La jornada del sábado 28, de octubre, de JAZZahara comenzará con el trío de Ramón López, batería, Louis Sclavis, clarinete, y Dominique Pifarely, violín, presentando su trabajo en común «Trilogue». Ramón, nacido en Alicante, se curtió en la música y concretamente en el jazz en Francia, y desde allí viene a presentarnos una propuesta que apuesta por la mayor improvisación posible en el escenario. Este trío es una referencia del jazz a nivel europeo y tenemos la oportunidad de disfrutar sus composiciones en el escenario de JAZZahara. Ramón López nos habla de su trayectoria profesional, de Trilogue y de su participación en el festival:
¿Cómo nace tu pasión por la música?
El nacimiento de mi pasión por la música es bastante inusual. Soy hijo y nieto de fotógrafos y no tenía alrededor mío ningún músico en la familia ni ninguna influencia que hubiese podido hacer el interesarme a la música. Tengo un recuerdo muy especial y bastante lejano de haber visto siendo adolescente en alguna de las fiestas del colegio un concierto y me quedé hipnotizado con la batería. Impresionante ese enorme instrumento que sonaba tan fuerte, lleno de tambores, de metales que brillaban, tocado por un solo hombre con sus manos y sus pies. Una revelación.
¿Por qué el jazz y no otro estilo musical?
Lo del jazz no fue originalmente una elección. Cuando empecé con la música hace ya casi 40 años, empecé por las cosas que escuchábamos con los amigos en ese momento. Tocando algunos temas de rock bastante sencillos, las canciones pop del momento, algo que fuese accesible para nuestra técnica y nos permitiese pasar el día entero tocando. ¡Eso era lo que más nos interesaba! ¡Disfrutar de la música juntos!
El jazz apareció naturalmente con el tiempo. Después del periodo rock, me interesé también en los 70’s – 80’s al jazz-rock, luego hacia el jazz, pero también hacia las músicas tradicionales (particularmente a la música india), la improvisación libre… cada vez que descubría alguna corriente nueva se me habrían las puertas de otros mundos sonoros. Y ahora todos viven en mí.
Mucho recorrido fuera de España ¿Por qué París para centrar tu carrera musical?
Sí, muchísimo recorrido fuera de España. Digamos que toda mi carrera la he realizado desde Francia. A mediados de los años 80 en España había muchas menos oportunidades para desarrollar una carrera de jazzman, Estaba tan ilusionado con hacer mi vida como músico de jazz que decidí venirme a París en 1985. En aquel momento en París había muchísimos jazzmen americanos, festivales… Una aventura que continúa.
¿En qué país crees que el jazz tiene mejor acogida, o tu trabajo ha tenido mejor aceptación entre el público?
Creo que en todos los países hay un interés por el jazz, aunque no sea una música muy popular actualmente. No creo que sea una cuestión de países, sino más bien de lugares específicos, que hacen una programación con pasión, con continuidad para crear las mejores condiciones y conseguir un público asiduo.
En Europa, por ejemplo, el público de los países del este es muy entusiasta, pienso particularmente en Polonia. Pero también en Japón, en las grandes ciudades americanas.
¡Por lo que veo en estos últimos años, en España también hay una acogida muy importante y eso, a un emigrado cultural como yo, me llega al alma!
¿Qué significa para vosotros estar en JAZZahara?
Es la primera vez que vamos a tocar con este trío en JAZZahara. Personalmente, habiéndome ido de España hace 40 años, cada vez que vuelvo a tocar es un orgullo y más tratándose de un Festival tan precioso como el de JAZZahara. Yo soy Alicantino, pero para mí el sur de España es una fuente de luz y de inspiración que echo a faltar todos los días. Una emoción muy particular.
¿Qué nos vamos a encontrar en el concierto de JAZZahara?
Una reunión de jazzmen con una fórmula un poco inhabitual con clarinete bajo, violín y batería. El clarinetista Louis Sclavis y el violinista Dominique Pifarely son dos músicos franceses de renombre internacional. No tocaremos estándares de jazz, sino más bien de composiciones de «jazz moderno» compuestas por nosotros tres y una buena parte del desarrollo temático está dedicado a la improvisación. Una oportunidad rara de vernos a los tres reunidos en un escenario, ya que cada uno de nosotros es líder de varias orquestas y será un momento único de encuentro.
Estaréis con TRILOGUE, un nuevo proyecto ¿Cómo ha sido su creación?
Yo estoy al origen de este TRILOGUE. El nombre del trío está inspirado por el fabuloso título de un álbum en directo en Berlín, en 1976, con el trío de Albert Mangelsdorff, Jaco Pastorious y Alphonse Mouzon. Descubrir este disco en 1976 fue decisivo para mi carrera. Yo había tenido la oportunidad de tocar con Louis y Dominique en otros contextos y otras orquestas, pero nunca los tres juntos. Reunirnos en cuanto tuviese una oportunidad me parecía una evidencia respecto al color orquestal y a la creatividad.
¿Gira en España con este trabajo?
Desafortunadamente no tenemos una gira en España, solamente dos conciertos. El vuestro en JAZZahara y un concierto el día anterior 27/10 en el XXVI Festival de Jazz Universidad de Sevilla.
En vuestra presentación en el festival está escrito, Un momento raro de poesía musical, ¿nos podrías desarrollar esta frase como descripción de vuestro trabajo?
Definir «poesía musical» me cuesta. Sería una adición de varios elementos en oposición a un jazz técnico, enérgico, demostrativo… por ejemplo, una sonoridad personal de cada músico, una utilización del silencio especial, una interacción musical clara entre los artistas… Una manera íntima de contar una historia con la música.
En toda tu carrera musical has tenido muchísimas formaciones, como es natural en el jazz, ¿en qué tipo de formación te sientes más a gusto o sientes que puedes desarrollarte mejor?
Sí, es natural en el jazz, es una de las riquezas de esta música. En este momento, por ejemplo, estoy tocando con siete u ocho grupos a la vez. Aunque sean formaciones diferentes, del solo a la Big Band, todas aportan algo, en cada contexto tienes que adaptarte y renovar tu música.
¡Me siento más a gusto en las formaciones más pequeñas, como con nuestro TRILOGUE en JAZZahara! Hay más espacio, hay que organizar la música de otra manera, se oyen mejor las voces individuales, el instrumento suena más preciso, más vivo y si se toca con músicos con los que tienes confianza, con los que los lenguajes están adaptados y se complementan, te puedes liberar totalmente y la música tiene otra dimensión.
Músico y docente, ¿qué te aporta la faceta de enseñanza para tu música?
Desde hace bastantes años ya no enseño, por razones de disponibilidad de tiempo.
Tuve un primer periodo de enseñanza de la batería y un segundo más importante de diez años enseñando la música india en el Conservatorio Superior de Música de París.
¡Enseñar la música es una responsabilidad enorme! ¡Hay que estar totalmente concentrado en lo que se aporta, preparar los cursos, renovar la enseñanza, cuestionarse humildemente a sí mismo, abrir todas las puertas de todas las músicas, particularmente en el jazz! Todo ésto te aporta una gran profundidad en tu música y en la relación humana con el alumno.
¡Tengo un recuerdo extraordinario de cada alumno, de cada momento y de todo lo que aprendimos ellos… y yo!
¿Influencias?
Las influencias que he tenido son innumerables. Por supuesto, todos los grandes maestros del jazz, pero si te hablo de baterías, serían Papa Jo Jones, Max Roach, Tony Williams, Elvin Jones, Paul Motian, Jack DeJohnette y tantos otros percusionistas tradicionales…
Las influencias son, en todo caso para un autodidacta como yo, inevitables y necesarias. Hay que absorberlas, pero hace falta mucho, mucho trabajo luego para poder encontrar tu voz. Tu manera de tocar. Tu sonido.
¿Próximos trabajos en mente o nunca se deja de crear?
Creo que nunca se deja de crear. Cada encuentro, cada concierto te lleva a otro, estoy seguro de que este concierto en Zahara con el trío nos llevará hacia otro momento de música particular. Los nuevos discos que se preparan, las nuevas orquestas, lo que descubres con tu instrumento.
Además, yo también soy pintor. Entonces hay que sumar todas las nuevas pinturas, los proyectos de exposiciones… Es una manera de vivir.
¿Un sueño por cumplir?
Sinceramente, seguir ilusionado con cada encuentro, con cada música y con cada momento en el que lo comparto con el público.