Es evidente, tras ver los tres largometrajes de ficción del director Antonio Méndez Esparza, que el tema social y laboral es uno de sus ejes principales para que su película y guion cobren vida. Aquí en Que nadie duerma, el director español establecido en Estados Unidos, comparte guion con Clara Roquet y adaptan una novela de Juan José Millás, por lo que podemos pensar que ha elegido la novela a sabiendas de que la temática está implícita en su registro cinematográfico.

Ironía y realismo por partes iguales se dan de la mano en una cinta que parece que nos muestra el cine dentro del cine, de la ilusión, de la representación por momentos, y en otros nos lleva por unos derroteros de delirio total de la protagonista.

Lucía pierde su empleo en una gran empresa en un puesto de programadora informática. Quiere dar un vuelco en su vida y decide convertirse de la noche a la mañana en taxista. En su taxi, ataviada con una estética oriental, que cuida cada día, hace de su trabajo una historia mientras encuentra a su vecino desaparecido, sólo sabe que es actor y su nombre, pero no su paradero, y de quien se ha enamorado locamente. No es que tenga la intuición de que va a volver a ver a ese hombre, sabe que sus vidas están destinadas a estar unidas.

La inserción de Clara Roquet en esta cinta hace que el dibujo de la protagonista, una mujer encarnada por Malena Alterio, tenga unas características especiales. Con cuidado detalle se ha trazado al personaje, su yin y su yang, su realidad y su alter ego que hace que se evada del realismo laboral, social y familiar que tiene, lo que no sabemos es si de todo ello es consciente el personaje de Lucía. Además, poco a poco se desmenuza su vida, y quedan al descubierto ciertas carencias afectivas que dotan al personaje de una personalidad peculiar cuanto menos.

Una actriz en estado de gracia, Malena Alterio, está presente en cada plano, en cada escena, y varía de registro en milésimas de segundos, del drama a la comedia, y entre medias el sarcasmo, rodeando a la protagonista, que no sabemos muy bien si es una fachada o una personalidad propia acentuada por su situación.

¿Sueña o delira el personaje de Lucía encarnado por Malena Alterio? Todo queda puesto en bandeja al espectador para que vaya creando poco a poco su propio relato, algo que los dos guionistas han expuesto de una manera muy sutil, pero que engrandece la historia y la película, una cinta totalmente abierta en interpretación. Hay cambios, giros y desenlaces dignos de la comedia negra.

La música es un protagonista más desde el primer instante, a parte incluyen como leitmotiv e hilo conductor la ópera de Giacomo Puccini, Turandot, y ayuda a la actriz no sólo a recrear su vida, también a plantearnos qué hay detrás del día a día del ser humano, una representación para el resto de los mortales.

QUE NADIE DUERMA: Drama, España, 2023, 117 min. Dirección: Antonio Méndez Esparza Guion: Antonio Méndez Esparza y Clara Roquet Fotografía: Barbo Balasoiu Música: Zeltia Montes Intérpretes: Malena Alterio, Aitana Sánchez-Gijón, Rodrigo Poisón, José Luis Torrijo, Manuel de Blas, Íñigo de la Iglesia

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