Cádiz acoge un gran abanico de festivales y propuestas culturales, y cada una de ellas se destaca por la variedad, por no encasillar los estilos, respetando los fondos, pero abriendo miras hacia lo universal y novedoso.
En el caso del Festival de Cádiz, Música Española, en su 22 edición, el progreso y cambio comenzó en el 2023 y este 2024 no iba a ser menos; los artistas y espectáculos que se presentaron eran de una gran amplitud de géneros, pero al final con un denominador común: la creatividad y poseer algo único en sus creaciones.
Se levantó el telón del Gran Teatro Falla para comenzar nuestra andadura por el festival, y fue con el guitarrista Yerai Cortes, que se rodeó de seis palmeras/coristas para llenar el escenario de un recital de música y talento.
La combinación en el escenario fue tanto artística como estilística, el de oscuro y ellas con tonos pastel y blancos que junto con una iluminación muy bien cuidada y una bruma que recorría el escenario, durante toda la pieza, parecía que cada tema representaba un cuadro de Julio Romero de Torres, y nos hacía cómplices de esa imaginación, con ese juego de luces, sombras y la quietud mientras sonaba la guitarra. Además de complicidad, había una gran armonía en el escenario que trascendió al público asistente, que recibió su interpretración con una gran disposición.
Una guitarra, la de Yerai Cortés, que evolucionaba entrando y saliendo de los compases más puros del flamenco, dejando entrever un ya futuro muy prometedor para este guitarrista y sus acompañantes.
VANDALIA Y MANUEL VILAS. En breve espacio de cielo
Los alcarreños Los Hermanos Cubero desembarcaron en la capital gaditana con su particular visión de la música folk castellana fusionada con el blue grass americano haciéndonos disfrutar de un concierto que se pasó volando, aderezado con una música y una prosa muy cuidadas. Se podría definir como un concierto de música de toda la vida, de esencia, pero con un toque distinto que lo hace mas atractivo aun si cabe.
Pero no fue su única participación en el festival, estuvieron departiendo charla junto a David Lince, en una mañana donde su libro «Cancionero. Música y tradición para el siglo XXI» fue protagonista, donde desde su mirada personal y particular hablaron de seguidillas, jotas, paloteos… o folclore castellano, y de cómo todo ello está insertado en su repertorio. El libro se compone de unas charlas de Los Hermanos Cubero y de ver su evolución, al igual que ellos mismos repasan la actualidad musical. Adelantaron que este mes de diciembre salía a la venta su próximo trabajo, y durante el concierto nos regalaron el tema Muy tonto para Madrid, muy feo para Barcelona que forma parte del repertorio de Cubero bueno, Cubero malo, y después de oírlo entero no se puede más que recomendar su escucha por su profundidad y su calidad.
CECILIA BERCOVICH Y JAVIER NEGRÍN / TALLER DE COMPOSITORAS. Sin fronteras
ISRAEL FERNÁNDEZ. Pura sangre
Después de escuchar el concierto de Crudo Pimento en Cádiz se me viene a la cabeza una imagen en la que se ve a Inma y a Raúl, Crudo Pimento, caminando por una calle en la que en aceras opuestas hay un local de música hardcore y una casa regional ambas con la música a tope y a Inma y a Raúl recogiendo esas notas en medio de la calle y como si de piezas de un tetris se trataran las ordenan para crear el concierto que tuvimos la fortuna de oír en el festival. La creatividad no se queda en las composiciones, sino que trasciende a los instrumentos que ellos mismos crean desde diferentes materiales, o transforman desde otros ya existentes a sus propias necesidades. Por no hablar de la utilización de instrumentos ya existentes, pero usados de una forma distinta, como el teclado puesto en el suelo y tocado con el pie.
El concierto me sorprendió por su intensidad, entrega y creatividad a pesar de que Raúl estaba aquejado de una gripe, cosa que es de agradecer, el esfuerzo por entregarse al máximo en un concierto. Muy, muy, muy recomendable esta experiencia, que traspasa lo meramente musical.
La madrileña y multiinstrumentista María de la Flor (María Martín) presentó su último EP titulado «Resalada» con una creatividad sin artificios y donde se aprecia la sintonía y el buen hacer con el guitarrista, Carlos Otero y el batería Marc Piñol, que completan el trío. Nos regalaron un gran directo a una sala repleta, dejando un buen sabor de boca, y dejando a un público más que satisfecho por la sonoridad musical que María de la flor desprende en sus composiciones, y que al festival quiso vestir no solo con su voz, quería que las canciones estuvieran acompañadas con más instrumentos y salirse de sus conciertos casi a capela como suele hacer.
Orquesta barroca de Cádiz y conjunto vocal Virelay.
La madrileña Ana Guijarro, gaditana de adopción, junto al dúo Moreno Gistaín, interpretaron en el teatro de La Tía Norica obras de Falla, Debussy y Ravel en dos pianos de cola. Ana Guijarro partió como solista en el concierto, pero poco a poco se vio acompañada por el Dúo Moreno Gistaín, haciendo que las melodías tomaran otro cariz, otros colores y otra intensidad. A mitad del concierto, el dúo de pianistas tocó una pieza a cuatro manos en un piano y se cerró el concierto con una composición de Falla en dos pianos, uno de ellos a cuatro manos.
Para finalizar hubo un bis de una pieza tocada a seis manos en un solo piano. Un concierto sublime y de una delicadeza que nos erizó la piel y nos hizo ver que, desde la sencillez, lo clásico se puede improvisar y llevarnos por terrenos distintos sin parecer que se salgan de un guion establecido: la música clásica.
Orquesta barroca de Sevilla con Aurora Peña, soprano. Alma Oppressa
Momi Maiga nos presenta Kairo, paz en mandinga, su último trabajo. La tarde tuvo un denominador común y es el hecho de predominar los instrumentos de cuerda: kora, violín y violonchelo. La kora consta de 20 cuerdas, que junto a la batería y la voz de Momi se combinaron perfectamente, para hacernos disfrutar de un concierto en el que los espectadores gozamos de una experiencia auditiva inolvidable. El Teatro Títere. La Tía Norica se llenó notas africanas, con influencias sefardíes y flamencas, un segundo disco muy mediterráneo, y lo que ha querido realizar de este modo por las influencias flamencas que tuvo Momi durante su estancia en nuestro país, pero todo armonizado por la Kora. Estuvo acompañado por Aleix Tobias Sabater (batería, percusión y voces), Marçal Ayats (violonchelo y voces) y Carlos Montfort (violín y voces).
Cristian de Moret tenía ese día 22 de octubre dos eventos, la presentación de Fandango, documental donde el onubense participa y que se presentaba en su tierra, y su directo en el festival gaditano, y el directo siempre manda, así que el guitarrista, pianista y arreglista Cristian de Moret se volcó en un concierto de pura raíz flamenca interpretando bulerías, alegrías, tangos etc. fusionándolo con electrónica y rock, consiguiendo un guiso en el que destaca el sabor a flamenco, pero con ese toque de nuevas especias que crea un sabor muy atractivo para un público más amplio. Muy buena sintonía del conjunto y un gran dominio de la guitarra por parte de Cristian de Moret. Estuvo arropado en el escenario por Pablo Prada al bajo y Javier Tovar a la batería. Cristian fue quien abrió la velada y dio paso a Ciervoss y Anadie.
La nueva reina del rockabilly, La Perra Blanco (Alba Blanco), desembarcó en el escenario del Edificio 1812 de la UCA muy bien acompañada de Guillermo González del Campo al contrabajo, Gerard Vercher a los teclados y Jesús López Benítez a la batería. El concierto fue muy explosivo y dinámico en su totalidad, con una complicidad entre ellos que los llevó a bajar a tocar entre el público, algo que es seña de identidad de sus directos, a todos menos a la batería por razones obvias. Su dinamismo y entrega hizo que la sala, llena, estuviera completamente entregada, con un alto nivel de feedback, y con ganas de un rockabilly de alta calidad, haciendo uno de los mejores directos que he visto este año. Un concierto repleto de matices enriqueciéndose a medida que los integrantes se animaban y disfrutaban, y que nos dan una idea de lo que queda por venir en la carrera de Alba Blanco.
Por nuestra parte no pudimos tener un mejor cierre del festival. Un año que ha sido como la apertura de un abanico, de menos a más, intercambiando estilos, marcando pautas para continuar con un cambio que se antoja progresivo y de calidad.
Texto y Fotos: Jesús López Barahona
Maquetación: Susana Peral