Podríamos definir a Juan Belda como un creador libre. Emancipado de etiquetas, de ataduras y de la propia estructura comercial que hoy en día tenemos. Es un alma musical independiente, liberado de la presión del mercado y que fluye con su propia vitalidad.

Las etiquetas, como ya hemos dicho, no son para él, y aunque se empeñen en decir que está dentro del jazz, confiesa que aunque fueron sus estudios, como mucho se podría definir su música en , Juan Belda & The Bit Band, como free jazz.

En el 2019 irrumpían con No encuentro la tónica, habían pasado 7 años desde su anterior disco, y ahora en 2022, y gira en 2023, vuelven con Moscas en la playa. Si algo es sello de identidad por parte de las composiciones de Juan Belda es buscar títulos a sus trabajos que destaquen, y que ya por sí solos te atrapen. No nos encontramos ante una fuente de marketing como tal, más bien es un engranaje de creación donde cada palabra tiene un simbolismo y significado para él. Cada título, cada portada tiene el fondo del proyecto y representa esa época de creatividad.

Este disco es distinto porque no buscaba motivaciones en casa. Los otros discos como estaba libre, como todos, y viajar, tocar allí, aquí, conoces a unos a otros, en el estudio entra y sale gente, la motivación la tienes un poco fuera. Pero en éste estábamos todos encerrados, que fue más o menos cuando hice el disco, y al estudio no podía ir mucha gente, al ser un lugar cerrado, pero es verdad que de las motivaciones me doy cuenta al final, a posteriori. Es un disco de estar encerrado, de estar motivado con las cosas más cotidianas. Hay una canción que es el taladro del vecino, literal, no de mi casa, sino el vecino del estudio. Otra canción es de mi perro. Por ejemplo el tema Judeoconverso salió porque a mi me encanta la historia y descubrí a un catedrático de la Historia moderna de la Universidad de Córdoba que se llama Enrique Soria Mesa y todas sus tesis son sobre el problema de los judíos conversos en España: era Velázquez, Góngora, Santa Teresa de Ávila e incluso Cervantes, y recré el ambiente de ellos, de la incomodidad de saber que podían ir a por ellos la inquisición, con una escala judía pero que me salió no sé ni cómo. Un día me di cuenta de cómo había llegado a esa escala y dije: pues será por tanto que he leído de él. Los temas tienen esa connotación de las cosas cotidianas cuando no se puede salir, no te motivas con las cosas de afuera y te vas a enriqueciendo con cositas.

Juan Belda

El único tema del disco que no está compuesto en esta época es «Moscas en la playa», y de ahí el título. Pero aunque no sea de esta época la canción también fue compuesta en días de reclusión por una leve enfermedad, y que nos cuenta que nunca había podido insertar en otros discos, quizá, por el tono que tenía, y aquí vio la oportunidad para ello. La canción es de 1987.

Metódico y constante a la hora de componer, dice no dejar un tema nunca a medias, ni desecharlos. Cuando comienzo un tema lo acabo de arriba a abajo, ya es raro que se me tuerza. Todo con mi caja de ritmo, mi teclado y bajo, y cuando está me voy al estudio a mezclar y tocar con las personas que vaya a trabajar. Me encanta mezclar, es la parte más agradecida del asunto.

Ha contado, como en los discos anteriores, con músicos (y para Juan amigos) como: Jorge Pardo, Enrico Barbaro, Juanjo Orti, Pelayo Arrizabalaga, Javier Colis, Markus Breuss, George Marti, Iñaki Araquistain, Miguel Gil, Hugo Westerdahl, Pedro Barcelo, Samuel Tarraco.

Moscas en la playa tiene una gran variedad de sonidos, esos toques de jazz, mezclados con la electrónica, ritmos aflamencados y hasta pasodobles entre otros géneros. Al estar encerrado mi mente me llevó a recuerdos de mi niñez, a los pueblos y a su música. De la música popular viene todo, aunque yo luego lleve otro camino y vaya a mi rollo. Con respecto a otros discos se nota una evolución y variación, la electrónica baja en potencia, pero eso escuchando el disco, puede que cuando sea en directo la cosa suene distinto. Pero también tiene claro que aquí, y en toda su música está todo lo que ha escuchado y ha podido absorber, pero lo que no quiere es quedarse en el pasado y hacer siempre lo mismo.

Para la gira tendremos que esperar, tal y como nos cuenta quiere dejar que el público escuche el disco primero, y que no sea primero los conciertos y que con ello se queme la magia del directo y que no apuesten por seguir escuchando los temas. Sabe perfectamente que su música no es mainstream, pero no le importa jugar contracorriente, todo lo contrario, su creatividad surge y vive de la propia improvisación y de saberse diferente.

Ante la pregunta un sueño por cumplir, nos contesta que ya con los años ha ido cumpliendo muchos y que con el tiempo uno se va conformando: así que simplemente seguir cocinando a fuego lento lo que desee. Dice que ahí radica su felicidad, en hacer lo que le gusta.

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