que todo en la historia ya estaba escrito, en estos trabajos y en muchos anteriores de directores y directoras que querían escribir sobre la verdad de la sociedad que crece pero a costa de muchos para unos cuantos. Unas condiciones precarias de trabajo, un salud afectada principalmente a mujeres, desde muy temprana edad, por las secuelas de lo que se utilice para que la belleza de un flor se disfrute,

La parte positiva, si se puede llamar de alguna manera, es la unión que se produjo por parte de todos los trabajadores, hombres pero mayoritariamente mujeres por luchar por unos derechos dignos en su trabajo, aunque la presión de los estamentos no dejaran que siguieran adelante. El epílogo de la cinta va dirigido a Jorge silva, que falleció con 46 años por las presiones que tuvo por reivindicar los derechos de los trabajadores y mostrar la verdad del pueblo colombiano por sobrevivir.

La Muestra que además de tener las películas en Filmin tiene actividades paralelas en concreto con respecto a la retrospectiva está una charla entre la propia directora y Laia Manresa que se puede disfrutar en la página de la muestra pero aquí os dejamos.

Una ocasión para conocer de la propia voz de Marta Rodríguez su cine y todo lo que quería contar en imágenes durante toda su carrera.

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