De las cinco ediciones que lleva Festival de Cine por Mujeres esta edición del 2022, para mi gusto, ha sido la más completa en cuanto a temática y calidad. Y cómo bien dijeron al presentar, es un cine hecho por mujeres pero para todos.
Mi comienzo en el festival fue con Viaje a alguna parte de Helena de LLanos. Una cinta, que efectivamente como dijo la propia directora y que habían dicho ya con anterioridad en la presentación en 2021 en Seminci, inclasificable.
Desde luego con una narrativa muy distinta, una verdad dentro de una distopía de ilusión, de recuerdos y del fantasma del olvido. La directora recorre la vida de su abuelo Fernando Fernán Gómez en su casa, haciendo un puzzle de recuerdos por medio de las propias películas del actor y director, y de paso nos hace viajar a los espectadores por su cine.
Dentro de la la sección Focus Países Bajos pude disfrutar de Magic Mountains de Urszula Antoniak y Pim & Pom: Het Grote Avountuur de Gioia Smid. Pim & Pom, un relato de aventuras para el público infantil que encaja a la perfección con los más pequeños y sobre todo que intenta abrir la mente mucho más allá de la pantalla, inserta en la película muchas tonalidades musicales nada convencionales para la infancia y que es una parte educativa que se agradece.
Hay algo innato en el ser humano y es el olvidarnos que debemos dejar atrás ciertas etapas de nuestra vida, o al menos tomar distancia y mirar con perspectiva. Magic Mountains muestra todo lo contrario, cómo el rencor invade a un ex y hace que lo que plantea como una amable despedida y aventura se convierta en una excursión que hará sacar lo peor de él, y también en cierta forma de la protagonista. Una generación de desconfianza y de miedo que se palpa en las miradas. El film destila desconfianza en cada plano, y vira en cierto momento para dar el último remate a la historia. Un thriller psicológico que nos invita a ahondar en las relaciones y en la palabra posesión dentro de las mismas.
Poca tregua da el festival hacia historias amables, porque KnackIngar (Knocking) de Frida Kempff, que está dentro de la sección de Directoras chinas y suecas, en este caso sueca, nos deja con un final abierto, con un halo de esperanza o de intriga, no es fácil de descifrar. Dice el poster de la película que todo el mundo necesita ser escuchado, y que la cinta engancha de principio a fin. Totalmente de acuerdo con el subtítulo y con el comentario. Una cinta llevada con calma, son sigilo, con sobriedad y con una cámara que te lleva por lo que ve o puede ver la protagonista. Por esos mundos exterior e interior que se fusionan en su mente y que da paso a momentos de duda tanto en ella como en el espectador.
¿Todo vale para ser madre? Es la pregunta que nos deja en bandeja la directora Cecilie McNair con Baby Pyramid dentro de la Competición internacional. Drama psicológico donde no solo entra en juego la temática de la maternidad y los límites físicos y morales para llegar hasta la obtención de sus deseos sino que la película va mucho más allá; habla de la sociedad y su manipulación, del capitalismo y de quién y qué puede obtener por un nivel económico o estatus laboral, poniendo en duda la verdadera razón de muchas personas en tener una familia, ya sea convencional o no, pero sí con hijos. Puede que sea todo un tanto previsible, pero no por ello pierde credibilidad, sobre todo por la forma de manejar la cámara ante las dos protagonistas.
Ucrania y sus hechos reales en Klondike tiene el potencial de llevarnos por la barbaridad de las guerras – Donbass- de lo irracional de los comportamientos humanos, y de la supervivencia en un territorio hostil. Aquí el arraigo y la maternidad también juegan un papel importante y al mismo tiempo refleja los dos bandos de una guerra que enfrenta a propias familias y de cómo una mujer coge las riendas de la misma cueste lo que cueste. Dirección a cargo de Marina Er Gorbach.
Llegamos al día más amable, por decirlo de alguna manera, el penúltimo del festival. Una jornada que aunque con temáticas como la guerra y la intolerancia ante la diversidad sexual, ambas cintas: Nezouh y Le caftán bleu lo muestran desde una mirada positiva y con bastantes toques de humor, que no por ello rebajan la potencia del drama que contiene cada una de las cintas.
Cuando presentaron en el festival Nezouh lo hicieron como una fábula, y es una descripción de parte de la cinta. Un matrimonio y una hija que no quieren huir de su país Siria, aunque la casa sea bombardeada. El marido con humor, pero realidad, dice que no quiere ser un desplazado. Es una lucha entre la supervivencia y el orgullo por un hogar forjado. En cierta forma tiene una base muy parecida a Klondike, pero aquí la directora Soudade Kaadan nos lleva por una historia más surrealista con la apabullante realidad de telón de fondo.
Le caftán bleu, de Maryam Touzani, nos traslada a la tradición versus la naturaleza humana, a cómo hay que vivir en una sociedad que no respeta ni tolera los sentimientos de cada persona individual. La mirada de la cámara capta a los tres protagonistas con sutileza, sin incidir en ser crítica, solo observadores de una situación nada favorable para ellos y con una gran historia de amor en un eje triangular.
Surrealismo puro en el cierre de Cine por Mujeres, de la mano de Natalia Sinelnikova con Wir könnten genauso gut tot sein (We Might as Well Be Dead). Distopía frágil en un desarrollo lento que nos adentra en un edificio gueto donde cada habitante tiene que pasar un control y examen para poder habitar en el mismo. Trasladado a la realidad de la inmigración pudiera ser plausible, pero el ritmo de la cinta no engancha, sí los elementos y ciertas historias, porque es como las muñecas rusas, de cada historia se puede sustraer otra. La película tiene un comienzo muy potente, que se convierte en circular por tramos del metraje e incluso en su final, un cruce de caminos que parece toda una revancha de la vida. Aunque aquí incide en todo momento, en la liberación de las barreras de los países y de las personas.
La búsqueda de la tolerancia ha sido una máxima en la programación y eso hace pensar en el reflejo de sociedad que tenemos hoy en día. Para finalizar, el penúltimo día se dieron a conocer los premios en las dos competiciones del festival, la nacional y la internacional. La maravillosa Cinco Lobitos de Alauda Ruiz de Azúa, quien aborda la maternidad y la convivencia desde generaciones diferentes, todo desde una mirada muy real y en una cinta muy veraz, en la competición nacional. Y en la internacional a Diana Cardozo por Estación Catorce, película que se ve por primera vez en España y que retrata la ciudad de México y cómo crecer en la misma.