Este viernes 1 de diciembre Edu Errea lanza su tercer trabajo, I Became What I Hated, un trabajo complejo y completo, lleno de matices sonoros que nos lleva por la música americana de una manera sutil, introduciendo en cada tema un sinfín de sonidos que nos evocan, soul, folk, blues, rock, en definitiva una buena coctelera que al agitarse sale lo que al creador le gusta: buenas armonías y melodías.
Si el viernes sale el disco, el sábado 2 la banda ya sale a presentarlo, será en la Sala Fotomatón en versión Vermú. ¿Os apetece conocer un poco más a Edu Errea? Nos habla de su pasión, la música, la suya y en general.
¿De dónde le viene la pasión por la música a Edu Errea?
Crecí entre discos, los que ponían mis padres y mis hermanos. Con unos 9 años me enamoré de un disco en el que cantaba Dylan con Joan Baez, y pedí a mis padres un disco de Bob Dylan como regalo de cumpleaños. Me trajeron el Street Legal y no paré de escucharlo, tanto que estaba rallado y años después me lo compré de nuevo.
¿Qué significa la música en tu vida?
La música es muchas cosas. Desde el punto de vista del oyente, me da paz, me ayuda a estar bien conmigo mismo, me hace emocionarme. Como músico, es una forma de sacar mi mundo interior, que a veces puede ser complicado; una forma de ordenar ideas, de expresarme, aunque muchas veces lo haga de forma incomprensible si no se sabe toda la historia. Es además una fuente de vivencias en sí misma; además, me supone tener relación con músicos con los que siento una especial conexión, intereses e inquietudes similares…
Nuevo trabajo, I Became What I Hated, ¿cómo ha sido la creación?
Un proceso largo, laborioso, con altibajos, como siempre es en mi caso. Casi todas las canciones las escribí en 2022. A finales de ese año empezamos a trabajarlas en el local, y en primavera de este año bajamos en un muy complicado viaje hasta el Puerto de Santa María. Allí, Paco Loco hizo magia. Al menos eso es lo que mis compañeros de banda y yo creemos que es lo que ocurrió. Magia.
¿Qué quieres trasmitir con este trabajo con respecto a los anteriores?
En cierto modo, lo que transmito es lo mismo; yo, mi vida, mis reflexiones, mis vaivenes, mis vivencias… Y en cierto modo también cosas distintas. Nuevos músicos en la banda han colaborado en esto último. Y la producción de Paco ha sido quizás más completa porque llevábamos todo más abierto a su producción que en el anterior LP. Estoy muy contento con Just a Dream, y con Travelling también, pero creo que es un disco más completo, con mayor calidad, lo creo de verdad. Por lo demás, para mí supone la ocasión de reivindicar mi proyecto musical. Creo que cuando alguien publica tres LPs en solitario (que se entienda bien esta expresión) lanza también un mensaje: estoy en ésto a largo plazo, he venido para quedarme, y habrá más. Y eso me gustaría: ser capaz de hacer mucho más, siempre con la mayor autoexigencia.
El disco sale el viernes y el sábado es el primer concierto, va a ser un concierto en Madrid casi al desnudo ante el público, porque estará recién publicado, ¿qué nos vamos a encontrar en ese concierto?
Bueno, el público ha podido escuchar ya cuatro temas, y si se da prisa, antes del concierto podrá darle un par de escuchas, al menos; ojalá: siempre se disfruta más cuando se conoce lo que se escucha, aunque creo que hacemos una música que entra fácil desde la primera escucha.
¿Quién te ha acompañado en este disco?
Al bajo, Javier Induráin, quien lleva conmigo desde el principio, mi fiel escudero, gran arreglista, bajista finísimo y preciso…
A la bate, Xavier Jareño, el último en entrar, un batería increíble.
Y a las guitarras, Pedal Steel, y teclados, Carlos Colina, músico capaz de tocar un montón de instrumentos, y hacerlo muy bien en todos ellos, un privilegio tenerlo en la banda.
Vuelves a trabajar con Paco Loco, ¿qué aporta a tu música?
Paco es un mago produciendo, los que hemos estado allí somos conscientes. Tiene el oído más fino que he visto en mi vida, mucho gusto musical, es muy rápido trabajando (y ésto vale oro).
Por tu carrera creo que eres fiel a tu música y a quienes te rodean, ¿es importante la estabilidad y la complicidad para crear tus discos?
Me considero una persona fiel, sí, eso no quiere decir que esté con alguien para siempre, sea en lo musical, sea cualquier otro tipo de relación. Intento cuidar de quien tengo al lado, y que la relación sea fructífera y que merezca la pena para todos. El grupo que formamos está unido en eso a día de hoy. El tiempo dirá cuánto dura, ya se sabe que nada es eterno en esta vida, pero disfruto el momento con ellos, y creo que las canciones salen ganando.
Muchos matices y colores en tus canciones, folk, rock, soul, música americana, y en muchas ocasiones en una misma canción, ¿qué te aporta el tener tantos registros musicales?
Es que para mí todos esos géneros están tremendamente relacionados. La música es para mí principalmente armonía y melodía. Todo ello como vehículo para contar una historia o transmitir un mensaje. Soy un apasionado de sonidos americanos, desde los cantautores (Dylan, L. Cohen, Tom Waits…), a tantas y tantas bandas (The Band, Byrds, Beach Boys…); pero amo la música negra, el blues, el soul… Hay muchos músicos haciendo cosas así, me vienen a la cabeza inmediatamente Elvis Costello, Neil Young, incluso Lou Reed. Mucho blues y soul en los cimientos de su música, o al menos así lo veo yo.
Y de una forma muy natural hay algo de ello en las canciones que hago. Digo de forma natural porque sólo me gustan las canciones que hago si tienen un poco de todo lo que he ido diciendo en mi respuesta: armonía, melodía, emoción (soul), y un mensaje.
¿Qué te da cantar en inglés, que sólo has realizado una canción es castellano?
Pues es sencillo, la sonoridad, me gusta como suenan mis canciones en inglés, y no me gustan en castellano. A veces hago algún intento, pero sencillamente lo aborrezco, y es por la sonoridad, por como me suena mi voz cantando en castellano. Me recomiendan mucho pasar al español, y yo suelo escuchar los consejos, pero luego decido yo. Y en cuanto al idioma, estoy bastante convencido de que todo lo que haga será en inglés.
¿Qué trabas en el camino te has encontrado para sacar este proyecto adelante?
Bueno, siempre hay las dificultades para conciliar vidas personales de los músicos, porque es complicado. Pero cuando había suficientes canciones para que el LP tuviera sentido fue bastante fácil encontrar fecha. En cuanto a la composición, estuve un buen tiempo enganchado en alguna de las canciones del disco a las que les faltaba algo. Pero insistí hasta dar con lo que quería. Supongo que cada vez es más difícil encontrar ideas nuevas, porque las personas tendemos a repetirnos; ésta quizás ha sido la mayor dificultad, sí: encontrar melodías, letras, armonías que no fueran repetitivas.
Te unes a la familia MusicHunters ¿Cómo ha sido esa elección del nuevo sello?
Empecé a trabajar con ellos por recomendación de personas que los conocían. Estamos empezando una relación que confío sea fructífera.
¿Qué necesita Edu Errea para componer?
La verdad es que para componer música necesito inestabilidad, vivencias, felicidad y dolor a partes iguales. Ojalá no fuera así, pero así es. Tengo un conflicto interior con ello, y es que ansío y rechazo la estabilidad con la misma intensidad. Pero en mi caso, la realidad es que la estabilidad es yerma. Lo he experimentado con nitidez cuando he tenido estabilidad en mi vida.
¿Para ti que es más complicado conseguir la forma o el fondo de una canción?
Supongo que el fondo. La forma me da exactamente igual. Tengo mente abierta. Una canción podría empezar por un estribillo, o no tenerlo. Una canción puede enamorarme con una guitarra acústica y voz, o con una producción compleja. Lo que me emociona es la melodía, la armonía, las particularidades de la voz o de los instrumentos, los detalles. Los detalles son esenciales. Me gusta escuchar música en unos buenos casos, y fijarme en esas pequeñas cosas que hacen la canción maravillosa.
Si te pidiera un título de una canción que te haya marcado ¿cuál sería?
Es tan difícil contestar a ésto… A botepronto, y dejando constancia de que probablemente en otro momento habría dicho otra, podría decir cualquiera del Blonde on blonde, pero voy a decir “Visions of Johanna”. Una voz enorme pese a sus aparentes limitaciones, una forma insuperable de transmitir, tradición americana y soul a raudales, sencillez en la forma, profundidad, exquisitez, y misterio en el fondo. Y a la manera de Dylan, una melodía maravillosa.
¿Un sueño por cumplir?
Soy un gran soñador. Yo qué sé… tocar con Wilco, encontrarme con Bob Dylan por la calle, cantar a dúo con Emmylou Harris, irme por el sur de USA de gira (éste es el sueño quizás más realizable de todos los que en este momento me vienen en mente).