Tiempos de deseo es una película de amistad y de amor. Una película del deseo de querer acompañarse en la vida, de estar juntas y de apoyarnos entre mujeres que nos queremos. (Raquel Marques)
El próximo día 5 a las 16.00 h en la Sala Laya dentro de la sección Panorámica de La 29a Mostra Internacional de Films de Dones en la Filmoteca de Cataluña. Raquel Marques presenta Tiempos de deseo, después de haber participado en L’Alternativa. Este documental es un trabajo íntimo desde la mirada de la directora hacia el proceso de cambio que tendrá la protagonista con la espera de esa nueva vida que tendrá en breve junto a ella. Mira como ser madre es un proceso de cambios, de aceptaciones, de sueños y de miedos. Ahora con motivo de esta proyección en la Mostra de Dones hemos tenido la posibilidad de hablar con Raquel Marques acerca de ésta, su última película, Tiempos de deseo:
Tiempos de deseo nace después de Arreta con María Zafra, que es una cinta que parte de relaciones de amistad de mi entorno más cercano, pero a partir de una enfermedad, de un cáncer de una amiga, y tener que reflexionar sobre cómo la enfermedad cambia los cuerpos y nuestras decisiones vitales. Se abre mucho a enfrentarse a la muerte. Después de ello como cineasta siento que me quiero acercar a mi círculo más cercano y con la realidad que me rodea y que forma parte de mi intimidad, y conecté mucho con esa parte de la vida que tiene que ver con generar vida, más con un comienzo que con un final y también surge cuando alrededor de los 40 en mi contexto cultural y personal quiénes me rodean han sido o se plantean ser madres. Por ello en Tiempos de deseo me ha interesado acercarme a este momento de transformación vital, y la perspectiva de alguien que tiene un deseo que yo no vivo, ni forma parte de mí, pero a la vez me interpela como mujer y con el deseo de querer acompañar a las otras mujeres que comparten mi vida, pero con una opción diferente a la mía.
Tiempos de deseo muestra a Bea en esos últimos meses de embarazo, de su mirada hacia el futuro con su hijo e ir asimilando como va cambiando todo, y como cambiará ella. Raquel ha incluido ciertos espacios para mostrar todo ello, y no ha sido otra que la casa, que para ella representa el territorio de la maternidad, un lugar donde se agrupan todas las transformaciones, que cambia a la vez que cambia el cuerpo, y al mismo tiempo al espacio privado e íntimo que siempre se ve. Pero al mismo tiempo dice que ha querido crear un espacio que se cierra y abre al exterior, por ella ha querido remarcar la parte de las plantas.
La película tiene varias formas narrativas, unas en voz en off y otros pensamientos en voz alta de la protagonista, y van virando a lo largo de los sesenta minutos de metraje. Raquel nos cuenta que el montaje fue largo, y ahí en ese proceso es cuando decidió cómo quería contar todo. Tenía muchas horas de conversaciones con Bea, y no todo sale, de hecho, cuando la protagonista ha visionado la cinta, le ha preguntado las razones de estar incluidas unas cosas y otras no. De primeras ella partía de plasmar su vínculo con Bea, y finalmente ha estado detrás de la cámara como observadora como esa persona que escucha y refleja a quién está mirando desde el objetivo como si fuera una escuchante, porque el montaje dice que le ha dado la posibilidad de mostrar como Bea se explicaba en voz alta y ser ella quien estuviera meramente escuchando.
Hay unas imágenes de la madre de Bea que enseña sin enseñar, que le muestra a su hija el camino hacia sus futuros días, y como dice Raquel: la maternidad parte de una transmisión, somos madres porque otras han sido madres antes que nosotras y nos han enseñado a cómo relacionarnos con el mundo y a cómo cuidar, es una transmisión de saberes y de cuidados. Pero esa sabiduría no solo la muestra por medio de la figura de la madre, introduce a las amigas que lo han vivido y comparten con ella el proceso y sus miedos.
Los miedos y las dudas son lo que más le interesaba a la directora, en el sentido de acercarse a un momento de transformación vital, porque tiene una parte de ilusión, pero también tiene la parte de enfrentarse a lo desconocido, al vacío y a una misma.
Y ahí en esa parte en los cambios es cuando la película es cuando entra en el terreno de las renuncias y las pérdidas, porque es el momento de tomar decisiones como dice Raquel. Esos cambios son los que se han visto en la protagonista, Bea, cuando se plantea el cómo serán sus siguientes relaciones personales, cómo verán sus siguientes parejas su maternidad, esa nueva vida que entra a formar parte de la suya. Es un proceso de duelo, dejar una identidad que fue la tuya a la cuál tienes apego y cariño para enfrentarte a una identidad y a una nueva vida en el mundo, aunque no es el centro de la película, sí que era importante representar las distintas dimensiones de la vida de Bea, el camino hacia la maternidad, pero también el resto de relaciones afectivas, aunque no se muestren del todo en pantalla. Aunque sí se ve esa colectividad en el parto y el apoyo de su entorno, pero si necesitaba que se viera que iba a ser una madre fuera de una pareja heterosexual, que se está enfrentando a sus miedos, y ahí es donde voy buscando esas capas de complejidad.
Una película rodada en una casa, en solo un espacio, que para Raquel tenía que ver con reunir y concentrar las emociones con las que lidia Bea, y cualquier mujer que se encare la maternidad. Por eso muestra la casa con la dimensión de acogedora, de intimidad, pero también que encierra por esas cuatro paredes. Lo ha querido contar así para mostrar ese encierro que el capitalismo y la sociedad realiza entorno a la maternidad, con esas exclusiones que se crean en lo social, lo laboral y lo cultural para poder criar.
Aquí, en Tiempos de deseo, habla de duelos y de cambios, al igual que en Arreta, sorprende que en ambas películas abarque dos temas con esa sonoridad tan potente y dispar, cuando aquí se parte de una base positiva, la maternidad, en la anterior en tono negativo, teniendo de por medio una enfermedad. Pero Raquel admite que Arrieta marco su vida mucho, como mujer, como persona y como realizadora. Le supuso muchos retos con respecto de cómo filmar la intimidad de alguien con quien tienes un vínculo previo, que es su amiga, como respectar, cómo mantener una distancia justa. Uno de los aprendizajes de Arreta fue comprender que la vida es movimiento y que vida al igual que el documental no es controlable, que exigen una apertura para dejarnos sorprender, para dejarnos adaptarnos y entenderlo como una experiencia transformadora para todas, para quién lo está viviendo, filmando y acompañando. Ahora me cuesta decir que la muerte es una experiencia negativa y el nacimiento positivo, y por eso hay muchos ecos de Arreta en Tiempos de deseo, por ejemplo, cuando Bea habla de la muerte.
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