Ver un cartel de un festival es simplemente la fachada. Hay que entrar, ver, escuchar y sentir lo que hay dentro del mismo, de dónde viene y a dónde va y explorar sus entrañas para conocer mucho más lo que hay de fondo. Eso me ha ocurrido al leer unas líneas sobre Aldea Fest, que la curiosidad apareció tras esas letras, y quería conocer mucho más sobre ese «Molinos no».
Hemos podido charlar con Auria Diharce, una de las organizadoras del festival, quien nos ha hablado de Aldea Fest desde sus inicios cuatro años atrás, incluso antes de que fundara el certamen hace tres años. «Queríamos montar un festival cultural, donde la música fuera el centro y reivindicar desde ahí el espacio natural que tenemos, y todo lo intentamos hacer muy casero y manteniendo mucho el entorno rural; Plataforma sur de Cantabria es la que nos impulsó y nos ayudó a arrancar, con el merchandising, y de ahí tener enlace con los abogados; porque todo lo que se recoge es para los abogados que van a juicio, y que hasta ahora lo han estado pagando los ganaderos de la zona, y nosotros aportamos este pequeño grano»
Aldea Fest no tiene otro fin que intentar frenar la construcción de los parques eólicos en Cantabria, y ante todo que la gente conozca no solo los pros, sino también los contras de la energía eólica antes de nada. «La implantación de los molinos se está haciendo de una manera que roza lo ilegal, no se informa a las aldeas, y en nuestras alegaciones está el estar informado del número que se va a poner y por dónde». Auria nos cuenta que en muchas ocasiones para crear energía las empresas están destrozando la naturaleza, y quebrando el medioambiente de una manera sigilosa, además de equivocada. «Aquí las aldeas siguen siendo muchos concejos, que son dueñas de sus propias tierras, y no son informadas, y por ello siempre tienen que contar con ellos los ayuntamientos, pero además no los queremos porque no es una energía verde, porque para subir esas palas de los molinos al monte tienen que destrozar el camino, además aquí estamos a más de mil metros y los tendríamos al lado».
Otra de las cosas que quieren es concienciar del consumo de la energía, por lo que no solo quieren hablar de este tipo de energía, al mismo tiempo quieren aprovechar para concienciar con respecto al consumo en general: «si en lugar de tener seis camisetas tenemos tres no nos va a pasar nada, y ésto es algo muy trivial, pero es tener conciencia de nuestra tierra y de nuestro futuro, porque aquí ponen las instalaciones de los molinos, pero no tienen un plan ni a corto, ni a largo plazo, deforestan y luego cuando ya no quieren seguir ahí se quedan los hierros llenos de aceite, y a partir de ahí, la flora, la fauna dejan de cohabitar en esa zona, y los ganaderos tienen a sus vacas pastando por esa zona y también a sus caballos, y todo eso los influye. Todo es una cadena que nos estamos cargando en los pocos espacios naturales que tenemos en la tierra, no solo en Cantabria. Los ponen y cuando se estropean no tienen un plan para que se articule de manera ecológica».
Dicen que en este tiempo poco a poco han ido llegando a más gente: nos llega gente de Bilbao, Santander y de Burgos, aparte de nuestra zona. Somos un festival pequeño, pero este año vamos a tener grupos de Madrid y de Cuenca, que nos han visto y se han interesado y solidarizado con nosotros.
Auria nos cuenta que pusieron un anuncio en redes ¿Quieres tocar en nuestro festival?, y tuvieron bastantes respuestas y eligieron los grupos que estarán los días 23 y 24 de agosto: desde Madrid Isla Lavanda, Tangerine Flavour o Louis Holler, de Cuenca Venus Astra, de Valladolid la banda de Deseo Blinsen y de la propia zona Bertillo o El Lado Caliente. El festival se completa con talleres, caminatas, charlas, bailes de folk, paella y la lectura de un manifiesto, todo armado desde lo más rural y artesanal y con precios muy populares. El espacio donde se desarrolla el festival está en Las Escuelas de Sotillo-San Vitores de Valdeprado del Río.
Los grupos que asisten no tienen caché, van para apoyar la causa del propio festival, para dar a conocer las reivindicaciones de Aldea Fest y alzar un poco más la voz, más allá de sus propios conciertos. El evento está hecho desde la parte más colaborativa, desde el voluntariado, y con el fin de dar a conocer los problemas que da lo que nos quieren vender como energía verde. Los organizadores acogen en sus casas a los grupos, a los voluntarios y tienen el apoyo del pueblo, aunque saben que en toda la zona no todo el mundo está de acuerdo, ya que el factor económico a veces juega en su contra, lo ven como un avance y puestos de trabajo, pero a ellos les gustaría que escucharan lo que viene antes y después de la creación de los parques eólicos.
Un festival con forma y fondo, con conciertos que harán que la parte reivindicativa tome una forma más alegre y vital, porque al final la música une, y eso es lo que Aldea Fest quiere: que la unión haga la fuerza para que sus alegatos lleguen más lejos.