Muchas películas de adolescentes nos muestran sus traumas, sus debilidades y sus anhelos, Dating Amber, no es menos. Pero hay que alabar que realice otro ejercicio, y es aquél de mostrarnos la sociedad fuera de esas paredes que a veces asfixian a una edad, que en lugar de trabas necesita un espacio para poder dibujar a su antojo y deseo su camino en la vida.

Amber y Eddie se conocen de vista en el colegio, el intenta hacerse un hueco entre sus amigos siguiendo las pautas de su edad, novias y escarceos, ella por el contrario no tiene miedo a ser la repudiada, a ser la rarita, aunque desearía que las miradas no se centraran en ella. Ahora ambos van a buscar una salida para que el resto del instituto les deje de etiquetar; se harán pasar por novios tanto en el instituto como con sus familias. Esa situación dará lugar a una amistad, a que la confianza aflore sus verdades.

Hay un tono vintage en la fotografía que nos lleva a la época, a esos 80/90 donde la sociedad juzgaba más a las personas por su sexualidad que por su personalidad. Bien es verdad que todo no está ganado, porque sino no se seguiría incidiendo en la temática, para reivindicar unos derechos y una vida tal y como la quiera vivir cada uno. No es buscar la normalidad, palabra horrible donde las haya para ciertos asuntos y mucho más si son los derechos humanos, es buscar la libertad de ser quién eres sin temor a ser juzgado.

El humor y la ironía está muy palpable en casi todo el metraje, llevando a desdramatizar ciertas situaciones y parte de los personajes. Amber lleva delantera en su madurez, en saber quién es y lo que quiere, mientras que Eddie no quiere reconocer su orientación sexual y mucho menos en su casa, donde se supone que el ejército le espera para continuar con la saga familiar.

Una huida hacia delante de la mano de la amistad y el optimismo es lo que nos muestra el director David Freyne, que ha pasado de realizar una cinta de terror a llevarnos por derroteros totalmente intimista de la evolución en la adolescencia, que siempre contiene miedos en sus personajes, por lo que, aunque parezca que vira 180 grados, la esencia de una ciencia ficción de una sociedad que no es la que se desea también aquí está palpable. Dating Amber está realizada y enmarcada desde la mirada de la sociedad que recela de lo que no encuadra en sus estándares.

Así como los protagonistas son distintos, con personalidades muy dispares, sus familias siguen el mismo camino. La de ella, solo su madre, ausente por la pérdida del padre, con su trauma sin prestar atención a lo que hay a su alrededor. Por el contrario, la de él, que parece idílica y no lo es tanto, proteccionista en todo momento, con un hermano que hace potenciar el personaje de Eddie, al igual que sus padres.

En ese camino hacia su propio conocimiento, los personajes principales de Amber y Eddie consiguen que quiénes les rodean busquen también una evolución, un mirar a su alrededor y no solo a su ombligo y a las etiquetas.

Lola Petticrew lleva un peso más consciente en su personaje de Amber, con los pies en la tierra, con los miedos en su mirada y en sus actos, y su propia inseguridad en esa seguridad que muestra. Todo gira en torno a sus decisiones, y David Freyne se compenetra a la perfección, siendo la parte más frágil que al mismo tiempo aporta cierto toque de humor por esa faceta.

Recibe nuestra Bienvenida a La Estrategia Del Caracol. Puedes dejarnos un comentario si quieres.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.