El pasado 9 de junio los murcianos Wakame lanzaban su primer trabajo en conjunto, Revolución industrial. Toni Bastida, Álvaro Sánchez, Lolo Walls y Alex Serrano, procedentes de antiguas formaciones, se unen para dejar todas sus influencias en un disco con ocho canciones. Presentan el disco en Madrid el viernes 30 de junio, en la sala El Perro Madrid (El perro de la parte de atrás del coche).
Wakame ¿cómo se forma la banda?
WAKAME surge un día de Reyes cuando Toni (cantante y compositor) manda un audio de 5 minutos a Álvaro (bajista y antiguo compañero de universidad) contándole una película de las de Cine de Barrio, en la que las protagonistas eran dos canciones grabadas desde un cuarto de baño y mezcladas en Pesambre Studio. Lolo vino al poco, y fue porque respondió a un post en Milanuncios de “Se Busca Guitarrista”. Nos juntamos tres patas para un banco que, tras pasar por otra formación anterior, decidimos montárnoslo a lo WAKAME y aquí estamos: sacando nuestro primer LP.
¿Nos podéis presentar a la banda?
Somos Toni, Lolo y Álvaro, 3 cabezas voladas por la música y cada vez menos tímpano. Nos gustan los mismos estilos y somos los tres igual de cabezones. Ahí tenéis nuestras virtudes. Defectos son innumerables. El más importante es que nos lo tomamos demasiado en serio y que de momento, como nos están saliendo las cosas, nos empezamos a ver muy guays posicionados. Nos gusta fliparnos y hacernos castillos en el aire. Y no sé, creo que no nos vendemos tan bien como deberíamos.
A la batería tenemos la última incorporación que es Alex, otro que tal baila.
Somos WAKAME y hemos venido a las fiestas del pueblo, que son las mejores y en las que más se disfruta. Los festis de verano están sobrevalorados.
Todos venís de otros grupos, ¿cómo ha sido unirse con experiencias diferentes?
Nos juntamos de otros grupos, pero con ideas comunes. Al final se juntaron el hambre y las ganas de comer. Después de tiempo aquí estamos.
¿Cómo ha sido la creación de REVOLUCIÓN INDUSTRIAL?
Cuando eres una banda pequeña vas a lo que sale. Compones, ensayas bolos, viajas, tocas, trabajas en tu trabajo de persona normal que tiene que pagar facturas… Es un caos ordenado que se va algunas veces de las manos, pero oye, al final sale y sale bien. Revolución Industrial fue compuesto en esa hecatombe: ni tan mal ha salido.
¿Con qué trabas os habéis encontrado para realizar este trabajo?
Pues la primera y fundamental es la que se encontró medio mundo con un regalito que nos vino envuelto en celofán desde Wuham y duró un par de años. Tanto en la grabación, como la mezcla, así como la posterior salida. Todas las discográficas llevaban trabajo atrasado, y para las giras fue la misma papeleta. Hasta 2022/23 la cosa no ha espabilado para los emergentes y ahora es cuando podemos sacar mínimamente la cabeza y decir un “aquí estamos”. Si todo va bien, pretendemos estar en 2024 en pequeñito en algunos festivales y estamos trabajando para ello. Creemos en lo que ofrecemos y Revolución Industrial lo vale.
Letras muy contundentes, con fuerza, con temas sociales y con un sentido muy crítico, ¿es una forma de expresión vuestra ante la sociedad actual?
En la sociedad actual hay un guirigay de pensamientos, movimientos, actos, que son dignas de estudio y daban como para un disco. Eso es indiscutible. De cara al oyente, los grupos de música somos los nuevos fast food, aunque por lo menos las multis de fast food ahora hacen apología del reciclaje y quieren hacer de éste un mundo mejor. La música es más de usar y tirar que nunca, pero bueno, afortunadamente tenemos la fea costumbre de analizar la vida y tenemos claro lo que hay. Plasmarlo en un disco es tan fácil como difícil y la responsabilidad de un músico (porque usar la palabra artistas sería de ser muy flipados…) es también denunciar determinado tipo de cosas. En Revolución Industrial también hay denuncia, la descripción de un camino que hemos recorrido estos años, cómo usa la sociedad los servicios de los que dispone y cómo interactuamos con el medio.
Queríamos plasmar un poco este periodo tortuoso del clan de lo efímero que estamos viviendo. Pasaremos de moda rápido. Tan rápido que nunca lo estaremos.
Metaverso single debut, ¿por qué este tema?
Era el más radiofórmula y el más directo a la escuadra. Se compuso con toda la idea, era de nuestras favoritas y decidimos que iba a ser nuestro mascarón de proa particular. Tenemos un par de canciones así en el disco, pero queríamos que la carta de presentación fuese Metaverso.
Y para videoclip habéis elegido Carrie White, ¿cuál es la razón?
Una colaboración tan importante merecía toda la artillería y reservamos esa bala para Carrie White. Dentro de nuestras posibilidades había que jugar la mejor carta y hacer todo lo más visual y de calidad posible. Es por eso que Carrie, además de valer su peso en oro como canción, fue la elegida.
¿Qué queréis trasmitir con vuestra música?
Garra, fuerza, rabia, flotabilidad y paladeo. Tenemos un disco para sentarte y paladearlo.
¿Cómo es vuestra forma de componer?
Toni suele traer un tema que trabajamos entre todos. Suelen surgir locuras cuando Lolo hace la atmósfera de la guitarra. Álvaro suele sugerir cosas después de escuchar dos o tres veces el tema, y como él prácticamente no sabe tocar (porque es el bajista), no se suele colgar el instrumento hasta que no oye todo compacto con batería y guitarra. Es todo muy fluido y le damos varias vueltas. Acabamos cambiando cosas, haciendo otras más directas y solemos evitar los rodeos y las vueltas de más. Al final se le mete la letra por completo (siempre suele venir la canción con un tarareo o un lalaleo) y la grabamos en plan maquetero guarro. Le damos 80 vueltas en el coche y en la ducha, la quemamos y al final la grabamos bien en el local con la mesa de mezclas. Luego la llevamos a Carlos Hernández que es el productor y él saca la zapatilla. Al final todos contentos y felices porque de momento estamos sacando canciones de las que estamos muy orgullosos y flipamos tocándolas y escuchándolas.
¿Qué es más complicado a la hora de terminar una canción, el fondo o la forma?
Posicionarla. Pero sí, creemos que la forma es lo más difícil.
¿Las etiquetas musicales es algo que aporta o resta?
Resta. Nosotros no queremos decir ni de refilón que somos un grupo de rock, aunque tiramos más al rock que al pop. Tampoco hacemos pop, porque es evidente. Indie tampoco porque además de que eso no existe, no somos igual que todos esos grupos de festival indie que lo petaban tanto en 2015. Por eso es difícil. De momento estamos a la altura de que nos cataloguen con un “me gusta” o “no me gusta”, con eso tenemos bastante.
¿Qué nos vamos a encontrar en el concierto del 30 de junio en Madrid?
Unas ganas locas de comernos Madrid a bocados. Lo estamos preparando muy a conciencia y lo estamos deseando. De momento llevamos el aforo bien, las invitaciones están funcionando y creemos que a última hora podemos llevarnos una buena sorpresa. Ojalá la gente responda al final y nos hagan volar. Ganazas, la verdad.
Siempre hay algo que cambia en los directos de las bandas, ¿cuál es vuestro cambio?
Las intensidades se miden mejor en el directo que en el disco. Creemos que puede haber intensidades que sorprendan en determinadas canciones y por eso nos mola interpretar el directo.
¿Influencias?
Interpol, Placebo, The Killers, Biffy Clyro, Coldplay, Manchester Orchestra, Arctic Monkeys… Nos fijamos más en lo internacional que lo nacional, la verdad.
¿Un sueño por cumplir?
Girar por Latam y mezclarnos con gente que creemos que ama mucho la música y llevan el fenómeno fan a otra esfera. México o Argentina sería top. Pero bueno, soñar es gratis.