Karma Films

Saber lo que pasa o no pasa por la cabeza de una persona es muy complicado, ni siquiera esa misma persona sabrá lo que ocurra en su interior, ni lo que le influye de su alrededor para realizar determinados actos.

Aurora cumple 70 años y lo celebra con sus cuatro hijos y nietos, todos se han reunido para el acontecimiento, en la casa familiar. Cuatro hermanos distintos, dispares y que desde que falleció el cabeza de familia Jean-Pierre, el mayor de todos, tomo el papel del hombre de la casa, intentándose ocupar del resto, incluida su madre.

Por otra parte está Juliette, que después de mucho tiempo a sus cuarenta años va a tener su primer hijo y que quisiera cumplir otro sueño, el ser escrito. Margaux es fotógrafa, independiente, y quiere la libertad por encima de todo. Finalmente está Mathieu, que es la indecisión en persona hasta que consigue seducir a su compañera Sarah.

Una trama y drama familiar que tiene varios tópicos que ya hemos visto con anterioridad, y que parece que nada nos va a sorprender, pero en ese tramo final tan exabrupto llega a conocerse mucho más de cada personaje en unos instantes que en todo su anterior metraje.

En la cinta la palabra pasado cobra un sentido mucho mayor, tiene la llave para conocer las claves de los acontecimientos, pero no son necesarios conocer todos al completo para entender o mínimamente comprender ese final, no tendría porque ser así, pero si poder ver que los límites emocionales son muy dispares en cada persona.

Karma Films

Cada uno de los protagonistas tiene su parcela en la película, una cinta coral, llevándonos con independencia de la unión entre ellos, a contarnos las carencias y los anhelos de cada cuál, teniendo un denominador en común, que es el amor, que es algo que marca cada personaje, incluso pudiendo ser al trabajo en sí, ni siquiera tiene que ser una persona.

Esta forma de componer el guion y la película parte del libro homónino de Anna Gavalda, que son cuentos cortos, por ello la película separa las historias de cada uno de los protagonistas, antagónicas pero muy cercanas, con un nexo de unión, en este caso, el familiar.

Es una cinta sosegada, por momentos lenta, que parece no querer trasmitir mucho solo que la corriente de los personajes nos lleve, hasta que llega el protagonista en sí, la soledad. Después de esas reuniones familiares, esos éxitos profesionales, esos fracasos personales, esos desamores, llega la cruda realidad, y la sombra de lo que uno es, para cada uno de ellos y llega el desenlace final de uno de los personajes, que será el inicial para el resto de ellos.

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar a veces abusa en demasía de esos silencios, de esos planos centrados en la angustia interna de los protagonistas, pero es la forma de focalizar el drama, algo que inicialmente viendo el cartel nadie pensaría. Muestra la delgada línea entre la felicidad y el dolor, entre el amor y el odio, entre el deseo y el desapego.

Título original: Je Voudrais Que Quelqu’un M’attende Quelque Part Duración: 90 minutos País: Francia Dirigida por: Arnaud Viard Reparto: Jean-Paul Rouve, Alice Taglioni, Aurore Clément País: Francia Música: Clément Ducol Fotografía: Emmanuel Soyer

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