Cuando la delicadeza se establece durante todo el metraje el espectador es imposible que se distraiga o se desenganche de la pantalla. Es el caso de Benediction de Terence Davies que nos envuelve en los brazos del personaje desde el primer momento, con sus luces y sus sombras, desarrollándonos tanto la empatía como el posible rechazo, que no por el fondo, del personaje por momentos.
Sobrevivir al horror de haber vivido la I Guerra Mundial para Siegfried Sassoon no fue fácil, ni siquiera habiendo sido condecorado por su valentía. Su vuelta a casa no fue fácil, comenzó a ser muy crítico con su gobierno y que el país siguiera participando en la guerra. Su poesía tomaba relevancia, al mismo tiempo que su vida personal, que no era para nada compatible con la época en la que nació. Una lucha por sobrevivir a sus amores, a su condición de homosexualidad que intentó tapar con el matrimonio y la religión. Creencias, éstas, que le hicieron vivir una tortuosa vida incompatible con sus deseos emocionales y físicos.
El desarrollo de la cinta está muy bien medido, dando los minutos necesarios a cada época, a cada relación y a cada reflexión. Todo pensado, estructurado, pero también expuesto con una gran maestría por parte de Terence Davies, director y guionista de Benediction, que siempre destaca por su sutileza, tanto visual como narrativa. Pulcritud y exactitud británica, ya que el director da a cada uno de sus films y aquí no iba a ser menos, cuando la temática lo requiere.
Son 137 minutos intensos donde, incluso, se podría haber extendido más. La parte de su matrimonio la muestra de soslayo, su comienzo y final, pero no está desarrollada demasiado. Terence Davies se ha centrado en su vida anterior, en cómo y porqué tomar esa decisión, pero ese final alienta a conocer mucho más de esos años.
Pero no deja de lado la ironía y el sarcasmo en sus diálogos, uno de los puntos más atrayentes de Benediction, conversaciones no exentas de dolor a la par que, de amor, que se entrelazan para invadir la pantalla de la profundidad que tiene tanto el personaje como la época en la que se desarrolla la historia.
Benediction no solo es un relato de un escritor, Siegfried Sassoo, es la radiografía de una cultura, de una sociedad, de un gobierno, de sus familias y de sus estándares de vida impuestas, dejando de lado los sentimientos para muchos.