Corpus Christi estuvo Nominada a Mejor película internacional en la pasada edición de los Oscar, y se alzó con el premio a Mejor actor (Bartosz Bielenia) en Chicago Film Festival.

La película tiene un eje principal en el protagonista y ello hace que esté casi en todas las secuencias, y se pueda lucir, y así lo hace. Sorprende la capacidad de trasmitir en cada plano, a veces pareciendo que no hace nada, pero ese sigilo que ha absorbido ha dado credibilidad

Daniel está pasando sus últimos días en un Centro de Detención Juvenil trabajando en la parte del taller de carpintería y ahora ya podrá salir bajo la condicional. Al salir y después de haber sido ayudante del sacerdote del penal. Llega a un pueblo buscando cobijo, y lo hace en la parroquia haciéndose ser pasar por otro más. Será un predicador particular, con una oratoria muy distinta a lo que están acostumbrados los feligreses, pero ambas partes tendrán la oportunidad de cerrar heridas por su pasado, Daniel por su trayectoria antes de llegar al penal y el pueblo por un accidente que tuvo lugar allí, y que ha marcado a todos.

Una mirada perdida la del protagonista, joven, indeciso, impulsivo, pero con un gran capacidad de ser una esponja de las palabras y del uso de las mismas. Pero además tiene la virtud de escuchar, aunque solo sea por su interés y crearse un personaje, pero también para hablar desde otra perspectiva y con gran objetividad.

La doble moral sale a relucir cuando poco a poco se van escrudiñando datos y personajes, cuando la historia avanza y los fondos de muchos de los personajes no son tan blancos como parecen.

Es una cinta donde las apariencias son meramente eso, reflejos de lo que se quiere mostrar pero no la realidad, que es otra muy distinta. Por eso marcar esa historia dentro de lo religioso puede que le dé más capacidad de transmisión de sensaciones contradictorias, entre lo que se quiere predicar, su doctrina, y lo que realmente finalmente se hace dentro del estamento.

El perdón y la culpabilidad juegan aquí en Corpus Christi un gran potencial, haciéndose incluso protagonista, y dotando cada tramo a cada uno de ellos, saltando de una a otro intermitentemente durante todo el metraje y sin quedarse nadie fuera de ella. Al final de ese túnel de vaivenes de dobleces morales, de callar más que hablar, llega algo de luz dejando a exposición del espectador todo lo que está dentro de cada protagonista, que no es otro que el reflejo de la sociedad, que juega a salvarse quien pueda por encima del resto.

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