Blues Cazorla ha llegado a esta vigésimo séptima edición sin mirar al pasado, sin dejarse llevar por lo que tuvieron que dejar durante años pasados. En este 2023 el festival ha vuelto a una edición llena de propuestas diversas, rompiendo barreras de estilos, mezclando en los escenarios artistas con distintos colores y tonos musicales, pero siempre con un eje, el blues como hilo conductor.

Blues Cazorla arrancó con The Waterboys, la banda liderada por Mike Scott estuvieron en el escenario, en todo momento explosivos y energéticos, siendo una de sus señas de identidad, su potencia en los directos. Simplemente impresionantes, con dos percusionistas en escena que destacan a dúo; alucinante esa compenetración. Un gran grupo de folk rock con influencias de blues. Con su versión de ‘The whole of the moon’, supieron cómo hacer que el público comenzara la noche con gran energía. No es fácil comenzar un festival de este nivel, pero The Waterboys supo como subirse a las tablas y ganarse al público, para dejar a los oyentes con ganas de seguir con más música, y el baile continuó. Este concierto era todo un sueño hecho realidad para la organización del festival, que llevaba ya muchos años intentando traer a la banda en su cartel. Los sueños se cumplen.

Blues moderno, rock salvaje y gospel, a veces lentito para mucha gente, pero cañero, y en su punto, en esencia para el que entiende de blues, era lo que desprendía el segundo de los artistas de la noche, y no es otro que Joe Louis Walker, que llenaba la plaza de toros de Blues Cazorla. Joe puede que sea el alma del grupo, pero la percusión cobra protagonismo durante toda la actuación, destacando por encima del resto de la banda. Quizás, por ello, por dejar hacerse notar unos más que otros no percibimos tanta entrega en conjunto como con otras formaciones.

Uno de los más esperados en el certamen, y por la organización del festival, era Chris Cain, y no defraudó. Con un blues puramente marchoso, el estadounidense sabe lo que se hace encima de un escenario, que ya conocía dónde se subía la noche del 6 de julio, puesto que ha estado en ediciones anteriores y sabe la exigencia de los Cazorleans. Su trayectoria le hace hacedor de un estilo nato para que nadie lo pueda ignorar y que estén totalmente pendiente de su guitarra y su voz, independientemente del ritmo que pretenda llevar. Con un puro soul 100% y un blues rock la gente no pudo dejar de bailar…

Para terminar la primera jornada llegó Johnny Rawls, siendo la formación que nos dio el blues más auténtico de la noche. El cantante, compositor y guitarrista de Missisipi tiene más de 25 álbumes y 53 años en activo y es conocedor de cómo ganarse al público. Lo hizo con un blues, el suyo, mezclado con swing y su estilo de soul característico, todo lo que el público asistente a la primera jornada necesitaba para moverse y despedir una velada que dejaba un buen sabor de boca para esperar más de la mañana siguiente.

La noche del viernes 7 de julio comenzó con una muy buena conexión con el público por parte de Altered Five Blues Band, banda de Milwaukee, Wisconsin. Impusieron en el escenario su blues contemporáneo. Jeff Taylor, vocalista de la banda, nos regaló su potencia de voz que tan acorde es para un blues puro. Jeff Schroedl, a la guitarra, y Mark Solvenson, al bajo, demostraron su gran armonía, y tuvieron durante toda su actuación una gran comunicación con el público, que se potenciaba con la gran calidad de Alan Arber a la batería. Un concierto donde el público no dejó de moverse al ritmo de su música.

Llega el turno para disfrutar de una de las formaciones más jóvenes, pero ya con gran bagaje musical, y que trajeron a Blues Cazorla su blues rock, ellos son Dewolff, un trío que se dio a conocer después de ganar un concurso de talentos allá el 2.008 en su país natal, y desde entonces hasta ahora no han dejado de crear, de mezclar el blues, con el rock más hard, psicodélico y sureño. Su arranque de concierto fue con un tema puramente rockero, para ir avanzando y alternando en tonalidades y colores musicales, de más tranquilo, pero nada aburrido, a más potente, hasta que hicieron que el público no parara y se elevara por las nubes, nadie pudo permanecer parado, todo lo contrario un concierto animado, donde los neerlandeses supieron demostrar, ante un público exigente ante el blues, su gran dominio del blues rock. No decayeron en ningún momento y mantuvieron el gran nivel hasta el final de la actuación, una fiesta, donde los temas rockeros con fuerza fueron los protagonistas. Una formación que rebosa energía y juventud, ganas de darlo todo en el escenario para hacer vibrar a los asistentes. Pablo van de Poel con una voz muy intensa y electrizante se acompañaba de la guitarra para compenetrarse con la percusión de Robin Piso y la batería de Luka van de Poel, ambos impresionantes, con una gran, e insuperable, sincronización en el escenario.

Cerrar los ojos y rememorar la actuación escénica y vocal de Vanessa Collier es todo uno. Si tuviera que elegir volver a ver a alguno de los artistas elegiría a la saxofonista y cantautora americana sin dudas. El blues, funk, y soul son sus estilos más predominantes, pero podemos encontrar en sus composiciones sonidos que nos transporten al jazz o al country. Posee una voz potente, y una saxofonista espectacular, y se rodea de una gran banda: Byron Cage a la batería y los coros, Andrew Crane al bajo y Peter Mongaya a la guitarra. Comienza su concierto con blues rockero con mucha garra, ganándose de inmediato al público. Segundo tema de Tina Turner ‘I can’t stand the rain’ con una voz potentísima y en el que el guitarrista se lució. Es increíble ver cómo alterna el canto y el saxofón con una cantidad de oxígeno inexplicable en sus pulmones. Saxofón y guitarra en un mano a mano que te pone los bellos de punta… El público estuvo totalmente volcado con la artista y su banda. En su segundo tema de blues nos dejó a todos atónitos al sentarse en el filo del escenario mientras continuaba añadiendo maravillosas notas interminables al saxofón. Vanessa Collier no solo canta y toca, cuenta con su música y con su cuerpo, sus manos rozan el saxofón mientras canta como si fuera una guitarra, al igual que tiene unos movimientos muy característicos con los brazos y manos como si fuera una directora de orquesta, y no es más que una forma de comunicarse con su banda y de expresión corporal. Su actuación destaca, además de por su talento vocal y al saxofón, por la complicidad que tiene con Peter Mongaya, guitarrista, con quien mantiene un duelo sonoro durante todo el concierto, ambos juegan a darse pie con cada instrumento, pero sin dejar de lado al batería y bajo. Un concierto mágico, con fuerza y garra escénica y vocal.

Susan Santos abrió la última jornada del festival. Era la noche de despedida y los conciertos eran esperados y prometía. La extremeña volvió a demostrar su dominio de la guitarra como nadie, con temas en los que mezcla el blues, el rock y raíces americanas. No era la primera vez que Susan Santos estaba en Blues Cazorla, pero el tiempo ha jugado a su favor, su carrera se ha asentado y su música ha ido creciendo con los años y lo demostró, con su presencia en el escenario totalmente fulminante y poderosa. Su voz es cálida y sensual no solo cuando canta, sino también cuando habla al público. En un tema de slow blues volvió a recordarnos el origen de todos los tipos de música y su excelente voz. No hay que olvidar que otros de sus potenciales es su fuerza con la guitarra, sus riffs que sacan toda la energía que lleva dentro. Una artista con una vitalidad extraordinaria y que es uno de los mayores potenciales que tenemos dentro del blues en nuestro país, aunque ella prefiere decir que de música americana.

Los sonidos de Nueva Orleans llegaron de la voz y la guitarra de Kenny Neal, desprendiendo desde el primer instante el blues que lleva en sus venas. Ha respirado y vivido la música desde que nació y se nota cómo lo vive en el escenario. Acompañado de músicos excelentes y alternando entre swamp blues y blues rock, hizo al público moverse hasta el final con su guitarra y su chorro de voz. Nos faltó un buen cierre en su actuación, ya que dejó el escenario sin muchos preliminares de despedida.

Sonidos de rockabilly dieron el pistoletazo de salida de la actuación de Kitty, Daisy & Lewis. Los hermanos londinenses fueron apareciendo uno a uno en escena y uniéndose al tema con el que comenzaron y que arrancó con la percusión. Una formación que destaca por mezcla el rockabilly, swing, country, blues, R&B y Rock and Roll, pero con un estilo que se acerca al rockabilly revival, al country vintage y a los originarios del blues. Los tres se fueron alternando y turnando en casi todos los instrumentos y también como vocalistas, algo que es seña de identidad de la formación.

Pero no solo fueron los conciertos de por la noche protagonistas, abajo os dejamos unas pequeñas pinceladas en fotos y texto, de parte de las actuaciones matinales:

Pudimos disfrutar de A Contra Blues, formación que se formó en Barcelona en 2005, y con una gran repercusión a nivel europeo tanto de rock como de blues. Destaca en el grupo la voz de Jonathan Herrero, que se ve arropada por la banda al completo. Su potencia vocal dejó a los asistentes a la Pza. Santa María boquiabiertos. Nadie mejor que Betty & the Bluestomps para comenzar una mañana de un sábado festivalero. La banda de versiones puso el toque de marcha necesario para arrancar el último día del festival. Posteriormente, nos deleitaron Osidados, grupo de blues-boogie-funk madrileño con letras en castellano, con Osi Martínez a la armónica con melodía que es deleite para los oídos, potenciado por la marcha y el ritmo del guitarrista. Vargas Blues Band, con Javier Vargas a la cabeza hicieron vibrar la plaza con su sonido propio de blues rock, y vuelven a dar la talla con Magic of the gods, donde la guitarra lleva el ritmo y el sonido para enganchar al público. Totalmente hipnotizante.

Los Cazorleans han, y hemos, podido disfrutar de una edición donde la calidad ha premiado por encima de todo, donde cada concierto dejaba un buen sabor de boca para seguir y seguir, pero los tres días se terminaron y habrá que esperar a la edición del 2024 ¿Qué nos deparará la próxima edición?

Texto: Esther Jiménez Fernández

Fotografías: Jesús López Barahona (Jincho – JCH)

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