-Luis, 50 años en la música, ¿Qué balance haces?  

-Y setenta en la vida -Responde Luis Pastor- 

Así comienza la charla con Luis Pastor, que hoy mismo cumple 70 años, y al mismo tiempo 50 años de carrera profesional. Él data su carrera discográfica desde la publicación de su primer disco a los veinte años, porque realmente nos cuenta y recuerda con añoranza sus inicios a los 16 con su guitarra en mano, su aliada más fiel durante todo este tiempo.  

Desde hace muchos años el cantautor trabaja independiente, bromea con la palabra indie de hoy en día, nosotros llevamos siendo independientes mucho tiempo antes. Sí nos cuenta que, desde el disco anterior, La paloma de Picasso, está trabajando conjuntamente con Altafonte, quien lleva la parte digital y venta de discos físicos y edición, pero siguiendo los derechos de autor de él mismo, algo que reivindica por encima de todo. Incluso estando con multinacionales los cantautores siempre hemos sido seres libres, nosotros tenemos nuestra propia estrategia, que no es otra que nuestro propio ser y nuestra manera de estar en la vida, por lo menos en mi caso.  

Lo importante en un creador ya mayor, primero es no haberse rendido y segundo haber sido capaz de crear su propia obra con un recorrido, que está ahí y estará para quienes quieran acercarse a ella.  

Artista curtido con la censura, luchador desde los años setenta por la libertad en la que creía, nos habla de las cortapisas de sus comienzos, de la vigilancia de las letras, de los conciertos, de los títulos de los propios discos, y de cómo sobrellevaban esa situación: con la fuerza de la palabra y la canción. Ahora admite que la censura es totalmente distinta, pero que sigue existiendo a nivel económico. Si ahora mismo no salgo en algún medio es porque mi sello no pone anuncios, es una censura más sibilina y también ideológica, pero sobre todo económica.  

Extremadura fado ha sido un regalo. Un hallazgo, un encuentro, algo mágico. Yo siempre en enero hago un propósito de crear algo nuevo, con la rutina de mirarte en el espejo de la hoja en blanco de cada día y saltar al abismo de rellenar esa página. Realmente es como han nacido todos mis trabajos. Pero los tiempos nuevos han influido, el WhatsApp hizo que escribiera cartas de amor por este medio para enamorar a una muchacha. Esto sucedió durante 20 días y como si tuviera dieciséis años paso por todos los estados del amor, desde la pasión, el desengaño, la ausencia, la despedida… vivo como un tobogán pensando en ello como algo mágico, sin nada físico, casi místico. Esta locura me lleva a tener la esencia para este disco: el deseo de enamorar y de que te quieran. Todo ello durante la época de confinamiento. 

Admite que este disco ha sido como cerrar un círculo. Que, en 50 años de profesión, vuelva a sus orígenes, a su tierra con el fado, aunque ya lo hubiera abordado en otros discos, ha sido mágico para él. Para Luis Pastor el fado es copla, es tierra y le ha llevado a lo que ha formado parte de él tanto emocional como creativamente.

A sabiendas que ya ha cantado a su tierra con anterioridad, aquí llega desde otra emoción, desde otro sentimiento que le ha hecho recordar de dónde viene. Nos enumera trabajos previamente dedicadas a su pueblo: «Flor de Jara», «Soy», es la canción que mejor me cuenta: un extremeño en Madrid, «La flor del cerezo». Ya me estaba acercando a mi tierra, a ese lazo invisible que te une y que te vio nacer. Extremadura fado es el disco que yo le leía a mi tierra y creo que he sabido contar en alguna de las letras o en el poema que he escrito y he sabido pellizcar el alma del ser extremeño. Es un disco especial, diferente, donde no hay ideología, aunque el sexo y el amor también es ideología, aunque no tan evidente. No tengo un disco donde no tenga canción protesta, pero este disco de amor es transversal, es algo que nos pilla a todos.

Jorge Bianciotti

Escuchando el disco se pueden sacar los amores a los que canta Luis Pastor, a la persona que quiere conquistar, a su tierra y a su madre, a quien canta en «Te doy las Villuercas». Efectivamente no hay canción reivindicativa política, pero como cuenta y canta Pastor el encierro nos ha hecho mirar y apreciar la naturaleza y mirar todo con otros ojos, y eso está implícito en las trece canciones de «Extremadura fado«, además de buscar la memoria de la tierra y las raíces, poniendo todo ello en valor.

La mayoría de los cantantes hoy en día estamos en las fronteras de todas las músicas. La tecnología nos ha acercado a muchos géneros, pero es verdad que el disco de la niñez propio acaba saliendo.

El diseño del disco es muy llamativo, dice que siempre lo hace con Lourdes, su pareja. Pero en esta ocasión dice que ha contado con la colaboración de Javier Fernández de Molina, extremeño, a quien conoce desde hace tiempo, y que ha pintado sus libros y discos desde los años ochenta. La portada está realizada expresamente para el disco, pero el disco está sacado del último trabajo de Javier Fernández de Molina, 2000 figuras de cerámica y han sacado las fotos a 14 platos, que como dice Luis: adorna cada página y el disco.

Dice haber aunado la Morna y el Fado, no ahora, ya desde hace discos, pero aquí más y le gustaría que esa unión se perpetuara en el tiempo y espacio de las fronteras de su tierra y Portugal, y que más cantantes siguieran ese sendero musical.

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