El próximo día 19 de diciembre Hanne Tveter estará actuando en el Teatro Lara en Madrid, arropada por grandes músicos del panorama actual del flamenco y del jazz. En este concierto estará presentando parte de lo que será su próximo álbum, previsto para el 2023. Por este motivo, y por su último lanzamiento Miel y Sal con Diego Amador hemos querido conocer un poco más a la artista y su trayectoria musical.
¿De dónde nace tu pasión por la música y tanta influencia del flamenco en tu carrera?
La música ha sido mi lenguaje natural desde muy pequeña, cantar ha sido mi forma más sincera de hablar, creo me desnuda y me hace fuerte a la vez. Y el flamenco me embrujó cuando lo escuché por primera vez, por su forma de transmitir emociones profundas y por sus ritmos que incorporo en mi música. Su compleja rítmica me inspira mucho y es la hermandad que veo entre el flamenco y el jazz, que es mi idioma natural.
¿Cómo nace la colaboración con Diego Amador?
Surge cuando le conozco en un concierto en Madrid y también por mi admiración a su música y trayectoria y su personalidad como artista. Quería conocerlo y ha sido un regalo crear estos temas junto a él y lo que, junto a él pude aprender de su CONCEPTO del flamenco en el proceso.
¿Por qué la elección del letrista Carlos Lencero?
Escogí el tema atraída por su melodía y la melodía me llevó a su letra, y al investigar más sobre su significado y la figura de Lencero me inspiré aún más. No cabe duda de que Carlos Lencero tenía un don especial pintando poesía con sus palabras; era unos de los grandes letristas del flamenco. Ha dejado huella.
¿Cómo han sido las grabaciones de los videoclips?
Tengo muy buenos recuerdos de estas grabaciones, que se han hecho en varios viajes y en sus distintos lugares. Momentos mágicos con mi amiga y realizadora Ana, pero también duro para una Noruega de los fiordos helados grabar a 40 grados de calor, casi desfallezco. En total fue una vivencia inolvidable y pude ver desde Sevilla a Sanlúcar. Andalucía es muy especial.
Hay algo que me llama la atención tanto en los videoclips como en las fotos de la promoción, tres colores que destacan, blanco, negro y rojo ¿alguna razón?
Razón consciente no creo, pero subconsciente quizás sí. El rojo anaranjado está entre el fuego y la miel y el blanco y negro son los contrastes fuertes de la vida. Y el blanco, el color de lo sereno y de la sal, que en el video se mezcle con el inmenso mar azul.
Ahora tenéis el single Miel y Sal, pero habéis sacado dos más con anterioridad, ¿Cómo han sido elegidos ambos singles?
El primero “Un Castillo en el Cielo» (Eg Veit I Himmerik) fue el primer tema noruego que propuse a Diego desarrollar en un concepto de encuentro entre nuestras raíces y fue elegido porque encajaba bien melódicamente y en compás llevarlo por soleá. «La nana del caballo» fue elegida porque yo tenía mi historia muy personal con mi caballo cartujano y quería dedicarle una canción y al grabarlo decidimos dejarlo bilingüe y aunque algunos no entenderán el noruego o el español, creo que la música y el alma del tema y el video cuenta su propia historia. Lo bonito de la música es no tener que entender todo para que te llegue, como me pasó a mí con el flamenco.
¿Cómo adaptas las canciones a tus estilos y tus mezclas musicales?
Voy probando melodías y ritmos viendo que arreglos y que palos o estilos musicales vienen de manera natural para cada tema. Siempre tardo mucho en elegir canciones para las fusiones que hago, y cuando, de vez en cuando, escribo mis propios temas aún más.
La diversidad de estilos te caracteriza, ¿cómo pasas de uno a otro en cada disco, aunque mantengas una esencia propia?
Realmente algunos de mis discos son muy conceptuales, me gusta trabajar profundo con los estilos y no mezclar por mezclar. Lo hago si con ello puedo decir algo nuevo pero que tenga su esencia intacta en los arreglos. He hecho discos basados en ritmos latinos, brasileños junto a mejicanos y discos dedicados solo a Brasil o a la música mexicana. También he dedicado un disco a la época de oro del jazz (en compás) y “My Footprints” creo que me representa bien como jazzista. Mi aventura con la fusión flamenca empezó con el disco Oslo-Madrid y es la mezcla más arriesgada a la vez que más interesante que he hecho, y lo que quiero ir avanzando en este nuevo álbum que estoy produciendo, gracias al apoyo de grandes colegas.
¿Esa diversidad para ti hace que la música no tenga fronteras ni etiquetas?
Pues mi primer disco de worldmusic tiene el nombre “Cruxando Fronteraz”, la música tiene sus etiquetas y así debe ser, pero yo veo potencial en evolucionar la música hacia un lenguaje donde varias raíces se pueden comunicar, aunque no vengan de la misma cuna. En tanto que música viajera y abierta creo que las fronteras se pueden disminuir y a todos nos conviene crear nuevas voces y hacerlo siempre con calidad musical y respeto.
¿Cómo se conjuga la faceta de artista con la de profesora, y que aporta una a la otra?
Como profesora me viene muy bien seguir en activo como cantante y que pueda inspirar a mis alumnos desde la experiencia real del escenario, y como artista aprendo de los jóvenes y lo que aportan de frescura. Es un placer dar lo que puedo dar de mi a los que vienen con ganas de mejorar su nivel. Además, aprendo cada día de ellos.
Concierto el día 19 ¿qué nos vamos a encontrar ese día en el escenario?
Va a ser un concierto variado estilísticamente, desde la raíz noruega y mi folklore al flamenco, pasando por el jazz tradicional y el latin-jazz. Somos un grupo de músicos muy versátiles lo cual nos permite tocar música muy variada. Me alegro de compartir escenario con Melón Jiménez a la guitarra, Jorge Vera al piano, Yelsy Heredia en el contrabajo, Jorge Pérez en la percusión y Kiki Ferrer en la batería. Un abanico de músicos internacionales.
¿Influencias?
Radka Toneff, una cantante noruega, hija de un cantante búlgaro, la voz más interesante del jazz noruego de todos los tiempos. Falleció muy joven desgraciadamente. Y muchos más, pero hay tantos buenos músicos que no quiero dejarme a ninguno. En el flamenco primero llegué a escuchar a Paco de Lucía. Mucho después descubrí a Camarón y esa voz no se compara con nada. También he escuchado a Morente y por supuesto a Diego Amador, cada uno a su manera interpretando desde su personalidad las reglas del flamenco y ante todo respetándolas.
¿Un sueño por cumplir?
Estar más en paz conmigo misma y un trocito de campo. Suena raro, pero es fácil perderse en la música sin una vida diaria unida a la tierra. Encontrar un buen equilibrio es un sueño por cumplir. Y vivir más experiencias escénicas claro, por el mundo y por cada rincón de España cantando.