Maui de Utrera presenta «De Madrid al cieno» y he tenido la ocasión que tuviera a bien de responderme unas preguntas sobre ella, sobre su carrera, su música y su arte. Tuvo como madrina a Martirio, y eso seguro que haya marcado parte de su estética, pero lo que si se puede decir es que Maui es naturalidad hecha persona, con respuestas que salen desde la verdad y dejando ver de dónde viene, de quién mamó el arte, su padre y a dónde quiere ir, a seguir cocinando letras con su guitarra.

Artista, cantante, compositora, actriz… y mucho más. ¿Qué hay detrás de ese más?

Experta hacedora de potaje, gran pisadora de charcos, ¡¡equilibrista de la vida y del amor también…ná!! Es broma…Ese «Mucho más» puede referirse al ingrediente secreto con el que aderezo mis directos, que es tan secreto que ni yo sabría definirlo con claridad, pero te animo a que vengas a descubrirlo.

Algún tiempo con Los Sirénidos y desde hace años en solitario. ¿Qué te hace dar ese salto?

Sentir la adrenalina de esta aventura que es la vida, las ganas de experimentar, de jugar, de aprender, de saltar al vacío sin que nadie te empuje.

¡Cogí mi maleta y salí del Albaicín para establecerme en Malasaña, me encantan los contrastes! Y no me equivoqué, si Granada me vio dar mis primeros pasitos, Madrid me entregó unas alas que me sentaron fenomenal.

Hay una evolución en tus discos, aunque en todo la base es el flamenco, pero poco a poco vas incorporando más géneros. ¿Cómo es esa evolución creativa?

En realidad, aunque el flamenco es un lenguaje natural para mí por mi raíz, yo lo que hago es «contar historias», soy una artesana de la canción y cuando escribo doy absoluta prioridad a las letras y ellas siempre encuentran solitas traje que mejor les sienta.

No pienso en estilos musicales, más bien busco sonoridades que resalten lo que se quiere transmitir.

¿Cómo es tu forma de componer?

Un absoluto desastre…Cuando llega la idea me abandono, y dejo los platos sin fregar, las noches sin dormir, …

Normalmente aparece primero la letra, al menos unos andamios de la historia, no todo lo que escribo son vivencias propias, aunque hable en primera persona, me encanta observar a los demás, o enredarme en alguna situación curiosa que encuentro por ahí…después cojo mi guitarra y trabajo los colores que necesitan esos versos, me empecino mucho, le doy mil vueltas y siempre ando buscando el diamante de lo popular, lo aparentemente simple.

Cuando la canción nace, y estamos ella y yo a solas…ese pequeño y efímero momentito, es la felicidad condensada.

Casi todas las letras son buscando la positividad, incluso la sorna. ¿Desde qué emoción se escribe mejor?

Se escribe a gusto con cualquier emoción que sea pura, no sucedáneos…pero a mí me funciona bien la alegría mojadita en verdad, por eso que en casi todas mis canciones hay mensajes ocultos, segundas lecturas, el humor puede ser algo muy serio.

Se nota en tus letras un poso de poesía, de hecho, en algunas parece que recitas, ¿Qué necesita una canción para tener ese tono, y que te seduce de ello? 

El baile de las palabras para construir un verso, la belleza de la sonoridad que provocan esas palabras juntas, no sé…en la poesía hay un misterio que engancha y cuando la pruebas quieres más, es como el jamón de pata negra.

¿Cuáles son tus influencias musicales, y cuáles de ellas se reflejan en tus composiciones?

Soy muy ecléctica, escucho a Tomás de Perrate y a Rostropovich, a Kiko Veneno y Ella Fitzgerald, y todos me aportan, pero si alguna influencia se hace latente en mi música, sin duda es la de mi padre.

Él me contagió el gusanillo de componer, de poner acordes en la guitarra, ¡él me llevó a todas esas fiestas gitanas que viví en mi infancia...él es mucho!

Un video muy colorido, que evoca la naturaleza y la naturalidad de la persona. ¿Cómo fue la creación del mismo?

Entretenida, muy entretenida…

Rodamos entre Morón y Utrera, con Miguel Rey detrás del objetivo, Susana Ávila a la producción, Barbara Mauriño encargada de decoración y vestuario, y gente muy bonita que nos prestaron sus casas rurales y su alegría.

Nos reímos fuerte en el rodaje, desde la convivencia con los animales hasta meter los pies literalmente en mierda, todo fue una aventura que abordamos desde la ilusión y eso es lo más parecido a volverte niña.

No es la primera vez que tratas en tus temas lo rural, pero hay más énfasis en ello, ¿ha influido en ello la pandemia y la crisis social que estamos viviendo?

Ummm…creo que este es mi primer tema rural, ¿no me habrás confundido con el Koala? Jajaja

Sin duda, la canción está inspirada en esta especie de «moda» de lo rural, provocada por la pandemia, pero también muy promocionada por la televisión (programas, series…)

Las imágenes que te ofrece la canción son muy sugerentes y cada uno puede llevárselas a su terreno… puede ser una oda a la vida en el campo o un reflejo de la idealización que hemos hecho de esa vida en el campo…

La naturaleza salvaje es maravillosa, muy dura.

¿Qué nos vamos a encontrar en este nuevo trabajo?

Aún estoy volcando ideas en el papel, pero hay algo que tengo claro, será un trabajo con altas dosis de humor y su poquito de pellizco, que además no solo comprenderá un disco, también lo llevaremos a escena con un espectáculo que va más allá de un concierto al uso.

Domingos de Vermut y Potaje lleva dos años en cartel, ¿cómo surge y cuál es el secreto para mantenerse tanto tiempo?

El Teatro Flamenco Madrid me propuso, a través de su director artístico Ángel Rojas, presentar una propuesta gastro musical.

Como te decía al comienzo de esta entrevista soy una gran hacedora de potajes, y mi receta contiene ingredientes de vivencias de mi raíz.

Partiendo de esa base, me puse el delantal y la corona, encendimos los fogones y alimentamos al público cada Domingo con muchas risas, música y arte.

¡Creo que el secreto para mantenerse tanto tiempo es que el espectáculo está vivo, no se repite de la misma forma y además integra al espectador y lo envuelve en una experiencia…vamos que rompemos hasta la quinta pared!

¿Qué parte de tu faceta de actriz está presente en tus conciertos?

Toda ella, me encanta interpretar, usar todos los recursos teatrales que tengo a mano para lograr que el público conecte con el personaje que llevo a escena, Maui.

Tu vestuario es parte de tu música, ¿Qué representa para ti?

El vestuario es una pieza clave en mi historia, como cualquier superhéroe, Maui necesita su supertraje para hacer de las suyas. 

Para mí es todo un ritual esa transformación en camerinos, desde el sombrero hasta los zapatos son piezas fundamentales para dar vida al personaje que llevo a escena.

Un cantante con quien no hayas colaborado y te gustaría hacerlo

He tenido la suerte de colaborar con muchos de los artistas que admiro desde siempre, Rosario Flores, mi madrina Martirio, Antonio Carmona, Kiko Veneno, … es un regalo para mi haber podido compartir y aprender de todos ellos.

¿Tal vez unas bulerías con Alejandro Sanz?

Jorge Pardo está en varios de tus discos, ¿Qué te da la mezcla de jazz y flamenco para tenerla tan presente en tu música?

Son músicas hermanas, que juegan bien entre ellas y Jorge Pardo es quien mejor las hace convivir, pero para mí «el mago del viento» es mucho más que jazz o flamenco, es la expresión del buen gusto, es verdad hasta en sus silencios, es la palabra hecha sonido. Por eso le quiero tanto.

Un sueño por cumplir

Quitarme la mascarilla para siempre.

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