Imposible no acordarse de un fotograma de Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles de Chantal Akerman

Matria tiene todos esos componentes necesarios para que llegue al espectador, un guion que no cesa de crecer, que se retroalimenta de lo ya ocurrido casi como un dejavu y una actuación que acapara toda la pantalla, cada secuencia y cada diálogo.

Ramona es una madre luchadora en el trabajo, en el hogar y en cada parcela de su vida y un tanto taciturna. Está inmersa en una situación laboral que hace tenga que encadenar trabajos muy precarios para su sustento e intentar dar un futuro mejor a su hija, Estrella. El camino de madre e hija anda distanciado, aunque puede que no tan lejanas una de la otra como ellas piensan.

Una mujer abatida por la vida, pero sin ver que por momentos ella misma se boicotea para las facetas que necesita para sobrevivir, como es la pareja y el trabajo. También está la parcela de la maternidad, donde los lazos se han roto, por no querer repetir patrones, pero sin que ella encuentre el camino de la buena comunicación. Ramona, la protagonista, es todo fachada que imposta de mujer fuerte, pero la fragilidad realmente está sobrevolando en todo momento la pantalla. Todo se entrelaza con el trabajo y con el dicho de si se trabaja para vivir, o se vive para trabajar.

Hay bastantes secuencias que están dentro del entorno laboral, pero las más impactantes son las que están argumentadas dentro de esa fábrica donde trabaja Ramona en el inicio y de los cambios que ahí se ejercen, del abuso de poder laboral hacia las mujeres, sistemático y sin fisuras, impuesto como si fuera lo que hay y nada más. Todo desde el prisma de la resignación de quienes allí están, por más que alcen la voz.

Ramona, que navega por unos derroteros de carretera sin fin, más bien derrotistas y poco sanadores, intenta sobresalir en una sociedad que aprieta, poco conciliadora y mucho menos comprometida socialmente. Siendo incapaz de hablar de lo que realmente afecta para mantener esa introspección que muestra en pantalla y a quienes rodean sus días; no hay filtro en sus palabras cuando suelta lo que siente, sin darse cuenta que el problema es que no siente posiblemente todo lo que diga, o no en su totalidad.

Matria: En la Antigüedad Clásica fue utilizada para hacer referencia a la propia tierra del nacimiento y del sentimiento. A lo largo del tiempo se mantiene gracias a la tradición literaria y poética, principalmente en las lenguas gallega y portuguesa.

La protagonista busca el amor, aunque con una coraza de por medio, el maternal, el de pareja y la propia amistad, pero en todos tropieza, aprieta y le aprietan. Es la tierra, su propio arraigo lo que está quemando y sujetando a Ramona, su necesidad de ser y no poder ser como quiere, solo como puede. Soltar lastre puede que sea la única solución, pero ¿sabrá hacerlo?

El apego es una de las bases que el director, Álvaro Gago Díaz, ha utilizado para poder contar distintas pinceladas de muchas historias, de muchas Ramonas, de muchas luchadoras que en el día a día conviven con sus miedos, sus dudas, sus piedras y sus corazas. Un cine social desde la mirada de una mujer que se busca a sí misma.

Y como colofón de la película, la canción Muller de SES, una canción que describe el personaje y a una reivindicación en general.

Una respuesta a «Matria de Álvaro Gago Díaz. La coraza interior»

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