Qué gran defecto tiene a veces el cine cuando quiere dar tanto, y no aprendemos que menos siempre da más. Empeñarse en ensalzar acentos, actuaciones, o situaciones no aporta demasiado, solo artificia el sentido de la trama, lo falsea y hace que la cinta no tenga una continuidad en estado visual ni narrativo.

En 1989 son asesinados seis jesuitas y dos mujeres en una casa religiosa de San Salvador. Lucía y su familia, marido e hija, están allí refugiados por miedo a la situación política de esos momentos, y ella ve quiénes salen del recinto después de oírse unos disparos. Ahora la familia al completo se verá inmersa en un viaje para salvaguardar sus vidas, con un periplo nada halagüeño tal y como avanzan los acontecimientos.

Imanol Uribe nos lleva a transitar por una historia emocional y política, por un mundo dentro de intereses fuera de la verdad y de lo humano. Basado en hechos reales la historia, de lo que Julia y su familia vivió años atrás, habría dado para que el espectador hubiera podido sentir el pánico y el sinsentido de la situación, y sí, se puede apreciar la sinrazón de la historia, pero las emociones de los protagonistas se desvanecen, habiendo instantes en los que parece que van a florecer, pero no es más que una mera ilusión. La realidad se plasma de una manera tan encorsetada, tan marcada que no da cabida a sentirlo todo fluir y que transitemos por el interior de los protagonistas y tampoco por la situación política.

Juana Acosta ya ha demostrado que puede salirse de la comedia con gran soltura, que encaja sus papeles dramáticos con solidez, y aquí en Llegaron de noche tenemos una de cal y otra de arena con su interpretación. Es desconcertante que por momentos la actriz luzca ante la cámara y que en otros instantes no resulte nada convincente, pero ahí hay que añadir que el guion, y su linealidad, forma parte de esa losa negativa que impregna a la actriz, y por muchos momentos al resto de sus compañeros. Hay que tener en cuenta que el peso de la película está sobre el personaje de Julia/Juana Acosta.

El director vasco, pero nacido en San Salvador, destaca en su filmografía por rebuscar entre los conflictos políticos y sociales. Aquí lo hace desde la mirada de una mujer, plasmando su empoderamiento en carácter y sobrellevar la situación en un mundo totalmente rodeado de hombres y de manipulación. El guionista Daniel Cebrián habrá sido muy fiel a los hechos, pero entre él y el director han faltado a las emociones, impregnando solo de credibilidad las escenas donde la protagonista está siendo interrogada.

Imanol Uribe ha firmado en guion muchos de sus trabajos, y son los que mayor valor cinematográfico han tenido en su carrera. Lástima que aquí no haya ejercido de guionista, porque posiblemente el aura del film hubiese cambiado.

Llegaron de noche plantea como la verdad está sobrevalorada y la mentira puede incluso ser más creíble a ojos de los intereses creados. En eso sí que aciertan, en dejar clara la postura y los verdugos de los hechos, nada desvirtuados, pero con falta de emocionalidad.

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