Las adversidades se convierten en un reto para JAZZahara, en su quinta edición, y los retos finalmente alcanzaron ser buenos frutos musicales para ellos, premios de satisfacción de haber llevado a buen puerto una nueva edición, que no se preveía nada bien dada las circunstancias meteorológicas. Dado la dana que estaba teniendo lugar en esas fechas, hizo que la organización tuviera un plan b, para que el festival no fuera como las gotas del agua de lluvia, rendidas al mar, y se esfumaran las ilusiones puestas durante un año de preparación para dos tres jornadas de jazz y mucho más.
En esta ocasión el Hotel TUI BLUE Zahara Beach acogió a JAZZahara en su salón de actos, espacio donde hace dos años tuvieron lugar las conferencias y meetings que hubo dentro del certamen. Pudiera parecer un lugar más frío y aséptico, pero realmente los focos y el escenario hicieron que todo aquello se convirtiera en una sala de conciertos, abiertos a la improvisación y a todo lo que nos iba a deleitar el festival.
Podríamos describir el festival en orden de aparición como elegancia, impronta, calidez, energía y festividad. Todos podrían tener cada uno de estos calificativos, pero cada actuación destaca por el asignado.
La primera actuación, a piano solo, corría a cargo de Fred Hersch, pianista estadounidense, que presentaba su último trabajo Silent, Listening, que llega a su carrera profesional más de cincuenta años de carrera musical. Pero no fue lo único que interpretó, estándares y algún que otro clásico fueron llevados al piano, por unas manos que tienen una gran sutileza, que muestran la maestría de quien conoce bien la música y sabe llevarla al terreno de lo emocional, de lo más puro, y de ahí partió Hersch que fundirse en lo más íntimo y personal para llegar al público.
El concierto tuvo dos tramos bien diferenciados, la primera parte con la premisa del jazz más clásico mezclado con notas de bossa nova, y en la segunda aderezó cada canción con toques de swing. Pero todas ellas con un denominador común, canciones que iban de menos a más.
Su concierto fue elegante, sobrio, con personalidad y virtuosismo al piano. Un arranque de festival tan clásico como actual, tan emotivo como potente a nivel musical. 55 minutos sin parar, con simples pausas para dar las gracias al público asistente con movimientos lentos y breves, porque las grandes gesticulaciones ya las realizaba en cada tema, donde imponía el matiz correspondiente a cada nota. Fred Hersch transmite tranquilidad, al mismo tiempo que impone fuerza en las teclas del piano, y en esta última etapa, y así lo demostró, se ha centrado mucho más en sonidos más cálidos, con improvisación por supuesto, pero con la armonicidad y sigilo que da la experiencia, para saber que menos es más.
Y la tormenta musical llegó tras la calma, y nos la impuso Trinidad Jimenez en formato trío presentando en Zahara de los Atunes su álbum Eléctrica. Estuvo acompañada por David Sancho al piano y teclados, y Fran Gayo a la batería, y si hay algo que destaca entre ellos es la complicidad, top ten de su concierto, esa armonía entre todos, ese paso a cada uno de ellos y el respecto mutuo por cada solo que impregna el disco. Trinidad Jiménez no ha creado «su disco«, ha realizado un trabajo en equipo que cobra sentido en el escenario en cada directo.
Comenzaron con un homenaje a la Paquera de Jerez, con la composición Paquera mood, para seguir con Ocre y azul, Plegaria a la duda, A través, Intacto (que dedicó a su hijo) y finalizando con Pentalegrías, unas alegrías de Cádiz. Fue un concierto de su disco, de encontrarse en Cádiz y querer darlo todo y así lo hizo, porque no podía disimular la alegría que tenía de estar en el festival, y la actuación estuvo de llena de emoción y de esa complicidad ya mencionada.
El festival se llenó de creatividad con esa fusión de jazz, flamenco y electrónica, con unas improvisaciones a la flauta, piano y batería, que no lo son tanto, pero sí lo son si partimos del disco y de sus avances, de canciones que han tenido ya un recorrido por otros festivales y se han ido curtiendo en las tablas, en las afinaciones e ir incluyendo matices.
Segunda jornada y partimos de una actuación a piano solo. En esta ocasión el festival ha programado dos días con sesiones que parecen ir en paralelo, pero que viendo el resultado al final cada propuesta es totalmente diferente al resto, y eso es lo que hace bueno a un festival, que la programación sea tan dispar como esencial en el género en el que se basa el evento.
Este concierto, el de Afra Kane estará programado junto la Plataforma Jazz España, en el proyecto Better Live, que promueve la movilidad tanto de artistas como de público intentando reducir la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector cultural. La pianista, compositora y vocalista Afra Kane, ganadora del Festival de Montreaux, presentó durante unas semanas en España su último trabajo Could We Be Whole. Un disco lleno de emociones, de subidones y bajones como la vida misma.
Afra Kane dio un concierto cálido, lleno de historias en sus canciones y con las que amenizó la tarde, tanto en musicalidad como cuando contaba de dónde provenía cada tema y sus ideas. Una hora donde una voz templada a la par que acogedora y tropical llenó la sala con muchos estilos impregnados en sus notas, en una diversidad que definiría el concierto como subidas y bajadas de voz, pero con la calidez que fue su denominador común
No hubo miedo en traer una propuesta alternativa donde un DJ y un saxofonista se entremezclaran, y realmente encandilaron al público que llenó la sala de JAZZahara. DJ Toner & Jorge Pardo, y la música al servicio de todos, no había nadie por encima de nadie, piano, bajo y batería que junto con los teclados y la flauta hacían un gran conjunto coral, cada uno tenía su parcela, pero al final eran un todo, y ojo que el batería, Parrado, parecía el maestro de ceremonias y para mi fue el punto clave para que todo fluyera en gran sintonía.
Mucha electrónica, toques flamencos y incluso reminiscencias de rock andaluz con la batería y bajo a los mando con la más pura resonancia del jazz, una fusión que se entrelazaba en cada tema, y que fue en aumento. El concierto fue cogiendo ritmo y la maquinaria de los seis artistas en escena tenía el engranaje perfecto para que cada uno se luciera pero con un gran empaque en conjunto. Pero al mismo tiempo, dentro de la parte de la electrónica que pudiéramos pensar que impondría un DJ, había cierta sobriedad y limpieza sonora, una gran calidad artística que cerró la velada del sábado por la noche.
Y llegó la fiesta el domingo por la mañana, como si de un cierre por todo lo alto se tratase, con la diversión por bandera, con Tumbando a Monk, esa formación que homenajea y se lleva a su terrero la figura de Thelonious Monk, con una mirada distinta con un free jazz por bandera, y donde el flamenco, los ritmos caribeños como el songo, bolero, danzón, rumba, cha-cha-cha o el afro se coordinan para dar un aire desenfado a un concierto que llevaría al público a ponerse en pie, bailar y realizar un baile por toda la sala.
El latin jazz se hizo protagonista con la mezcla de bulerías y fandangos/tangos (en compás de 7/4) que dieron voz a su segundo disco “Nadie conoce este misterio”, y que tiene el propio significado del título, ya que la banda no se ha centrado en los temas más populares de Monk, ha querido buscar e indagar en aquellas creaciones que no tuvieron tanta repercusión y donde la calidad está más que sobrada, llevándosela a su terreno, a su tierra y a sus toques personales.
La jornada matinal del domingo dio para disfrutar del concierto con una copa aperitivo por parte de SoHo´s Fino Spritz y poder deleitarse con la exposición que este año nos recibía en el hall del hotel, con el recorrido fotográfico de años previos al festival, además dos de los artífices de muchas fotografías estaban presentes en la propia presentación del festival, dando su mirada tanto en foto como en palabra, Fernando Torres y Pepe Mateo.
Presentación del Festival a cargo de Marina Fernández e Iván Pivotti, junto con Fernando Torres y Pepe Mateo, responsables de la exposición, y que desde la finalización ya están pensando en la VI edición.
Texto: Susana Peral
Fotografías: JCH (Jesús/Jincho López Barahona)