El vértigo invade En los márgenes por muchos aspectos, por la apabullante realidad que hay plasmada en cada uno de los personajes/protagonistas y por pensar el salto que ha dado el actor a director, Juan Diego Botto. Una ópera prima con un listón alto, o al menos es el sabor de boca que deja tras el visionado, pero que como todo en la vida habrá que dar tiempo y espacio para ver los posos que deja.
Pero todo no son alegrías. Ojalá esta película no plasmara hechos reales, ya que la veracidad que se agolpa en cada historia, en cada escena, en cada mueca de las interpretaciones deja desasosiego, falta de empatía, sinrazón, materialismo, capitalismo y egoísmo por doquier.
La cinta recuerda a la gran baza que se juega con las historias cruzadas para enganchar al espectador, y aquí con un sentido circular, lo que le sucede a un personaje afecta al siguiente, y así progresivamente, y la pelota vuelve en sentido contrario. Nadie está exento de golpes de la vida, tanto a nivel económico como emocional, es uno de los mensajes del guion. Diálogos rápidos, como un boomerang que viene y va sin dar respiro al espectador, aunque a priori parezca que la trama va a ir lenta, minuciosamente Botto nos ha juntado pequeños grandes detalles al milímetro y todo fluye, aunque no guste que sea veraz.
Cine social, cine de la calle como hiciera en su día Aranoa, por ejemplo, donde vemos la sociedad que nos rodea, mirando de espaldas a muchas realidades. En algunos aspectos narrativos nos podemos desplazar visualmente a Techo y Comida de Juan Miguel del Castillo, en las secuencias donde la burocracia se representa de espaldas a los protagonistas y sus problemáticas diarias y en esas deambulaciones de los protagonistas en busca de soluciones.
Si nos centramos en las interpretaciones no se puede alegar nada en contra de Penélope Cruz y Luis Tosar, que casi recrean una road movie emocional en todo el metraje, con muchos tintes psicológicos derivados del tema que tratan. Pero cabe destacar la que realiza Christian Checa, que es quien lleva la mayor carga del guion, ya que es el personaje que va absorbiendo como una esponja las problemáticas ajenas a su persona y quien toma conciencia poco a poco de ello, aunque de primeras, como adolescente que etiquetamos siempre en nuestra sociedad y mente, demos por hecho que nada va a cambiar en él.
Ahora mismo la película está disponible en pocos cines, pero en Madrid se puede ver en la Sala Berlanga, dentro del ciclo Navidad de cine, los días 27 de diciembre, 3 y 12 de enero.