Rehana es la segunda película de Abdullah Mohammad Saad, al igual que de la protagonista Azmeri Haque Badhon. La película transita entre el thriller psicológico y el retrato de la sociedad bengalí. Una cinta donde las tonalidades azules destacan, los silencios apabullan, y cuando la palabra aparece, es bastante agresiva en su tono y en su fondo. Una pequeña entrevista con la protagonista para poder conocer un poco más la finalidad de la cinta y el proceso personal que ella misma ha llevado con la cinta.
Rehana, profesora adjunta en un hospital universitario de Dakha (Bangladesh) lucha cada día por superar dificultades por ser una madre viuda e intenta encontrar el equilibrio entre su vida laboral y personal, que realmente es su hija. Un día, Rehana ve salir a una de sus alumnas llorando del despacho de un profesor, y ella anteriormente al pasar había oído unos ruidos. Ella hablará con su alumna para que confíe en ella y cuente si ha sufrido algún abuso. A partir de ahí luchará para que los actos no queden indemnes, pero se topa con la pared del machismo y la superioridad en su trabajo. Al mismo tiempo recibe un aviso del colegio de su hija, quien ha pegado a un compañero. La pequeña le confiesa que le hizo algo que no le gustaba. Rehana luchará ambas batallas de esas dos mujeres.
Parece que de primeras el cine no era tu primera opción laboral, ¿cómo recuerdas tu inmersión en el mundo del cine?
¡Fue una larga historia! Yo estudiaba medicina y también era una estudiante muy brillante. Pero desgraciadamente mis padres me casaron porque estaba enamorada de un chico que no era su mejor elección. Y acabé teniendo una depresión grave con tendencia al suicidio. De repente, durante mi tratamiento, encontré un cartel de un hermoso concurso en el que podía conocer a mi escritora favorita. Así fue como entré en este mundo de los medios de comunicación. Pero desde el principio no me interesó mucho, ya que en nuestra sociedad es un tabú que los medios de comunicación no sean buenos. Y yo venía de una sociedad y una familia muy conservadoras. Pero después de acudir a los tribunales por la tutela de mi única hija, me encontré con que la sociedad no me consideraba un ser humano. Era una mujer que puede obtener sus derechos y apoyo, pero no podía tener sus derechos como humana. Después de darme cuenta, quise tener todos mis derechos y libertad como humana y lo conseguí. Conseguí la tutela y pude soñar por mí misma. Y lo cumplí. Ahora amo mi trabajo y me amo a mí misma. Y estoy feliz de ser actriz.
¿Cómo entraste a formar parte de Rehana?
Dediqué un año y medio de mi vida para esta película. No hice ningún otro trabajo durante este periodo. Y yo solía romper mis ahorros bancarios para pagar mis cuentas y los gastos de mis hijas. Se convirtió en mi único trabajo en ese momento. Porque sabía que era la única oportunidad que tenía de demostrar mi valía como actriz y me descubrí a mí misma como ser humano a través de este proceso.
Después de ver la película, uno puede pensar que el director es una persona muy comprometida con la temática a tratar, o que pone en tela de juicio lo narrado, ¿puede haber un equilibrio entre ambas cosas?
Rehana en realidad el reflejo de la visión personal de los directores hacia la sociedad. Me sentí así después de tanto tiempo. Hice lo que me dijo e instruyó. Y es cierto que yo estaba de acuerdo también con su idea, excepto la última escena. No estaba de acuerdo en hacer la última escena porque tengo una hija de esa edad.
¿Podemos pensar que Rehana puede ser moralista o que es obsesiva, hay una dualidad, desde que mirada lo trabajaste, y con qué dificultades te encontraste para desarrollar el personaje?
Mi primer obstáculo fue mi proceso de pensamiento para este personaje. Yo era una persona muy moldeada para ser una buena mujer de la sociedad. Así que para mí fue un verdadero reto ser un personaje tan parecido a ella. En realidad soy una persona como ella, pero no me había dado cuenta antes de hacer Rehana. Me descubrí como ser humano a través de este proceso de rodaje. Me entregué a mi director como si confiara en él de toda mi vida. Y funcionó como por arte de magia.
También hay una dualidad en la personalidad de Rehana, aunque aparentemente sea fuerte, muchas capas en su persona, ¿qué dificultad ha sido para ti ese trabajo interno para que se viera externamente?
Para mí no fue tan difícil meterme en el personaje, ya que el director confiaba en mí. Era la persona que me empujaba a tal nivel que me atrevía a soñar. Yo era conocida como la actriz más glamurosa de la historia. Pero él me convenció para que hiciera el personaje sin maquillaje y nunca había llevado hiyab. Pero durante los ensayos, que duraron un año y medio, llevé el hiyab y me comporté como Rehana durante ese tiempo y también después del rodaje. Afectó mucho a mi salud mental. Sufro depresión grave y trastorno límite de la personalidad, así que me afecta este tema muchísimo.
Tu personaje está en medio de personajes de distintas generaciones y visiones: la infancia, la adolescencia y la madurez. ¿Con qué parte te han resultado más complicadas, las escenas, con tu hija, alumnas o con los profesores?
Con el personaje de mi hija, tengo una hija de esa edad. En nuestro país la maternidad siempre está glorificada. Y fue lo más difícil, ser una madre muy compleja y realista en la pantalla.
En un espacio cerrado, como es el lugar de trabajo de Rehana, al final están incorporados al guion muchos temas sociales, como la educación, el machismo, la economía… ¿Crees que todos los temas se relacionan y conjugan entre sí para definir una sociedad?
Sí que lo es. Esta es la realidad de nuestra sociedad y nuestra cultura. Todo está relacionado siempre.
Esta película parece que está hecha para ti, eres una mujer muy concienciada con muchas luchas sociales, ¿qué de importante crees que esto se plasme en el cine?
Después de mucho tiempo, le dije al director que Rehana no podía ser Rehana sin mí. Porque Rehana soy yo y yo soy Rehana. Esta película está tan cerca de mi corazón y de mi alma que no podría realizarse sin mí, porque en la pantalla era yo la única Rehana y no el director, era yo, Azmeri Haque Badhon, la que luchaba con todo esto. Por eso Rehana está hoy aquí.
Si tuvieras que definir la película en una frase cuál sería.
Fue el proceso a través del cual me descubrí como actor y como ser humano.
¿Próximos trabajos?
Tengo algunos proyectos en proceso. La mayoría son proyectos protagonizados por mujeres. Estoy buscando proyectos protagonizados por mujeres, pero es difícil conseguirlos. También tengo algunos proyectos en la India. Ya he trabajado con directores indios y seguiré haciéndolo.
¿Un sueño por cumplir?
Mi esperanza y mi deseo es conseguir la igualdad de oportunidades, derechos y libertad como seres humanos en un mundo en el que no los tenemos y en el que nos han educado para no hablar de ellos.