El cortometraje Cuarentena está preseleccionado para los Goya 2025 en la categoría de Mejor Cortometraje de Ficción. Siete minutos de golpes de realidad satinados con humor dirigidos por Celia de Molina, actriz, guionista y directora, da el salto a la dirección en solitario con un trabajo conciso y directo.
Tras 40 días, Marina por fin ve la luz fuera de su casa. Una cafetería, un batido, un cruasán y mucha mala leche. Todo aderezado con su verdad y con su humor más vital.
Para introducirnos un poco en tu carrera, ¿nos puedes contar como nace tu pasión por el cine?
Mi padre siempre me recuerda que cuando era muy pequeña me pasaba horas viendo una y otra vez una película cuando me gustaba. Me aprendía los diálogos, me convertía en mis personajes preferidos y soñaba con contar historias igual que aquellas que tanto me emocionaban.
Ahora das el salto a la dirección con el cortometraje Cuarentena, ¿cómo das ese paso?
Surge de forma bastante natural. En el fondo siempre he querido dirigir y contar mis propias historias. Cuarentena ha tenido la fortuna de ser un proyecto impulsado desde DAMA cortos, lo que permitió que se pudiera hacer con Malvalanda … pero es uno de tantos proyectos que llevo años intentando hacer. Ya hace años dirigí de forma bastante autodidacta y libre una web serie llamada El Antivlog donde narraba la vida de una influencer algo peculiar.
Cuarentena, ¿cuál es el germen del cortometraje?
El nacimiento de mi hijo. Yo tuve un parto con muchísimas complicaciones y aquello me dejó en un estado de shock que me duró mucho tiempo. Contarlo de esta forma fue una necesidad que tuve de verbalizar qué había sido el parto para mi, de alguna forma era decir “Hemos sido engañadas”. Ahora, con el tiempo me he dado cuenta que viví un parto con violencia obstétrica y que le pasa a la mayoría de las mujeres.
Dentro de todo el proceso de creación del trabajo, ¿qué te resultó lo más fácil y lo más complicado?
Lo más fácil fue el rodaje. Lo disfruté muchísimo, fui enormemente feliz ese día y estaba muy bien rodeada. Muchos amigos, actrices que admiraba, familia. Fue uno de los días más felices de mi vida.
Lo más difícil fue tomar la decisión de montaje y aprender que el proceso de postproducción es un proceso duro y complicado.
Andrea Ros y Natalia Molina, como actrices de Cuarentena, ¿cómo fue la elección?
Tenía en la cabeza a Andrea desde el primer momento. A Andrea la admiro desde hace muchísimos años. Hace ya más de diez años recuerdo verla en una obra que se llamaba “Planeta Gómez Kaminsky” de Álvaro Aranguez donde estaba ella sola en el escenario durante más de una hora, era un monólogo increíble. Desde entonces la admiro y sigo cada paso que da. Es una fuerza de la naturaleza. Fue una suerte que me dijera que sí. Un sueño hecho realidad.
Natalia es imprescindible en todo lo que yo haga.
Una cafetería, un batido, un croissant y mucha mala leche. Además de una contradicción en el inicio y el final en el monólogo de la protagonista, ¿fiel reflejo de la sociedad y de la situación que plasma?
La vida está llena de contradicciones. En el propio monòlogo el personaje dice “Quiza lo quiero más porque he experimentado el amor más grande junto al terror más grande” Para mi todo tiene sentido cuando las dos caras de una misma moneda conviven. La ironía no existe sin dos realidades contrapuestas. Yo siempre digo que no haría comedia sino necesitara escapar del dolor. La comedia para mi es un acto de supervivencia y la necesidad de desdramatizar todo. Relativizar. Prefiero no tomarme nunca en serio.
En todo momento uno de los personajes está totalmente sin voz ni rostro captado por la cámara, ¿fue así desde el primer momento?
Sí, ya desde el guion era así. Lo tenía claro desde el principio. Me gustaba la idea de que pareciera incluso que está sola, que no importa para nada que haya alguien frente a ella porque es una mujer en pleno postparto… ella, sus emociones y su verborrea. Quería que todo fuera ella y su mundo.
Cortometraje ganador de la convocatoria DAMA CORTOS 2023, ¿Cuál fue la experiencia con este empuje y la producción con MALVALANDA?
Increíble. Ha hecho posible que se haga y ¡sin sufrir! Eso no es normal jajaja. Me hace especial ilusión que este corto salga de un concurso apoyado por autores. Que sean los propios autores los que me han dado la oportunidad de contar mis historias es un orgullo.
Premios, y paso por diversos festivales, ¿Qué está significando para ti este recorrido, los premios, y el feedback recibido?
Significa mucho puesto que llevo muchos años conviviendo con “es de nicho. No es universal. No interesa. No lo va a ver nadie. Demasiado pequeño” en las valoraciones de mis proyectos y ver que cuando consigo hacer uno tiene este recorrido increíble es un PUES VA A SER QUE SÍ INTERESA. Nada que no interesa tiene este recorrido.
¿En que estado de salud ves el cortometraje hoy en día, dentro del sector cinematográfico, y que echáis de menos para poder tener más visibilidad de los mismos, ya que en muchas ocasiones vuestro escaparate son meramente los festivales, no como antaño en los cines?
Ahora mismo la calidad de los cortometrajes es altísima. Hay muchísima producción. El cortometraje es cine y contar una historia es igual de valioso sea en una película de 3h que en una serie de 10 capitulos que en un corto de 15 mins. Es una historia, la duración no es lo importante para valorar la calidad de una obra.
Creo que faltan más recursos para los cortometrajes. También la exhibición, poder ver cortos en los cines, delante de los largometrajes es algo que estaría bien recuperar.
¿Próximos trabajos?
Espero rodar el año que viene mi próximo cortometraje “Juanita” también con Malvalanda y conseguir la financiación de mi primer largo: “No soy universal” producido por Solita Films.
¿Un sueño por cumplir?
Tener un magazine tipo las mañanas de Ana Rosa pero a lo loco.