Bailar en la Berlanga llega a su décima edición, del 2 al 6 de abril, y Cristina Cazorla, que estuvo en la edición del 2023 hoy es nuestra protagonista. Ya tuvimos entrevista con ella el año pasado por su participación en el ciclo, pero pasada una edición hemos querido que nos hable de su experiencia y también de su carrera en estos momentos.
Cristina Cazorla estuvo con Memoria, un espectáculo de danza de pequeño formato en el que, junto con Cristina Suey (violonchelista) dialogan en el escenario, con música y danza sobre diversas emociones que vienen del pasado. Tres escenas fueron las que representaron: trauma, euforia y calma, unidas entre sí por medio de una bola de luz que metafóricamente representa los recuerdos. Memoria es una balanza entre la razón y el corazón, polos tan extremos como cercanos.
Memoria nos hace sentir y vivir con pausa. Cada movimiento de las dos artistas, tanto baile como música, tiene su protagonismo y su compenetración, nos atrapan por esa unidad que logran, al empastarse en un solo uno, el mensaje: la memoria. Todo parte desde la luz, la visibilidad que esa bola en el escenario va dando a Cristina Cazorla y sus movimientos —lentos y envolventes— el espacio y la luminosidad que cada escena requiera. Hay belleza en la forma de desarrollar los tres actos que desarrollaron en la Sala Berlanga, tres momentos, trauma, euforia y calma, ya que duelo se quedó fuera de la representación para este ciclo, llenos de matices, de complicidad entre el movimiento y el sonido, entre la danza y la música, más allá de lo estético, traspasando la barrera de lo interpretativo hasta llegar a lo totalmente emocional, ya que se capta lo que quieren contar en cada momento. Dos interpretaciones que se interpelan, que se funden en uno solo. El espacio también ayuda, no hay nada más que ellas dos y la bola. La sobriedad hace que todo se centre en sus cuerpos y manos y nada más, en sus cambios, en sus rostros, que cuentan sin hablar. La música transita en sonoridades diferentes, acentuando cada acto, cada emoción y recuerdo, y haciendo que la danza cambie completamente en su estilismo, y en sus movimientos, pero todo al final totalmente acorde para crear una atmósfera muy certera y veraz con muy poco, pero que cuenta mucho.
¿Cómo recuerdas tu experiencia dentro de Bailar en la Berlanga?
Ha sido una alegría formar parte de “Bailar en la Berlanga”, subir una vez más al escenario mi proyecto MEMORIA y a la vez formar parte de este Ciclo que apoya la creación coreográfica desde el buen hacer. A lo largo del tiempo, en la programación de este Ciclo, he visto a numerosos compañeros a los que admiro, suponiendo para mí una gran motivación formar parte de ese camino.
Tuviste que adaptar Memoria para el ciclo, ¿cómo fue ese proceso?
Fue todo un reto, MEMORIA tiene la característica de ser muy sensorial y en un espacio como la Sala Berlanga permitió que se apreciara mucho más; la cercanía con el público, los efectos de luz y de sonido tan cerca se sienten más impactantes. Desde dentro nosotras así lo vivimos y creo que el público desde fuera así lo sintió.
Fue bonito ver cómo el espectáculo se transformó haciendo uso de los elementos que nos ofrecía el espacio: las gradas, la altura del escenario y su posibilidad de espacio a primera línea con el público… Eso fue lo que lo hizo todavía más especial.
Me comentabas en una entrevista anterior la importancia de estos ciclos para la danza, ¿has encontrado más ciclos de este tipo que os apoyen de esta manera desde entonces?
En septiembre estrené mi segundo espectáculo en los Teatros del Canal, MADRILEÑA, bajo el programa de residencias de creación que ofrecen. Sin duda, este programa ha sido otro gran apoyo para mí, en este caso a la producción. Existen numerosas convocatorias y proyectos que impulsan, dan apoyo e incentivan… Pero que tu proyecto encaje y que sea apoyado es más difícil. Por ello agradezco siempre tanto la confianza como el apoyo que recibo cuando mi proyecto es seleccionado.
¿Cómo describirías para alguien que no conozca el ciclo, Bailar en la Berlanga?
‘Bailar en la Berlanga’ es un ciclo que apoya la nueva creación coreográfica en pequeño formato, que valora la innovación y versatilidad de corrientes y artistas del panorama actual de la danza. También es un símbolo de buen hacer.
Y si tuvieras que invitar al público a decantarse por un espectáculo de danza, ¿qué les dirías?
Todos van a ofrecer mucha calidad y variedad, creo que es un espacio que invita al público a repensar la danza mientras la disfruta.
Por un lado, animaría al público a salir de su zona de confort y gustos para ver otras propuestas y tal vez encontrar nuevas corrientes afines; y, por otro lado, también es enriquecedor elegir propuestas más cercanas a tus gustos para ver cómo se adaptan, desarrollan y cambian al situarse en otro tipo de espacio.
¿En qué estado de salud cultural se encuentra la danza contemporánea actualmente?
Creo que estamos en una rueda de producción masiva de espectáculos frente a un porcentaje escaso de programación. Es casi una utopía rodar un espectáculo tanto, como para repetir en un mismo teatro o estar años aprovechando su rendimiento. Se junta también con la necesidad de educar al público en la danza como actividad de ocio.
Todo ayudaría para que el enorme talento que hay en nuestro país se cuide, se valore y no se pierda.
¿Qué obstáculos tenéis para sacar adelante vuestros trabajos?
Por lo general, debido a la falta de recursos y la necesidad de hacer nuestros proyectos viables, los artistas asumimos la gestión de las diferentes patas que tiene un proyecto y que se tendrían que dividir y delegar en departamentos y personas. Es difícil generar un equipo y tú misma acabas siendo bailarina, coreógrafa, productora, comunicación, redes, distribución…
Después de ver Memoria y Madrileña, creo que la palabra memoria tiene una gran relevancia en tu carrera. ¿Para ti es importante nutrirte de lo vivido o de los recuerdos o darle el lugar adecuado, es una historia a contar?
Sin duda sí, las experiencias vividas son el imaginario y mi inspiración para crear; son emociones, vivencias, lugares, personas, reflexiones, detalles… lo que somos y lo que hemos vivido es nuestro ADN. La danza como forma de expresión es mi vehículo para materializar toda esta ‘memoria’.
Influencias
Mis influencias son cada uno de los maestros docentes, coreógrafos/as, compañías y personas con las que he podido trabajar y que me han acompañado a lo largo de mi carrera. De cada una de ellas me llevo aprendizajes, el buen hacer, inspiración, reflexión… Pienso que todo ocurre por algo, y todo ello te va dando dirección en el camino.
Y desde luego, mi familia que me ha educado desde pequeña en el trabajo, en el esfuerzo, en la constancia… y están siempre ahí apoyando todos los sueños y proyectos que quiero desarrollar. Son mi mejor influencia.
Próximos proyectos
Este mes de abril tengo la maravillosa suerte de disfrutar del escenario con mis proyectos,
Este próximo fin de semana estaré en París como castañuelista para el concierto Jardins du Sud acompañando a Mariví Blasco y Javier Somoza.
El 12 de abril estaré junto a mi admirado compañero guitarrista Álvaro Toscano en La Casa de Granada de Madrid con el espectáculo formato concierto ‘Escuela Bolera y Guitarra Española’.
Los días 20 y 27 MEMORIA estará en Madrid en el Auditorio Paco de Lucía de Aluche y en el Teatro Municipal Centro de Navalcarnero.
El 27 por la mañana en DANZADERO, con un extracto de MEMORIA y al día siguiente con mi pieza QUEBRANTO en el Homenaje a Gloria Mandelik, ambas galas organizadas por la Asociación de Profesionales de la Danza de Madrid.
Es un mes bastante movidito que se junta con un mes de mayo que empieza con Sergio Bernal en el Teatro Victoria de Barcelona y Tenerife, seguido de ‘La Rosa del Azafrán’ en el Teatro Campoamor de Oviedo. Junio también viene con fechas que me ilusionan mucho.
Como os cuento,
¡Nos vemos en el teatro!
Así que busquemos a Cristina Cazorla en los teatros, y disfrutemos del ciclo de Bailar en la Berlanga, con las ocho propuestas, diferentes, que tendrán lugar del 2 al 6 de abril.