Unicorn Wars de Alberto Vázquez tiene el germen en Sangre de Unicornio, cortometraje que el propio director realizó en 2013. Nueve años para que el largometraje viera la luz y que está teniendo un gran recorrido desde su estreno en 2023. Esta entrevista estaba, como se suele decir, en un cajón, que no en el olvido, y qué mejor manera que sacarla cuando tiene una proyección en un ciclo de animación en la Sala Berlanga, de la mano de la Fundación SGAE, quien apuesta por el cine español en todos sus géneros.
Del corto al largo, ¿cómo nace Sangre de Unicornio y cuándo decides ampliar al largometraje?
En el 2009 hice un cómic corto que se trataba de dos ositos que iban a cazar unicornios, en el 2013 me pareció buena idea crear un cortometraje. La idea es que dos ositos van a cazar unicornios porque la sangre de los unicornios sabe a arándanos y los mantiene bellos, pero en realidad es una excusa para hablar del bullying, del maltrato de un personaje hacia otro, de un hermano hacia otro y también del sentimiento de culpa católica. Es un poco punk, hecho de una forma muy rápida, a lápiz y acuarela, con fondos de la misma, todo hecho a mano y con Photoshop. Muy salvaje la verdad, pero la historia fue bien y en 2016 me animé a expandir la historia con más personajes amplificando la trama y las ideas; para ello, pues decidimos mezclar el corto con el tema bélico, porque siempre he sido un amante de las películas bélicas y siempre quise hacer una, pero también con algo de mitológica e histórica, por eso siempre, simplificando, decimos que la película es una mezcla de Apocalipsis Now, Bambi y la Biblia.
Efectivamente, podemos comprobar cómo el bullying está plasmado en el guion, pero además hay una búsqueda de la diversidad en ese ejército de osos. No sé cómo creas cada uno de los personajes y sus características.
Me lo planteé de una manera muy simple. Los osos son como adjetivos; cada personaje tiene un color y una característica. Los Gemelos, Mimosín, Azulín, Gordi… Todos tienen un nombre que puede ser un poco cuqui o bien que funcione como un adjetivo que lo defina. Son personajes, excepto los protagonistas, un poco vicarios, que sirven para darle color al mundo, aunque no tengan una psicología muy marcada, más bien animales un poco gregarios, que están en el ejército y me los planteo como si fuesen unos niños o unos scouts, muy inocentes, que van a la guerra como quien va a un picnic y aunque luego allí, pues ya lo pasan mal.
Dentro del guion creo que también hay una fluidez en los siete pecados capitales, que se van abriendo camino a medida que avanza, no sé si era tu intención o es interpretación mía.
Me gusta esa interpretación y sí que hay muchas referencias a la Biblia, al catolicismo, los osos tienen su propio libro sagrado y tienen sus pecados, consideran al unicornio un demonio a exterminar, y hay mucha parafernalia religiosa, a mí me encanta la Biblia y sobre todo el Antiguo Testamento, me parecen unas fábulas sobre la humanidad, me gusta el concepto del Dios cruel que castiga al ser humano por todo lo que hace, me parece como un gran libro de ficción y sí que hay como muchas referencias a la Biblia. De hecho, la historia funciona como si fuese un pre-génesis o algo así, no, pero bueno, los pecados capitales, la verdad que no me lo había planteado, pero puede ser que haya muchos por ahí: no matarás, no desearas la mujer de tu prójimo, no están todos o sí.
Para centrarte en los unicornios no sé si has tirado de mitología o de otras películas que ya han utilizado el tema de su sangre como poder, como en Harry Potter.
Esto de los unicornios empezó como una broma. Es un animal que es un icono ahora mismo de la cultura pop y aunque es un animal falsamente mitológico que tiene una importancia en algunos códices medievales o incluso hasta la bandera de Escocia -eso me fascina bastante la verdad- así que no, me lo planteé, pues como un juego, los osos y los unicornios todo el mundo los conoce siendo iconos infantiles, y tenía cierto interés en utilizar estos animales antropomorfos y estos animales mágicos y realizar una guerra y hacerlos sufrir. Ambos conectan con todas las culturas, son universales, no tienen un tiempo ni un lugar definido, sino que pertenecen a las fábulas, a los cuentos, a los inicios de la animación y del cómic. Me hacía mucha gracia este enfrentamiento entre estos dos iconos, verlos sufrir y verlos morir y verlos pasarlo mal, me parecía interesante y llamativo, por eso lo utilicé, no tengo ninguna referencia de estas de Harry Potter ni nada de ésto, no, sino que es más bien un acercamiento más pop que otra cosa.
Supongo que influencias y guiños tendrás muchos, uno que me ha parecido es a La Chaqueta Metálica de Kubrick, ¿intencionado, hay más?
Pues sí la verdad, he ido cayendo en esta historia en una especie de falsa guerra de Vietnam, que es como la guerra de las guerras, una de las guerras más documentadas que hay y yo la he seguido mucho y tenía mucho interés en hacer un homenaje desde la fantasía y sobre todo desde el tema este de la locura en la selva de personajes perdidos en la selva que tienen que sobrevivir y que tienen que buscarse la manera de alimentarse, va por ahí un poco la cosa. Sí es cierto que quizás el sargento Caricias nos puede recordar a los que salen en La chaqueta metálica, pero también yo diría que Apocalipsis now o Platoon pueden ser otras influencias que estén por ahí, aunque yo creo que luego la película va, por otro lado, por otro camino; está la guerra interna entre los dos hermanos y aunque partimos de un género al final creo que la peli tiene su propio camino y su propia mitología.
En la cinta hay una crítica brutal a la discriminación, al poder, a las guerras, a la intolerancia. ¿Qué te lleva a plantear tanto realismo cruel en una sola película?
Creo que es una alegoría de la guerra; todas las guerras son un poco iguales, en todas las guerras hay odio. En este caso odio al desconocido, los osos odian al unicornio, pero también hay un odio hacia ellos mismos. Ellos se odian, compiten, se hacen bullying. El poder, la discriminación, la intolerancia son algo propio de nuestra sociedad, lo estamos viendo. También tenemos una guerra aquí en el corazón de Europa, que hace seis años me parecía imposible ver una guerra de invasión; pensé que las guerras iban a ser tecnológicas o económicas, pero no así. Con lo cual toda esta temática, nuestra película, de alguna manera, está un poco de actualidad. Yo no pensaba que iba a ser, que iba a pasar ésto, pero es algo propio del ser humano y propio de la guerra. Los temas que hablo funcionan en el sentido de que es una alegoría, es una fábula del origen común de todas las guerras, que son conflictos geopolíticos y en este caso además con el tema de la religión está el tema de la fanatización, que eso hace mucho más peligroso a una guerra, una guerra es más peligrosa si hay una ideología y un odio detrás que si no lo hay.
¿Crees que el espectador/sociedad está preparado para asimilar todo esto junto, o que, por el contrario, preferimos dejarlo de lado, como si ninguno de esos conflictos fuera con nosotros?
Hay un poco de todo, hay gente que está preparada y que quiere hablar de ésto y hay gente que no, que no le interesa lo más mínimo ahondar en las películas bélicas. Para mí era todo un juego, un cuento y utilizando el humor a veces para hablar de la guerra. Parece que va a ser una película de humor gamberra, pero luego es una película muy triste, es un drama y acaba siendo una película de terror. Habrá quien le interese y quien no. Para empezar hago animación para adultos con lo cual ya es una cosa un poco de nicho, esta película le interesa a gente que le gusta la animación, a la gente que le gusta el fantástico y también un poco a la gente que le gusta el cine de autor, que al final son los festivales que han ido seleccionando esta película.
¿Cómo ha sido unir la animación tradicional y la 3D?
Todo se ha realizado en Blender, que es un software de código abierto y gratuito y que tiene una herramienta que se llama Grease pencil que sirve para animar un 2D dentro de un entorno 3D. Somos la primera película internacional que hace todo con esta herramienta, y hay que decir que trabajamos con los trabajadores de Grease pencil, ayudándonos mutuamente. Hemos utilizado el 3D para los unicornios porque los caballos son muy complicados de animar en 2D, y así lo podíamos clonar, sobre todo en las batallas. A todo lo hemos dado un tratamiento muy gráfico.
¿Aquí el colorido, por momentos, tiene otros matices, es por el metraje o porque has intentado rebajar los tonos para incluir más temáticas?
El color aquí es bastante más clásico, incluso puede recordar a Disney. Lo que quería con el color es que fuese narrativo, que contase, que fuese con la historia, con un poder simbólico y expresivo, que no fuese naturalista por ser. La verdad que evoluciona con la historia, va de tonos naturales a apagados y más fríos y grises. La batalla final tiene un juego expresivo entre fucsia y amarillos.
6 años de proceso, más de 250 profesionales, 1.453 planos, más de 50 personajes y 124.515 fotogramas, todas estas cifras nos pueden causar un vértigo impresionante a la hora de pensar el número de horas de trabajo en su totalidad, y ver lo que cuesta levantar un proyecto animado ¿Con qué trabas os habéis encontrado para poder llevar a cabo la película?
Han sido casi cuatro años y un proceso muy complicado, con muchos costes, y mucho personal. Tenemos que andar, buscar dinero debajo de las piedras, por eso es una coproducción gallego-vasca-francesa. Aun así, somos una película pequeña que ha costado financiar. Luego tiene la dificultad tecnológica.