Suria Comunicación

En el pasado mes de marzo la última película de Théo Court tenía que haber sido estrenado, las circunstancias epidemiológicas hicieron que su estreno se pospusiera, y ya es el momento de ver Blanco en blanco en gran pantalla. Una cinta que ya ha pasado por distintos festivales, tales como el Festival de Gijón y Festival de Venecia: Premio FIPRESCI (Sección Orizzonti) y mejor director.

Durante el Festival de Gijón el director estuvo presente y pudimos tener una breve charla con el y que nos contara algo más sobre una cinta, que evoca el drama de época y el western, al mencionar esto el director nos dice que: la lucha entre lo salvaje y la civilización. Quería crear un triángulo entre la institutriz, la niña y el fotógrafo que comienza con un género y termina siendo un western. .

Blanco en blanco fue rodada en cuatro semanas, en Tierra de fuego y Gran Canaria, pero Théo Court no sabe calcular el tiempo que le ha llevado en su totalidad la película, entre guion, financiación, grabación, montaje y presentación de la misma.

Un guion que comenzó a solas, pero se adaptó y se enriqueció, según sus palabras, cuando entró a formar parte del proyecto su amigo Samuel M. Delgado, cree que fue algo muy positivo para el resultado final de la película.

Nos parece que la fotografía aquí cobra especial relevancia, no solo por el protagonista si no que va mucho más allá. Para el director Blanco en blanco el fotógrafo, protagonista, y el cineasta, éste nos muestra la estética de lo amoral teniendo una visión parcial de las cosas al igual que el fotógrafo, pero existiendo la dualidad ya que también retrata momentos deleznables con el paralelismo al cineasta. Por eso que la fotografía tuviera esa cercanía a lo estético y esa preocupación por la luz también era importante, y el protagonista, también lo tiene. Además de ver como todo es una especia de rodaje y los miedos al respecto, ahí están desde las dos vertientes.

Pero es verdad que cuando uno ve la cinta, y observa las secuencias de plano contraplano del personaje del fotógrafo y la niña, ahí se observa la perversidad en los silencios, en las miradas y en las pocas palabras que hay con la gran sutilidad en guion de dejar al espectador que interprete quién incita a quien. Y ahí volvemos a la palabra dualidad que el director ya ha mencionado en distintos momentos.

A la hora de grabar han buscado en lo digital los tonos más apagados, con menos definición, una cámara un poco más sucia, las imágenes más oscuras. Para Théo en lo digital casi siempre se ve igual y por ello quería marcar diferencia, en esos tonos pasteles que utiliza pero tirando a la oscuridad, que en sí define la historia que cuenta.

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Un arco en la decadencia es lo que define, según sus palabras, a los personajes, lo cual domina a los mismos pero también al espacio y a los sistemas que les rodean. Aquí ha querido marcar que la mirada está fijada en el hombre tal y como ven las cosas, y las mujeres están en otro espacio y sin una voz. Cree que parte de ese contexto se podría trasladar incluso a la actualidad

Alfredo Castro fue desde el primer comienzo en la película, Court nos cuenta que desde que le envió el guion en 2012 el actor lo aceptó, y comenzaron a trabajar en el hecho de que fuera un personaje activo solo cuando representa la fotografía, y después solo un observador de las cosas. Luego entró el actor alemán Lars Rudolph, que era el antípoda del personaje de Alfredo, siendo un personaje que hablaba mucho más, con otra energía y le llevaba a la dualidad que tenía con Alfredo. Pero para el director lo fundamental para elegir al actor principal es cómo trabajo el rostro y la mirada Alfredo Castro, y al mismo tiempo su tono de voz.

Para crear el personaje principal, ha partido desde la fotografía, ya que para él cobraba volumen desde las mismas, en cuanto a sus deseos y sus motivaciones, después fuera de ese entorno es un mero observador, y con algún pequeño matiz, ya que es alguien que solo vive para maquillar la realidad y llevárselo a su realidad propia.

Algo tremendamente importante es mostrar las capas sociales para el director, ver el poder que sustenta el hombre que se quiere casar con una niña. Partiendo de un poder invisible que es la capa social va entrando en las capas sociales donde ya entra el fotógrafo. Para Théo Court, esto era algo que quería enfocar mucho, ya que en Chile es algo que se nota mucho, siendo un país muy clasista. Incluso habla del pasado y esas marginaciones para realmente hablar del presente, esa idea está en todo momento en su cabeza, de ahí el título de la película: esa especie de página en blanco que nos permite comenzar a reescribir la historia, para siempre volver a escribir nuevamente , porque siempre la estamos tapando y volvemos al mismo círculo. Por eso mostrar el sistema del poder, al cuál estamos sujetos, incluido el artista que es alguien que trabajo para el poder como forma de sobrevivir, que el algo que a mi me ha pasado, a veces tienes que perder tu ética para trabajar como artista, entrar en la burocracia para poder sustentarte.

Aunque de primeras uno pueda evocar a Goya y La maja vestida en una secuencia el director hispano chileno nos confirma que su idea surge de una colección de fotografías de Lewis Carroll , una serie fotográficas sobre niñas, Alice, a las que hacía posar como adultas y que poseía una ambigüedad  sexual muy fuerte.  

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