Mother Tongue es uno de los trabajos de esta cuarta edición de Danza en la Villa; tendrá dos representaciones, los días 28 y 29 de junio en la Sala Jardiel Poncela a las 20:30 horas.
Eduardo Vallejo dice haber encontrado la pasión por la danza por el destino, ya que él estudiaba artes plásticas, pero un profesor que tenía le dijo que si estaba todo el día pensando en la danza, y bailando, porque no se dedicaba a ello. Viniendo de una familia humilde y de un pueblo pequeño, nunca te planteas el hacerlo, y mucho menos llegar a ello, pero al final te pones y ves que sí que puedes.
Desde 2018, Eduardo Vallejo avanzó, primero, creando Batbox Productions como infraestructura de sus propios proyectos. Espero que a futuro pueda servir para los trabajos de otros artistas. Para mí era muy importante fortalecer un espacio donde poder dialogar varios profesionales para más adelante fundar Ogmia, como seudónimo y compañía creada en 2019 con el estreno de No time to Rafe, previo a la pandemia.
Mother Tongue ha tenido un recorrido nacional en distintos formatos, desde el Teatro del Bosque, que son madrinas de la compañía hasta Murcia, Asturias… También hemos girado internacional y seguimos en breve con ella, y aquí estaremos en Navarra, Lanzarote… Hice una adaptación para la noche del Patrimonio en Ibiza hace un par de años con el acompañamiento vocal del Coro del Patronato, con cincuenta voces en directo, porque en esta obra además de dirigir la interpreto junto con Nabar Jon Ander y desarrollo un humilde canto difónico mongol en una de las escenas e hice un acompañamiento con esas cincuenta voces en directo. La obra sigue en un recorrido vivo, creciendo poco a poco.
Eduardo Vallejo
Cada trabajo es la continuidad del trabajo anterior, siempre que acabo un proceso me encuentro algo más con lo que me apetece dialogar. En este caso me apetecía mucho volver a la raíz, dentro de la investigación que tengo sobre la danza, el movimiento, lo antropológico, lo cognitivo conductual, y me quise remitir a mis orígenes, a Asturias, a lo celta, a lo pagano, a reencontrarme sobre todo con ese yo que todos tenemos y que en algún momento volvemos a él metafóricamente para poder seguir en nuestro camino. A partir de ahí y de distintas fábulas, el dios de la vida y la diosa de la muerte en la mitología japonesa concibo y creo Mother Tongue.
Nos cuenta que durante estos dos años la obra ha ido variando, ya que comenzó con otro compañero de reparto y al entrar Nabar todo ha cambiado, según sus palabras: él le ha dado un refresh interesante, no solo dramatúrgico sino plástico a la propia obra. Todas las obras están vivas, es algo muy romántico de la danza y del teatro; no hay postproducción, es vivir el momento. Yo lo llamo rito, todo el mundo queda a la misma hora, en el mismo espacio para ver y experienciar algo único de las artes vivas. Y con todo esto la obra ha sido madurando al mismo tiempo que girábamos con ella.
¿Si le preguntáramos a Eduardo Vallejo qué quiere contar con su dramaturgia y su coreografía, qué nos diría? Realmente no quiero contar, lo que quiero es generar más preguntas que respuestas. Servir quizás como espejo metafórico a la experiencia de la espectadora y del espectador en general, yo al final, como cualquier otro artista soy un cúmulo de mis propias experiencias y mis propios referentes y aunque toquemos temáticas concretas, con lo que me gusta, con lo que me gusta dialogar y que la gente atisbe es esa huella dactilar, lo que me hace referencia a mí, como individuo, como artista y a todo el equipo de Ogmia con el que cuento y con el que trabajo. Pero si nos vamos en concreto a Mother Tongue lo que la gente va a poder experienciar es una obra física, con una poética formal, en la que el peso del cuerpo y el gesto tiene mucha presencia, con dos bailarines con un background muy distinto que se encuentran en este submundo onírico y metafórico y en el que se trabaja la evolución y transición de los dos personajes.
Para mí, la danza tiene mucho más que ver con la catarsis que puedes observar cuando estás observar un cuadro, que a ese proceso racional de comprensión que hacemos constantemente con las obras. Eso no lo hacemos con la música, te dejas evocar con las situaciones y los sonidos, y con la danza que es universal sin palabra de por medio, en mi caso, no genera una barrera lingüística, creando algo universal que recrea esa evocación y esa catarsis que todos sienten; generar otros puentes de diálogo que no es el del contar.
Eduardo Vallejo
En cuanto a la música, dice dar mucha importancia a esa parte. Me gusta que el espectador esté dentro de la obra desde el lugar del cuerpo de bailes, generar más atmósferas y jugar con los relieves en las escenas, y la música es un acompañamiento de la danza y el cuerpo, que son la parte principal.
Alba Muriel
Hablamos del sector de la danza y la cultura, de su estado de salud, y él nos admite que, como siempre coja, que se necesita más apoyo de las instituciones y, en el caso, por ejemplo de la danza, verla como algo con más piel y cercanía hacia el público, no desde un punto elitista. Y sobre todo, que tengan una programación mayor en los teatros, y que las ayudas a las producciones se incrementen, ya que se supone que así debería haber sido, y que se actualice todo el sistema público que programa habitualmente. Todo lleva y desencadena a que hay un problema burocrática, sectorial e institucional que no se puede posicionar la cultura, y en mi caso la danza que es lo que me toca a mí, en el lugar en el que tiene que estar, hay gente muy talentosa que no siempre puede desarrollar sus proyectos aquí dado los pocos recursos que tenemos a nuestro alcance.
Mi sueño por cumplir es volver a encontrarnos dentro de treinta años y haberme dedicado a la danza, siendo siempre yo, manteniéndome fiel a mí y a mi contenido. No pervertirme en este mundo tan pervertirle.