Pensar hoy en día que las segundas partes, secuelas, precuelas o lo que sea van a ser un éxito o van a tener mayor tirón y calidad que lo anterior es casi sinónimo de fracaso, al menos con el caso que nos ocupa, aunque puede que estemos ante la película que centre las taquillas estas navidades.

El gato con botas: El último deseo de Joel Crawford y Januel Mercado llega a las pantallas hoy 21 de diciembre, secuela de ‘El gato con botas’ (2011) y del personaje, aquí protagonista, que apareciera en Shreck (2004) por primera vez.

El gato con botas llega a su recta final, ha gastado sus vidas en su ajetreada trayectoria vital, pero no quiero reconocer que llegó su momento. Su autoestima y egoísmo están por encima de todo, además de seguir disfrutando de cada día, como ha hecho hasta ahora. Para lograr esta hazaña deberá llegar hasta El último deseo y conseguir su meta, en el camino se encuentra con su anterior compañero de viaje, Kitty, con quien tiene sus propias cuentas pendientes, y con Perro, que será su escudero fiel pese a sus desplantes.

Carismático y fanfarrón son las primeras imágenes del protagonista en la cinta y que poco a poco va cambiando roles, aunque le cuesta realizar los cambios hacia la humildad y la realidad. Tener los pies en el suelo no es lo suyo, los aires en cuerpo y mente van más con él.

No se puede decir que la estética visual sea mala, la técnica está ahí evolucionando y no hay peros, aunque para que una película pueda llegar al espectador tiene que tener mucho más que eso, y es tener una temática novedosa que atraiga, un desarrollo interesante y ágil y ser original. Aquí estos requisitos no se encuentran, ya conocemos las peripecias del protagonista, tarda mucho en pasar de una trama a otra, y no es nada original integrando los cuentos clásicos aquí, más bien los destroza y no aportan nada.

Estamos acostumbrados a que en todos las películas infantiles se nos reflejen todos los pecados capitales, aquí no ha sido así, y menos mal, porque nos enfrentaríamos a un metraje excesivo. Ya 100 minutos son suficientes para lo que nos cuenta y el viaje que desarrolla, el paso de la soberbia a la humildad con final…

La voz del gato corre a cargo de Antonio Banderas quien impregna parte de la esencia del personaje, la impostura, así que he de decir que no me aporta nada positivo.

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