Sentir un desasosiego constante, una sensación de agobio, de sentimientos encontrados y de emociones a flor de piel con una película no es muy habitual. Ciertamente suele ocurrir con los dramas, y en ocasiones esto te lleva a que la lágrima se avive, pero cuando no lo hace, la profundidad de lo que estás percibiendo es mucho más intenso y veraz.

La hija oscura es una puñalada en el corazón, un dolor a tumba abierta constante durante todo el metraje. La protagonista no da respiro detrás de esa coraza y ese semblante casi impenetrable e indescifrable hace que ella sea un enigma, alguien por descubrir. Un alma llena de dolor, con miles de detalles y recovecos donde encontrar su historia o pedazos de la misma.

La actriz Maggie Gyllenhaal debuta en la dirección con la adaptación de la novela homónima, La hija oscura, de Elena Ferrante. Elena Ferrante es un seudónimo que durante un tiempo escondía la identidad de la escritora, incluso sin saber si era hombre y mujer, y esa atmósfera de intriga es algo que le gusta llevar a sus novelas, y aquí la directora Gyllenhaal ha aprovechado el matiz para realizar un retrato de la maternidad desde distintas miradas y con muchas aristas que se despliegan a lo largo del metraje.

Leda es una profesora que va a pasar unas vacaciones en una isla de Grecia. Sola, con sus recuerdos y con sus miedos, buscando la soledad y observando todo lo que acontece a su alrededor. Y en esa playa está una madre con su hija, ésta posesiva cual niña que no deja que su madre disfrute del verano y de algo más. Leda al final acabará siendo parte de la familia de playa de la niña, y de unos acontecimientos que llevarán a la profesora que tenga que navegar entre sus recuerdos de muchos años atrás.

Un guion delicado, que va esparciendo señales en cada secuencia. Se nota que la autora de la novela ha colaborado con la directora. Han recreado unas situaciones muy creíbles, sinceras, donde ni todo es blanco ni tampoco negro dentro del mundo de la maternidad. La historia se centra en las madres, en sus anhelos, en sus deseos como mujeres mucho más allá del sentimiento de maternidad concebido por la sociedad, esa sumisión de dejar de ser persona por la faceta de ser madre.

Muchos flashbacks que nos van describiendo con buen tacto a la protagonista, conociendo de esa forma el porqué de sus comportamientos, aunque no siempre le veas mucho sentido. Y ahí es cuando uno se da cuenta que el guion ha puesto al espectador frente a una trama para no juzgar, solo para observar cómo cada uno es un mundo y esconde sus grises y miedos como puede y cuánto puede.

La ópera prima de Maggie Gyllenhaal está recogiendo sus frutos, consiguió el Premio al Mejor Guion en la última edición del Festival de Venecia, y ha recibido cuatro Premios Gotham (incluyendo Mejor Película y Mejor Actriz, Olivia Colman). Para los Premios Oscar tiene las nominaciones a mejor guion adaptado, actriz (Colman) y actriz de reparto. Pero todo esto no tendría sentido sin destacar que el guion atrapa con la misma verisimilitud que hacen sus personajes, que todo encaja, la lentitud, el sosiego en plasmar cada escena, cada detalle, y las interpretaciones sobre todo de Olivia Colman, que está constantemente en escena, y casi siempre en silencio, observando y al mismo tiempo mostrando sus emociones en sus miradas.

Vértigo Films

Director: Maggie Gyllenhaal Guion: Elena Ferrante, Maggie Gyllenhaal Productores: Maggie Gyllenhaal, Osnat Handelsman-Keren, Talia Kleinhendler Reparto: Olivia Colman, Dakota Johnson, Peter Sarsgaard, Jessie Buckley, Paul Mescal, Oliver Jackson-Cohen

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