En Patria tenemos dos familias, las dos luchan por lo mismo. Bueno, quizás no…

En realidad son dos familias que solo se preocupan de vivir el día a día, pero las ideas, los símbolos, la selva del lenguaje, eso que mueve a los hombres, esa parte irracional o más abstracta e ideal, aquello que nos trasciende y asciende, lo que eleva nuestra estatura hasta el cielo, lo que nos alza definitivamente del suelo y nos aleja de lo puramente animal e instintivo, lo que nos hace pensar en el libre albedrio, todo lo que significa esa palabra tan denostada que llamamos libertad. O si quieres también, lo que nos vuelve más absurdos y manipulables, tan estúpidos, carne de cañón en manos de tipos siniestros y sin escrúpulos; tú eliges la versión que más te guste.

Los tipos siniestros que nunca dan la cara se pueden llamar señor X o “el barbas” en estos tiempos recientes.

En la época que nos cuenta la serie de HBO se llamaban Francisco Múgica Garmendia, Pakito; José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, y Joseba ArregiErostarbe, Fitipaldi, asesinos sin escrúpulos que mandaban a niños a matar en nombre de la PATRIA. Mientras, a pocos kilómetros de distancia, el estado torturaba en Intxaurrondo a cualquier sospechoso de pelo largo y pendiente en la oreja, con el general Galindo a la cabeza y con el beneplácito del misterioso M. Rajoy (ups…, perdón era el el señor X, siempre les confundo).

Dos cúpulas elitistas dictando quién debía morir o vivir.

Dejando claro el trasfondo histórico de la serie vamos a lo cinematográfico.

Aitor Gabilondo y el equipo de HBO España han decidido hacer una serie contada desde varios puntos de vista, en concreto todos los personajes nos cuentan lo que paso con sus vidas antes, durante y después del horror.

Un Rashomon, en lenguaje vulgar.

Este recurso funciona bastante bien si se hace bien (Russian Doll), pero cuando no es así se vuelve aburrido y repetitivo, justo lo que sucede en este caso.

Todos los personajes tienen su arco narrativo bien desarrollado. Gran acierto, pero el guión hace aguas por todos los lados. En los 80 no se hablaba de esa manera. ¿Porque los productores no contratan a unos buenos dialoguistas?

Estos diálogos mal desarrollados hacen que todo lo demás poco a poco decaiga. Ni siquiera el gran trabajo de las dos inmensas actrices protagonistas salvan la función.

Si te molestas en hacer una gran dirección artística pero no lo acompañas de nada más, el resultado final se queda en agua de borrajas. En la serie siempre llueve mucho pero eso solo no basta.

Lástima de oportunidad desaprovechada. Nuestro pasado reciente merecía una gran serie y ésta no lo es.

Telebasura aparte, por cierto, vista por muchas generaciones, empezando por mi anciana madre, o extremas derechas (sus líderes son todos de la misma clase social que lleva mandando en España desde los años 40 del pasado siglo). La cuestión es que a la generación que entra en estos momentos en el final de su etapa educativa, o la que pretende entrar en el mercado laboral , o anteriores, el sistema empresarial, la globalización, el libre mercado, la revolución tecnológica o el mercado financiero, solo les ofrece migajas, ningún futuro, solo precariedad y trabajos basura. En Inglaterra, los llamados Chavs que Owen Jones retrataba en su libro (muy recomendable), son la clase trabajadora arrasada desde hace décadas, muchos racistas y violentos, especialmente con los europeos del sur, o sea, nosotros (Españoles); colgados del alcohol, drogas, pro Brexit. En USA se les llama despectivamente White trash (basura blanca),  una amplia mayoría no vota o votan a Trump (lean a Donald Ray Pollock). Y en Francia” la Banlieue”, los barrios donde lo único que importa es el fútbol (un negocio manejado por sátrapas de Oriente Medio a los que Occidente da vía libre, porque el consumo es lo primero), muchas veces acompañado de una violencia extrema (vean El odio de Mathieu Kassovitz).

Estás generaciones más jóvenes viven en la inmediatez de las redes sociales y en las series de las plataformas. No leen en profundidad, nada de prensa escrita, Wikipedia es su fuente en muchos casos.

Y si a estas generaciones les ofreces algo como PATRIA puede que incluso se la crean, y eso es un peligro. Aquello fue mucho peor.

Después de dos jornadas de festival. Las impresiones para el que esto escribe son realmente positivas. Poca prensa acreditada (por lo que me cuentan los habituales, esto no es normal, evidentemente), poco público, nada de colas ni aglomeraciones, mucha distancia social. La organización está muy bien dadas las circunstancias.

Problemas menores para conseguir entradas por la reducción de aforos y poco más.

Veremos los que nos depara el resto del festival.

Este mismo texto será publicado por Diego Rodríguez en www.lacisternigadigital.com

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