La 39ª edición del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz se celebrará entre los próximos 11 y 19 de octubre y hemos tenido la oportunidad de poder preguntar algunas cuestiones a la Comisión programadora que ha tenido la labor de la elección de todas las obras que estarán en el cartel del festival.
Al mismo tiempo hemos charlado con María Moreno, bailaora, que ha estado dentro de la propia Comisión programadora, y quien nos ha contado que para ella, que era la primera vez que se veía en esta tesitura, ha sido una experiencia muy enriquecedora, y que como artista le ha ayudado a ver cómo se viven desde dentro otras facetas del festival. Por ende, cree que sería importante y bueno para los festivales que siempre hubiera algún artista en la elección de la programación ya que daría puntos de vista diferentes y que ellos mismos aprenderían a la par que aportan su experiencia y profesionalidad. Para mí ha sido algo muy especial estar con grandes programadores de festivales, y he podido ver las complejidades que se viven desde dentro y he aportado las nuestras.
En febrero, el Patronato del FIT acordó crear una Comisión para realizar la programación de la 39.ª edición, para rediseñar el festival. ¿Qué cambios buscan realizar de cara a la nueva edición?
Esta comisión no fue elegida para rediseñar nada, sino para dar continuidad a la misión principal de este festival de seguir siendo importante en el desarrollo de las artes escénicas iberoamericanas, mostrando el abanico de posibilidades escénicas que este universo atesora.
¿Cómo entran a formar parte cada una de las personas que están dentro de la Comisión programadora?
Los miembros del Patronato propusieron una serie de personas y, de entre ellas, configuraron este comité de selección de actividades.
¿Cómo ha sido el trabajo entre las seis personas en conjunto?
Una experiencia enriquecedora. Cada uno aportó su conocimiento, tanto de su propia región como de otras cercanas, y propuso aquellos espectáculos que consideró oportunos, lo que dio pie a que se estableciera un permanente diálogo artístico. Y de ese diálogo salieron los espectáculos seleccionados en correspondencia al presupuesto disponible. Así es como se articuló la programación de esta edición.
¿Qué función quiere desempeñar el FIT dentro de la cultura en Cádiz y por ende en España?
Seguir siendo el escaparate donde pulsar la actualidad de las artes escénicas iberoamericanas en un estadio de exhibición y de pensamiento.
¿Con qué facilidades y dificultades se ha encontrado la Comisión a la hora de la programación de esta edición?
Facilidades todas y dificultades, las lógicas y las de esperar en una experiencia como ésta, donde el festival se organiza desde un comité y no desde una dirección personal visible.
Algo bastante relevante este año, visto desde fuera, es que el festival se acorta en días, ¿a qué ha sido debido este cambio?
El festival siempre se desarrolló en esta banda de días, ha sido en las últimas ediciones donde se apostó por otro formato. Y se ha vuelto a éste porque consideramos que su celebración, durante tantos días, provocaba que el carácter festivo se diluyera y, además, se perdía el concepto de convivencia que ha caracterizado este festival desde su fundación.
Más de veinte obras de diez países distintos, ya que uno de los fines era volver a tener una mayor presencia Iberoamericana, ¿cómo ha sido la selección de las obras?
Ha sido de una manera especial, por lo extraordinario de su gestión, pero teniendo en cuenta que debíamos mostrar los diferentes lenguajes que hoy configuran el universo escénico, dando cabida y voz a cuantos más grupos y países posibles.
¿Se os ha quedado fuera alguna obra que ha sido imposible que estuviera este año?
Muchas; siempre ocurre. Se intenta seleccionar lo mejor, pero hay que hacerlo en consonancia a las posibilidades económicas disponibles y a la agenda de cada grupo.
Cuando os ponéis a programar, ¿qué requisitos debe tener una obra para ser seleccionada para el cartel del festival?
En esta ocasión hemos barajado variedad en los lenguajes y en las temáticas. Acentuando la apuesta por espectáculos enraizados en su realidad más cercana y por montajes lúdicos y festivos que redunden el carácter festivo que todo festival debe tener.
En esta edición hay muchas obras que se llevan a la calle, Cádiz es una ciudad que invita mucho a ello, ¿queréis de esta forma llegar a más público?
El FIT siempre se preocupó por llevar el teatro a aquellos rincones y plazas que invitaba a ello. Cádiz vive la calle de una manera especial y su arquitectura urbana es una magnífica escenografía natural para muchas propuestas escénicas.
Dos particularidades más en el cartel, obras dirigidas a todos los públicos y actividades paralelas, ¿es importante tener una mirada mucho más amplia que una programación meramente teatral?
Aquí siempre lo fue. Uno de los pilares de este festival, desde su fundación, es preocuparse de igual manera por la exhibición como de originar pensamiento, estudio y debate sobre las herramientas que configuran el ejercicio de la profesión teatral.
Antes de que comience el festival, pero ya después de haber desarrollado vuestro trabajo, ¿cómo os sentís con vuestro trabajo realizado?
Muy contentos, pero expectantes por comprobar si nuestro trabajo ha sido fructífero y obtiene la repercusión que todos deseamos.
¿Hacia dónde debería de mirar la 40.ª edición del FIT?
Primero, celebrar de manera especial esta efeméride porque no es fácil legar a cuarenta ediciones y, después, diseñar el festival del futuro con conciencia de cómo se ha llegado aquí para mejorarlo.
¿Un sueño por cumplir?
Que el festival siga siendo un lugar necesario a la comunidad teatral iberoamericana.