Viajar desde la canción de autor hasta el rock y las raíces norteamericanas es subirnos en Minnesota de Javi Tejero, su último trabajo realizado con tiempo y mimo, surfeando por melodías diferentes y por estilos que se aúnan por su voz y composiciones compactas. El compositor y cantante granadino nos habla de su carrera y de su último disco, Minnesota.
¿De dónde viene tu pasión por la música?
Desde que tengo uso de razón, la música es algo que me llena y me lleva. De pequeño cantaba a gritos en mi casa, mis padres y mis hermanos escuchaban música a todas horas. Después vi un concierto de la banda de mi pueblo, que la acababan de crear, y eso me fascinó. Me apuntaron a música, y ahí podría decirse que empezó todo: de la banda a hacer carrera con la trompeta, pero con una pasión por el rock siempre presente.
Escuchando tu música, creo que no serías capaz de renunciar a la guitarra, ¿estoy equivocada? Tiene un protagonismo especial en cada canción.
Sí, aunque estudié trompeta, la guitarra me encanta. No sé si es mi instrumento favorito, pero me gusta muchísimo. Mis primeros acercamientos a la guitarra además eran totalmente intuitivos, me quedaba mirándola intentando desentrañar los misterios que encerraba, porque como en muchas casas en la mía había una guitarra española, de mi hermano mayor. Me resultaría difícil renunciar a la guitarra, es cierto, pero también creo que me gustaría probarme a mí mismo cantando al piano, por ejemplo, es un reto que tengo pendiente.
Minnesota, tu último disco que ya lleva desde mediados de diciembre fuera, ¿qué feedback estás recibiendo?
En general muy buena acogida, sin duda también ha ayudado la intervención de Lapido en uno de los temas. Los comentarios que recibo en general me hacen ver que voy por el camino que yo quería ir, creo honestamente que es un buen disco y que puede tener un recorrido importante.
El primer single salió en 2022, ¿ha sido un trabajo de cocinar a fuego lento?
Sí, lancé ese single porque por su temática no quería retrasarlo más en el tiempo, pero en aquel momento no había casi nada más construido, lo hice sin saber si al final habría disco. Pero al final me tira la idea de disco como obra completa. Después vino un largo proceso de selección de temas, composición de otros nuevos, ensayos, grabaciones… Y claro, no es algo a lo que me dedique en exclusiva, lo voy haciendo en los ratos que puedo.
Tres singles antes de sacar el disco, ¿cómo es la elección de cada uno de ellos?
El primero, como decía, venía un poco marcado por su temática. Era una canción dedicada al nacimiento de mi primera hija, y no quería publicarlo con ella ya mayor. Después, al elegir un single, intentas que sea una canción significativa, representativa y que tenga gancho. ‘La Partida’, que fue el tercero, me lo reservé para el final porque creo que es de las canciones más redondas de este trabajo, y con la intervención de Lapido se convertía en el plato fuerte.
Comienzas el disco con una canción que nos lleva por derroteros del final de un concierto de un artista y la búsqueda del balance de lo sucedido, ¿por qué esta canción para arrancar el disco?
Prometeo es una canción que, al margen de la letra, creo que es musicalmente potente y me pareció una buena apertura. Habla de esos momentos de parada y reflexión, sí, pero también lanza un mensaje de resistencia y audacia. Medito mucho sobre el orden de aparición de los temas en un disco, y al principio hay que intentar captar la atención del oyente; yo creo que el riff de Prometeo me haría querer seguir escuchando lo que sucede.
Canciones que nos llevan por una ola de cantautor total, con mucho fondo y con gran vitalidad al mismo tiempo, ¿cómo se logra el equilibrio?
El origen de todo ésto es un chaval en su cuarto que se sentaba con la guitarra a investigar y a buscar su sitio en este mundo mediante la música, y de vez en cuando necesito volver a ese origen. Al final, prácticamente todas mis canciones las compongo con la guitarra acústica; generalmente pienso los arreglos que le haré a esa canción, pero a veces está bien que una canción quede así, en su estado más elemental. Además, algunas de esas canciones las he compuesto de noche, mientras todo el mundo dormía; de ahí ese carácter tan íntimo.
En el disco hay otro equilibrio que logras y es dar a cada canción un toque diferente, no renuncias a tu personalidad, pero sí existe una gran variedad de colores musicales, ¿te gusta indagar en distintos estilos?
En un principio este disco lo concebí con un aire más folk en general, pero luego terminé incluyendo temas más rockeros que necesitaban más potencia, creo que hay un equilibrio interesante. Como músico me gusta la variedad, que sucedan cosas, huyo de la monotonía. Cada uno tiene su estilo componiendo y utiliza los recursos que controla, pero dentro de eso trato de ofrecer cosas distintas. También me esfuerzo por trabajar arreglos, armonías, elementos que enriquezcan en definitiva la música.
¿De qué se nutren las canciones de Javi Tejero?
De todo lo que vivo, lo que pienso, lo que siento, lo que leo, lo que escucho… Y técnicamente, de todo lo que he estudiado y sigo aprendiendo, claro.
¿Cómo es tu forma de componer?
Generalmente, desordenada. Normalmente, parto de una idea, que puede ser musical o literaria, ya sea una frase, una estrofa… Cuando empiezo una letra, lo más usual es que al mismo tiempo ya vaya pensando el tipo de música que le iría bien. Cuando veo que puedo seguir tirando de una de esas ideas, voy probando, corrigiendo, y muchas veces es la propia canción la que te lleva por el terreno que necesita.
¿Gira a la vista?
Sí, tengo fechas apalabradas y estoy intentando que salgan más. Estoy deseando interpretar estas canciones en directo.
¿Las personas que estarán contigo en los conciertos serán los mismos artistas que han grabado el disco? ¿Nos los puedes presentar?
A la batería ha estado Luis Miguel Jiménez, maravilloso. Al bajo, Alfonso Alcalá, un auténtico seguro de vida. A la guitarra solista mi amigo Jero Marín, que aunque en esta ocasión sólo ha grabado en dos temas, seguro que me acompañará en algunos directos. Eso sería la banda base, que será difícil que repita en concierto como tal, porque son músicos muy solicitados que están inmersos en muchos proyectos. Después he contado con Pablo M. Bachs al teclado y con Cosmotrío, el mejor trío de cuerda. Seguramente abundarán los conciertos en acústico, porque hacer un concierto con banda es complicado, por cuadrar agendas, por las dificultades técnicas y por la saturación que hay ahora mismo en las salas.
¿Influencias?
Podría llenar varias páginas, pero intentaré resumir. Desde siempre en mi casa se ha escuchado mucha música: flamenco, zarzuela, pop español de los 60, algo de Beatles, rock español, copla… Siempre con un rincón especial para 091. Después fui interesándome por la música norteamericana, y ahí abrí todo un universo que me encanta: Bob Dylan, Neil Young, The Band, Tom Petty… hay un larguísimo etcétera. Siempre hay artistas de cabecera, que recurres a ellos constantemente porque te sientes más identificado, y luego hay artistas que van por épocas y pueden influenciarte de manera puntual. Por ejemplo, en esta ocasión creo que haber escuchado mucho a Nick Drake durante un periodo puede haber marcado en parte algunos de los temas acústicos arpegiados con los dedos.
¿Un sueño por cumplir?
A estas alturas de la película uno ya no cree tanto en el cuento de perseguir los sueños… Estoy orgulloso de mis canciones, y eso ya es un gran logro, creo que estoy haciendo todo lo que puedo por aquel chaval que tocaba la guitarra en su cuarto. Por supuesto que me encantaría llenar teatros, grabar en Estados Unidos, tener reconocimiento… Pero como digo, el sueño no es otro que disfrutar con lo que se hace.