Ese comienzo tan surrealista, tan televisivo, con esos dos semblantes tan dispares: madre ilusionada e hijo apabullado e irradiando inocencia, serán la tonalidad que cada personaje tendrá en el metraje aunque la madre pasará a ser una noria de emociones, más abajo que arriba. El hijo seguirá siendo quien se agobie por todo, pero ahora desde la responsabilidad viendo como su progenitora pierde el rumbo, más bien el que nunca encontró en su vida.

Leslie ha ganado la lotería en su pueblo al oeste de Texas y es muy feliz viendo un nuevo horizonte en su vida. Cuando han pasado seis años vuelve a encontrarse en la casilla de salida, en la cuneta habiendo dilapidado su dinero y sus sueños en fiestas y alcohol. Cuando se ve, de nuevo, sola acude a su hijo para intentar recuperar su camino en la vida. ¿Será demasiado tarde?.

Realmente, cuando te dicen «basado en hechos reales» te lanzas a equiparar esa situación con otras ya vistas, y puede que el inicio, desarrollo y final esté un poco manido, ya visto en los últimos años en la cinematografía, pero en sí la vida es un tanto circular y nada ni nadie son propiedad exclusiva de unos hechos, cada uno con ciertos matices que hacen de ello la diferencia, pero es evidente que las personas vivimos en un mundo donde, para bien o para mal, nada sorprende hoy en día.

Y sí, hay algo de fondo que está en casi todo el metraje, el posible ansia de superación de la protagonista, aunque mostrada de distintas maneras, a veces no tan visible, insinuado, disipado por los actos e inconcluso en el desarrollo hasta un cierto momento. ¿Esta forma de contarlo lo hace creíble?. Un posible sí, por no mostrar todas las cartas de primera mano, aunque sea previsible la historia, pero otra vez vuelve a caer en lo ya contado y narrado en muchos personajes reales llevados a la gran pantalla.

Lo mejor de To Leslie es la interpretación de la protagonista y lo peor es lo deslavazado que quedan algunas escenas cuando no son tan creíbles algunos detalles y diálogos, quedan difuminados muchos detalles que podrían haber dado más verosimilitud a la cinta en todo momento, es como si pasase de puntillas por algunos detalles para querer fundirlos en el remate final, pero no llega a cuajar del todo.

A destacar las tonalidades que la cámara ha captado de cada momento, reflejando el color de la familia desestructurada y demolida por la situación, tonos grises, marrones, que se potencian con el color de labios de ellos, queriendo buscar una salida y alegría, pero que meramente es un parche para sobrevivir ese día, porque en To Leslie lo que cuenta es cada día, el futuro ya vendrá.

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