Javier Ruibal llega a su disco número 13, en esta ocasión no es un formato al uso, si no que contiene un libro con relatos correspondientes a cada una de las canciones con sus respectivas acuarelas. El trabajo es: Ruibal, y el mismo nos habla un poco al respecto ante estas preguntas.
Más de 40 años encima de un escenario y componiendo, ¿Qué ha cambiado en ese largo camino?
Más experiencia, mejores modos, saber estar en escena, en fin, todo aquello que el tiempo te va dando.
Un trabajo escrito desde el confinamiento, ¿Ha ido variando a media que la situación cambiaba, o cada canción viene de una experiencia, sensación o sentimiento distinto?
No sé de donde han venido estas canciones. Unas hablan tangencialmente de lo ocurrido, y otras, en cambio, conservan una equidistancia con el drama que sucedía ahí afuera.
¿Escribir en esta situación saca más a la esencia del compositor?
El hecho de no poder moverte a ningún lado, salvo a hacer compras de comida, me ha facilitado la concentración. Yo suelo ser lento en mis tareas, pero esta vez he ido a muy buen ritmo y aquí está el nuevo disco.
¿Amor en la red, pudiera ser no solo una canción dentro del pandemia, si no también a la virtualidad de hoy en día?
Se hablaba de los perjuicios de lo digital, en cuanto a que iba a crear seres egoístas y sin emotividad. La red nos ha servido para estar más en contacto que nunca. Hemos sabido qué les ocurría a los nuestros en todo momento y eso ha sido fundamental. Puede que esto haya venido a poner las cosas en su sitio, estar en un equilibrio entre el modo tradicional de relacionarnos y las nuevas tecnologías.
«Soy ese que yo cantaba», (todo un reclamo al público a los conciertos) ¿Es la canción que muestra al artista que ahora mismo eres tras la pandemia, y extensivo a toda la profesión?
Lo que quería mostrar en esta canción es que podemos ser muy generosos haciendo conexiones y conciertos on line, pero eso no quita que estemos deseando volver al escenario. Vivimos de lo real no de lo virtual y para eso hay que comprarse unas entradas y volver al encuentro físico. Entre líneas, también hay otras reflexiones, como, por ejemplo, el rechazo absoluto a la gente que se pasó del aplauso a la cacerolada, porque querían volver cuanto antes al consumo. Claro y de paso, derribar al gobierno. Muy repugnante ha sido eso.
Aunque con tus letras siempre eres reivindicativo, irónico y sarcástico, aquí incluyendo todo ello, tras escuchar el disco me ha dado la sensación que has bajado el volumen musical en sonido, para enfatizar más la letra ¿En la música has querido mantener un tono más sobrio, sosegado, exceptuando un par de canciones, dejando implícito la calma de la época de composición, del confinamiento?
La producción está a cargo de Javi Ruibal y convenimos, desde el principio, que queríamos buen sonido, sencillo pero amplio; guitarra y voz, en primer plano, y percusiones acústicas y electrónicas, en segundo. Las letras respiran más, pero eso no ha salido como fruto del confinamiento, simplemente, las músicas son serenas y abiertas.
Un proyecto personal y familiar, ¿Cómo ha sido ese trabajo con tus hijos?
Pues emocionante y reconfortante. Muy unidos y en alta complicidad. Ya habíamos trabajado juntos en ‘Casa Ruibal’, ahí nos acompañaba Iñaki Salvador, al piano. Ahora, estamos los tres solos en escena y, la verdad, es que resolvemos muy bien la papeleta. Esa simpleza se une a una escenografía muy sencilla, con una imagen del cosmos en el telón de fondo, pintado a la vieja usanza y unas candilejas de conchas, en el frontal del escenario. Queríamos que se viera ese aire de viejo teatro, sin luminotecnia ni otros efectos. Una especie de homenaje a los viejos teatreros, tan bien retratados en “ El viaje a ninguna parte “ de Fernán Gómez.
Es evidente que no eres supersticioso disco 13, 13 canciones, 13 relatos, 13 acuarelas, ¿Cómo te planteas el hacer este formato de disco?
La intención es devolver al disco el valor sentimental que tuvo en otros tiempos. El streaming y las descargas ilegales han hecho que se perdiera aquella emoción de tener el disco entre las manos, mientras lo escuchábamos. Por eso, este librodisco, con relatos, fotos y acuarelas. Antes, había una vinculación entre la persona y el artista y quisiera volver a ello. Para mí, que soy totalmente independiente, cada disco financia el siguiente y es bueno que mi público lo sepa, lo valore y entienda que nos cuesta mucho esfuerzo y un gran desembolso económico. Lo de la música libre y alcance de cualquiera, atenta contra nuestro oficio y nuestra difícil economía.
¿Cómo entra en el proyecto Sonia Alonso?
Por la ya larga amistad y la confianza en que iba a hacer unos originales muy hermosos.
Muchos géneros musicales dentro de tu trayectoria, más allá del flamenco, rock y jazz, incluso aquí hay ritmo de chotis, ¿Qué es lo que no te puede faltar en un disco?
Lo que no pueden faltar son sinceridad, emoción y esmero en la composición y a la producción. Muy importante, no repetirse, ni caer en caminos ya andados. No copiar a nadie y, menos, a uno mismo. Por lo demás, cada canción pide sus formas y no hay que restringirse, sino dejarse llevar por ellas.
¿Desde que estado se escribe mejor: la alegría, el amor o el dolor?
Lo que rige es la imaginación y el esfuerzo de concentración. El estado de ánimo personal no es lo primordial, sino saberse poner en situación y vaciarse, según lo que se esté contando. Echar mano de tu emotividad, si se busca que el oyente se emocione; o de tu alegría, si lo que se persigue es desencadenar la carcajada. Por ejemplo, yo nunca hablo de un amor vivido, sino más bien imaginado, lo que me permite ciertas expresiones y arrebatos, que están en función de que la canción brille más y logre su objetivo, que es hacer sentir al oyente, que tu boca está expresando sus deseos.
Buena relación con el cine, ¿Cómo ha sido esa experiencia, y cómo es esa composición con respecto a otras canciones?, y cuéntanos cómo fue recibir el Goya por Intemperie, que se ha incluido en ese nuevo disco.
Componer para el cine es una experiencia bonita y diferente. Trabajas según un guión y alguna orientación del director, pero eres libre de hacer lo que quieras. Lo esencial no es contar lo mismo que la película, sino encajar una canción en el contexto. Alguna frase del guión puede colarse en tu cancion, pero poco más. A la tercera vez ha llegado el Goya. Escribí para ‘Atún y chocolate’, de Pablo Carbonell, y para ‘Lejos del mar’, de Imanol Uribe. Ahora, con “Intemperie” de Benito Zambrano, me ha caído este premio tan vistoso. Estoy muy agradecido y sigo en la brecha. La próxima película de Imanol Uribe, también lleva una canción mía. Crucemos los dedos.
¿Imposible concebir tu música sin la poesía?
Me gusta que las letras tengan modos y carácter poéticos, sin perder la inmediatez que una canción debe tener.
¿Si te plantearas adaptar letras de un poeta, ahora mismo cual elegirías?
Ya elegí a Lorca y Alberti, porque sus estructuras rimadas están muy cerca de la canción. Ahora, se escribe sin rima, ni estructura, y es difícil conseguirlo. Poetas que me gusten hay muchos, Luís García Montero, por ejemplo, escribe para Miguel Ríos, y otros; pero eso sí, con métrica y rima.
Este año también ha salido ‘Coraza de barro’, tu primer poemario, y ahora en el disco libro trece relatos, ¿Cómo ha sido esa experiencia de escribir más allá de tus composiciones musicales?
Siempre me gustó escribir. Algún premio o mención me cayó, cuando estaba en el instituto. Pero elegí la canción como lenguaje. ‘Coraza de barro’ ha sido una catarsis personal y, lo que ahí hay, sí son reflexiones estrictamente íntimas. Lo de los relatos era un viejo deseo que, en este disco, sí se dio. Mucho tiempo de encierro dan para casi todo, incluido, tomar este tipo de decisiones. También el factor edad ha influido, si no lo hago ahora, ¿cuándo?.
No sé si con Música en vena, es un homenaje a tus influencias con los nombres que aparecen, si no es así, ¿cuáles son?
Es un homenaje a influencias y amistades, todo revuelto con la excusa de recomendar que la música es sanadora.
¿Con qué compañero de profesión que no hayas actuado te gustaría subirte a un escenario?
Pues, con casi todos ya lo he hecho. Me quedé con las ganas con Paco de Lucía y Enrique Morente, lástima que se nos fueran tan pronto.
¿Cómo han sido este año los conciertos y cómo has vivido los continuos cambios? De hecho en tu página, hay una nota con respecto a los horarios, ¿hay que hacer un puzzle hoy en día para poder actuar?
Todo está patas arriba, pero, con tal de que no haya cancelaciones, estamos haciendo todos los cambios que sean necesarios. Ya hay conciertos en las mañanas de algunos domingos. Hasta ahora solo se ha suspendido uno; aplazamientos, muchos.
¿Cómo ves el mundo de la música y la cultura en estos momentos? Me comentaba la semana pasada otro cantautor, que la pandemia lo que ha hecho es aflorar la precariedad de la música en sí, mucho más allá del color de rosa que los de a pie podamos pensar, ¿te parece cierta esta afirmación?
Somos un gremio que se presta a engaño. Mucho glamour da a entender que vivimos en la abundancia. No es así y, de hecho, tenemos menos derechos laborales que otros sectores productivos. Un estatuto del artista que está aprobado, pero no se desarrolla, nos tiene al borde de la indefensión. Y, además, es muy grave e injusto, que viajemos en aviones y trenes abarrotados, y luego no podamos actuar más que para aforos muy reducidos. La cultura ha demostrado hacer las cosas tan bien, como que no ha habido un solo contagio en teatros y auditorios. Esta disfunción hace que muchos conciertos no se pueden hacer, porque no se amortizan gastos y eso conlleva miles de familias, sin ingresos. Todos los cuadros técnicos y muchos artísticos están a cero ingresos. Los ministerios implicados deberían ampliar los aforos.
Un sueño por cumplir
No perder la salud y la creatividad, con eso ya estoy sobrado.
Ahora mismo se encuentra de gira, presentando este nuevo trabajo y aquí se pueden consultar todos los conciertos, siendo el siguiente en San Fernando, Cádiz, el 29 de noviembre y de ahí en adelante.