Cada vez es más frecuente que la tecnología y las redes sean un protagonista más en las películas. En muchos guiones acaban siendo un referente, un elemento central, y en cierta forma de crítica constructiva hacia esa sociedad que se construye por medio de pantallas más que por personas.

Alfonso Cortés-Cavanillas presenta Ego, un thriller que tiene como protagonista a la actriz María Pedraza, que llena la pantalla con su gran interpretación en un papel nada fácil, donde las subidas y bajadas del personaje hará que se vea su versatilidad en pantalla.

Paloma tiene 19 años y en pleno confinamiento por el Covid-19, está conviviendo con su madre. Ambas viven en la misma casa, pero apenas comparten espacio, la joven se refugia en su habitación con su móvil, su ordenador y las redes sociales. Para que el tiempo pase más deprisa se mete en una plataforma de citas con chicas y todo cambiará cuando vea un perfil con su foto. Ahí es cuando su pesadilla aumentará.

Alfonso Cortés-Cavanillas va dejando en Ego pequeñas pinceladas para que conozcamos al personaje de Paloma y todo lo que rodea a la joven, y al mismo tiempo va retratando la sociedad actual, los amores, la tecnología, las adicciones y fobias que se entrecruzan por momentos, para que la vida en lugar de hacerse más llevadera con los adelantos tecnológicos, acaban siendo un arma y no a favor de las personas.

Ego no da tregua ni a los protagonistas ni al espectador, todo ambientado con sobriedad dotando de una atmósfera de intriga psicológica en todo momento y potenciado por la banda sonora de Carlos Martín, colaborar habitual en la música de Alfonso Cortés-Cavanillas. La música enfatiza muchas secuencias, que del estrés pasan al histrionismo que pide la situación. Esa habitación donde María Pedraza encara casi todo el metraje da lugar a que el monólogo que tiene con la cámara, la del ordenador, sea casi como una actuación teatral, disparatada, diabólica mentalmente y con una gran carga emocional y mental, porque cuando hay silencios son profundos e intensos.

La película tiene tres mujeres en un triángulo interpretativo, María Pedraza, Marían Álvarez y Alicia Borrachero, teniendo cada una de ellas su gran parcela en Ego, porque, aunque María Pedraza es el epicentro del guion Marían y Alicia son imprescindibles para abordar el fondo de la persona que aborda Pedraza, que nos muestra sus fisuras mentales, pero que no se entendería del todo sin las otras dos protagonistas. Importantísimo ambos papeles, pero destacar el de Alicia, porque es algo que en la pandemia ha salido a relucir en el debate político y social, los tratamientos psicológicos y psiquiátricos, y ahí lo dejo para no dejar spoilers.

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