Ama de Júlia de Paz Solvas, se estrena hoy 16 de julio tras ser la ganadora del  Premio Feroz Puerta Oscura a mejor película y  la Biznaga de Plata a mejor actriz, Tamara Casellas, en el 24º Festival de Cine de Málaga.

No hay tregua para la esperanza en Ama, los vaivenes de madre e hija durante el metraje dejan al descubierto la falta de empatía de la sociedad, a veces incluso de la protagonista que representa esa generación de mujeres desbordadas por las obligaciones, buscadas o sin buscarlas, y sin tener una meta a conseguir, ni siquiera el de cuidarse ella misma ni a su hija. Pero no hay que pensar que esta madre no quiera a su hija, lo que desprende su personaje es que no sabe cómo hacerlo y puede que la respuesta esté al final de la cinta, en ese careo que tienen la madre y la abuela, donde las verdades vuelan como cuchillos afilados. Porque Ama también habla de las herencias, del pasado, de lo que se aprende de la familia de la sociedad y de lo que influye en cada etapa de la vida.

Pepa está viviendo con su hija Leila en casa de una amiga, pero esa etapa llega a su fin, Ade ya no aguanta más la falta de consideración de Pepa con su hija y con ella, y la echa de su casa. Ahora intentará buscarse otro techo, pero no encuentra nadie que quiera ayudarles. Las calles acogen a Pepa y Leila, de noche y de día, y parece que la verdad acorrala sus vidas, y esto llevará a que tengan que tomar decisiones. Mientras tanto madre e hija se conocerán un poco más, solo con actos, las palabras no son lo suyo. Tendrán errores y aciertos y ahí radicará el amor de verdad en esos tiempos que vivirán a solas.

La directora ha enfocado también esta historia en lo social en ver como todo va girando en torno a lo material, a lo que se estipula por algunos como el mercado del trabajo o el derecho de admisión. En esta parte Ama me recuerda en muchos momentos a Techo y Comida, distantes en algunos aspectos, pero con aristas que les unen, la lucha de cada madre como buenamente puede y las miradas de los hijos, en parte, ajenos a lo que les rodean. Todos los personajes en ambas películas tienen esa pizca de inocencia perdida, de un dolor que no saben como encarar y una calle que parece su acogida más cercana, pero que tampoco es muy amable con ellos. Aquí la ciudad parece un personaje más, como se recorren las calles y van dando paso a que cobre vida con cada persona que aparece en pantalla.

El personaje de Tamara Casellas, soberbia en su interpretación, es de esos de amar y odiar por momentos, pero no creo que nadie quede indiferente ante él. Quizá nos haga reflexionar por los estereotipos implantados en la sociedad para las madres, para las etiquetas y de esta manera dejar ver que son personas con sus propias contradicciones con ellas mismas y por supuesto en su faceta de maternidad tan encasillada en la perfección y que los roles son los que son.

Ama es una cinta que te engancha en todo el metraje, no hay momento que las emociones no broten, para bien para mal, es como un viaje exterior que se te mete dentro y hace que te enfrentes a la realidad, como la protagonista. Esto es así al buen hacer de la directora, que por primera vez realiza un largometraje en solitario, que ha marcado un guion con un viaje emocional, donde los escalones tanto se bajan como se suben, donde la vida es como una noria de sentimientos y de situaciones que tienen su porqué y en cada secuencia o tramo la directora va dejando pequeñas señas para que se encuentre esa vuelta final donde la protagonista se enfrenta a su espejo, a su realidad y a su verdad.

Recibe nuestra Bienvenida a La Estrategia Del Caracol. Puedes dejarnos un comentario si quieres.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.